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ESPAÑA

La Guardia Civil alerta de webs falsas que aprovechan el desastre en Japón para recaudar donaciones


El Grupo de Delitos Telemáticos lanza un aviso porque los estafadores en la Red afloran cuando acaece un desastre que motiva la solidaridad planetaria

Hasta Japón «viaja» hoy el Grupo de Delitos Telemáticos de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil española para lanzar una alerta de posibles webs falsas que afloren aprovechando el «tirón» solidario que atraviesa el planeta después del tsunami y terremoto que engulló parte del arhipiélago nipón el pasado viernes. Los agentes expertos en fraudes y estafas por internet hablan de que cada vez que tiene lugar un desastre natural de este tipo un maremoto sacude la Red de redes: "Aprovecharse de la solidaridad humana para enriquecerse".

El grupo de la Guardia Civil recuerda que en internet se esconde gente "sin escrúpulos y principios", de los que nos olvidamos sobrecogidos por las "imágenes de la devastación como la ocasionada por el tsunami asiático". "Nos puede la solidaridad humana y nos olvidamos de estar alerta, de que existen, en internet, desaprensivos que solo miran sus intereses particulares y el lucrarse, aunque sea a costa de la desgracia ajena".

«Bajamos la guardia»
«Precisamente porque saben que bajamos la guardia, ellos aprovechan para construir el engaño. En torno a las palabras ayuda, solidaridad, tsunami, terremoto y Japón ya se han registrado cientos de dominios que darán lugar a cientos de páginas. ¿Para qué? Pues esperemos que la mayoría para ayudar a las víctimas de Japón. Pero mucho nos tenemos que más de una será para enriquecerse algún "sinvergüenza" de la Red, por no llamarle de otra forma", escriben en la web de alertas de la Guardia Civil los expertos de delitos perpetrados en los procelosos tentáculos de internet.

Ante la duda, no donar
Recuerdan los agentes cómo ya sucedió algo similar en el anterior tsunami de Polinesia, con el terremoto de Haití y con el desastre del huracán Katrina en EE.UU.

Entre las recomendaciones para que con ocasión de la nueva tragedia en Japón eso no se repita, la Guardia Civil señala que "aunque al usuario le parezca que son más directas las ayudas que se publicitan en determinadas páginas, aunque se identifiquen como la más importante y seria ONG del mundo, aunque utilicen la identidad de Naciones Unidas, de la Iglesia o del Gobierno que turno, antes de enviarles dinero", hay que pensar: "¿Puede ser una web falsa para llevarse mi dinero?". Si dudamos, lo mejor para nuestros bolsillos es que la solidaridad no salga de ahí.

http://www.abc.es/
Una red de satélites dará Internet
de bajo coste a media humanidad


Rosario G. Gómez, Madrid
19/02/2011

Internet se prepara para dar el gran salto a los países pobres. Una red de tecnología avanzada y de envergadura planetaria ofrecerá cobertura de banda ancha a unos 3.000 millones de personas. Bautizado como O3b Networks (Other 3 billion, otros 3.000 millones, la mitad de la población mundial), el proyecto para conseguir un Internet global se basa en el lanzamiento de una constelación de satélites en órbita ecuatorial que llevarán la señal desde Nicaragua hasta Nueva Zelanda, pasando por Brasil, Nigeria, Siria, Etiopía o India.

En 2010 se calcula que unos 2.000 millones de personas tenían conexión a la Red. Pero una gran parte de la población internauta se concentra en América del Norte, Europa y Japón. El Sur vive de espaldas a la Red. El sistema para recortar la brecha digital consiste en llevar a los países emergentes o en vías de desarrollo que todavía no han entrado en la sociedad de la información grandes canutos troncales de Internet a través de satélites.

Los primeros ocho artefactos se lanzarán en 2013. Una sucesión de antenas activas irá atrapando la señal de un satélite a otro y una red de telepuertos instalados en distintos puntos del planeta permitirá bajar esos gigantescos canutos de Internet a distintas zonas del planeta.

Uno de esos telepuertos estará ubicado en el sur de España (previsiblemente en Andalucía), desde donde se canalizará la distribución de la señal hacia buena parte del continente africano. Otras bases se instalarán en las islas del Pacífico, América del Norte y del Sur, el Mediterráneo oriental, Oriente Próximo y Australia.

Después serán los operadores de telecomunicaciones locales los que redistribuirán la señal a los usuarios, un proceso que se llevará a cabo, en la mayoría de los casos, mediante redes inalámbricas (Wimax o 4G, por ejemplo). Las cotas de cobertura de banda ancha a través de cable o ADSL en África o Latinoamérica están poco desarrolladas.

