ARTE

Almas de tela y óleo

Viena celebra los 100 años de la irrupción del
grupo de Kandinsky y Klee
Mónica Fokkelman, Viena
08/02/2011

Defendieron el color y echaron mano a todas las formas del arte tanto realistas como abstractas porque todas expresaban, según decían, la necesidad interior del artista. Pero el cuerpo humano desnudo matizado por la lascivia de unos genitales todavía tabúes, no formaba parte de su lenguaje.

Por eso, rechazaron en 1911 la admisión de Egon Schiele, que en aquellos años se encontraba en pleno éxtasis artístico.

Der Blaue Reiter (el Jinete Azul), creado en 1911, fue un grupo expresionista que buscó otro lengueje artístico, ya fuera en el simbolismo metafísico animal de un Franz Marc, en las fantasías de color de August Macke o en el mundo mágico de Paul Klee... para desembocar en las abstracciones musicales y matemáticas de Wassily Kandinsky.

Fue precisamente un cuadro de este pintor ruso llamado 'El Jinete Azul' (1903, foto) el que dio nombre a este grupo de artistas que también dio cobijo a Gabriele Münter, pareja de Kandinsky durante años, Alexei Jawlewsky, Marianne von Werefkin, Paul Klee y Lyonel Feininger, entre otros. Todos compartían el mismo objetivo: descubrir ese mundo invisible del alma.

Cuando se cumple el primer centenario de 'El Jinete Azul', el Museo Albertina de Viena brinda un homenaje al grupo que con el lema "el color es la tecla y el alma el piano", fue el puntal del arte expresionista aléman junto a sus colegas de 'Die Brücke' durante los primeros años del siglo XX.
La muestra, compuesta de unas 200 obras, la mayor parte acuarelas o trabajos sobre papel, tiene a un gran protagonista: Kandinsky que en su afan de plasmar las inconscientes vivencias interiores, traza la linea libre acompañada por color y forma.

En los trabajos de su amada, Gabriele Münter, el contorno negro que abraza el color hace desaparecer la perspectiva. A su lado, Paul Klee persevera en un único objetivo: el de convertir lo invisible en visible, el de ver los sonidos y de oir los colores.

La abstracción de Alexei Jawlensky, la melancolía y soledad de Marianne von Werefkin y la armonía de Franz Marc, expresan el interior de cada uno de los artistas que vieron como la Primera Guerra Mundial "apagaba los colores" y "tapaba los sonidos".

http://www.elmondo.es/