Abrir zanjas para trazar cableados a través de la selva se antoja una misión prácticamente imposible. Y la ineficiente infraestructura de líneas de telefonía fija (en Nigeria cinco de cada cien hogares no tienen acceso al teléfono) hace del satélite el método más eficaz y barato para conectar con la web y hacerlo con la misma calidad que ofrece la fibra óptica.

Con un presupuesto de 1.200 millones de dólares (880 millones de euros), O3b está impulsado por la Sociedad Europea de Satélites (SES), que aporta un 30% de la inversión, el gigante estadounidense de Internet Google, el banco SHBC y Liberty Global, entre otros. Como socio tecnológico, SES -la compañía que explota Astra- lanzará al espacio 20 satélites. Pero a diferencia de los que se utilizan, por ejemplo, para distribuir canales de televisión en Europa, no estarán situados en órbita geoestacionaria (a 36.000 kilómetros de altura) sino a 8.063, lo que les permitirá ganar en velocidad de transmisión al estar cuatro veces más cerca de la Tierra.

En los satélites de comunicaciones tradicionales, la señal tarda en subir y bajar unos 0,5 segundos. Con el sistema diseñado por O3b, que sitúa los satélites en una órbita intermedia, la latencia se reduce a 0,1 segundos. Esta nueva generación permitirá conexiones más rápidas y flexibles. Prestará servicio tanto a los operadores de telecomunicaciones, como a los proveedores de servicios de Internet.

O3b permitirá recortar la brecha digital entre un Norte acostumbrado ya a coexistir con el iPhone, el iPad y las tabletas electrónicas y un Sur que vive al margen de las tecnologías de la información y la comunicación. "No tener acceso a banda ancha tiene consecuencias económicas y sociales", dice José Luis Gárate, director de desarrollo de Negocio de Astra. "La gran ventaja del satélite es la cobertura y la simultaneidad. Puede llevar señal a miles de millones de personas. Es la única infraestructura que cubre el territorio de manera homogénea y con la misma calidad de servicio", explica Gárate.

Fundada por Greg Wyler, O3b puede hacer posible que millones de personas de más de 150 países emergentes entren en el mundo digital y se conecten, a bajo coste y alta velocidad con el resto del mundo. El sueño del Internet global.

Con parabólica y sin censura
Además de participar en el proyecto O3b como socio tecnológico, Astra ha desarrollado su propio sistema para llevar banda ancha por satélite a Europa, África subsahariana y Oriente Próximo. A través del sistema Astra 2 Connect el operador europeo utiliza la llamada banda Ku, que es capaz de llevar la señal directamente al usuario.

Para acceder a Internet mediante este sistema se necesita una antena parabólica y un módem, equipamiento que ronda los 300 euros, una cantidad demasiado elevada para las economías medias del continente africano. Por eso este tipo de redes están siendo utilizadas preferentemente por hospitales, ONG y organismos gubernamentales.

El Astra 2 Connect está operativo en países como Costa de Marfil, Angola, Sudán, Tanzania, Kenia o Somalia. "Desde Los Monegros o desde Guinea Ecuatorial, los usuarios tienen un acceso transparente a Internet", explica Astra. En este caso no es necesario que un operador nacional entre en juego para redistribuir la señal.

Esta tecnología proporciona conexiones de banda ancha sin restricciones, ya que no se ve afectada por las limitaciones de las redes terrestres. Al no depender de ningún operador local, se podrían sortear incluso los bloqueos de Internet que intentaran aplicar los Gobiernos de turno. "Sería muy complicado establecer procesos de censura. Estaría solo en nuestras manos, y eso nunca lo haríamos", dice Astra.

La compañía tiene previsto utilizar próximamente para estos servicios la banda Ka, que permitirá ampliar la cantidad de usuarios que puede engancharse a la Red y, al mismo tiempo, aumentar la velocidad del servicio. Las velocidades más lentas son convenientes para mensajes de correo electrónico, navegación web o intercambio de documentos de negocios, mientras que los archivos de vídeos necesitan más capacidad.


El desequilibrio digital

- Cada segundo se envían alrededor de tres millones de correos electrónicos en todo el mundo.

- El año pasado, 2.000 millones de personas contaban con conexión a Internet. La mayor parte de los usuarios se concentra en los países desarrollados. En el continente africano solo existe una conexión por cada mil ordenadores.

- En Corea del Sur la velocidad de conexión media es de 17 megas por segundo. En las islas Cook se puede tardar hasta 10 minutos en enviar un simple e-mail.

- El 80% de los alumnos de Estados Unidos cuentan con un ordenador como apoyo en su educación. En Brasil únicamente hay conexión a Internet en uno de cada diez colegios.

- Todos los hogares de Andorra tienen acceso a fibra óptica. En Nigeria, el 95% no tienen siquiera línea de teléfono.

- El flujo diario de SMS supera el número de habitantes del planeta (más de 6.000 millones), pero todavía hay un 20% del territorio sin acceso a señal de telefonía móvil.

- Aunque los mercados emergentes son cada vez más influyentes en la economía global, en muchos de estos lugares hay deficiencias para acceder a la sociedad de la información.


Se lanzarán 20 satélites que se colocarán en órbita ecuatorial

El proyecto costará 880 millones de euros y empezará a funcionar en 2013
http://www.elpais.es/
Echan de un convento de Toledo
a «Sor Internet»


María Jesús Galán llevaba 35 años (foto) dedicada a la vida de clausura en Santo Domingo el Real. Recibió un premio de la Junta por digitalizar el Archivo y es seguidora de las redes sociales, que llevan «echando humo» desde ayer

Valle Sanchez
20/02/2011

«Hoy me han echado del monasterio. Hay unas keniatas que me han hecho la vida imposible. La envidia ha jugado mala pasada y han ganado ellas. Hoy fue el delegado de vida religiosa y junto con la priora y otras dos monjas han decidido que yo me marchara para que quedaran tranquilas las keniatas. No tienen vocación, pero vienen a coger dinero para las familias...».

De esta forma María Jesús Galán, más conocida como «Sor Internet», anunciaba en su Facebook este martes que había su sido expulsada del convento en el que ha vivido más de 35 años. Fuentes del Arzobispado de Toledo rehusaron pronunciarse a ABC sobre este asunto, que calificaron de «vida interna» de la comunidad.

La noticia ha revolucionado las redes sociales y «sor Internet» está recibiendo cientos de mensajes de apoyo desde todos los lugares del mundo. Hoy comentaba en su perfil, en cuyo muro ha colgado una imagen con una lágrima, que había ido al Sepecam (el INEM castellano-manchego) a apuntarse para encontrar cuanto antes un trabajo.


María Jesús Galán, que cumplió 54 años el pasado día 1 de enero, recibió en 2010 la Placa al Mérito Regional durante el acto oficial del Día de Castilla-La Mancha por trasladar las nuevas tecnologías a su convento de Santo Domingo el Real, fundado en el siglo XIV. Tras esta sorprendente expulsión, «sor Internet» podrá conocer Londres y Nueva York, uno de los sueños que no iba a poder cumplir cuando se le preguntaba por su vida monacal.

El Gobierno regional reconoció en mayo los méritos de «Sor Internet» en su labor de catalogación de documentos y libros de la biblioteca conventual, la introducción de tecnologías en un ambiente tradicional y la contribución a su difusión por la red.

En una de sus múltiples entrevistas con motivo de este premio, María Jesús Galán decía sentirse «muy orgullosa de ser monja de este convento» y que se sentía plenamente realizada como religiosa. Ha estado 24 años al frente del archivo y, gracias a su constancia y desvelos logró vencer la resistencia de algunas de sus compañeras para comprar un ordenador.

Con las nuevas tecnologías llegó el despertar del archivo porque con él vino la informatización del archivo, su digitalización y posterior difusión por la red universal. El archivo, que consta de 119 libros y más de 3.000 documentos, hoy está totalmente catalogado y prácticamente digitalizado. Sor Internet también cuidaba en el convento de «Dominguito», el reloj que se instaló en Santa Domingo el Real en en 1735 y que recientemente fue recuperado por el relojero Bienvenido Sánchez.

www.abc.com/
TECNOLOGÍA

No hay más direcciones de internet...
¿Y ahora qué? 

Hoy se han entregado las últimas direcciones IP a las agencias que las distribuyen en el mundo. En Europa se acabarán en verano. El nuevo protocolo, IPv6, va con retraso. Así hemos llegado a este punto de no retorno

J. F. Alonso, Madrid
03/02/2011

Hoy se han entregado las últimas direcciones
El anuncio de esta tarde suena apocalíptico, y de hecho cambiará la estructura de internet, aunque los usuarios y muchos operadores aún no hayan percibido la magnitud del problema. La Agencia de Asignación de Números de Internet (IANA) ha entregado hoy simbólicamente, en un acto celebrado en Miami, las últimas direcciones IP disponibles en el mundo (en la práctica, las concesiones se enviaron vía mail hace un par de semanas). A Europa le tocan 16,6 millones. No hay más. No habrá más. Al final del verano se habrán acabado, y será inexcusable la puesta en marcha de un nuevo protocolo, el IPv6, más seguro e inagotable... "IPv6 es crucial para el mundo", ha dicho Paul Wilson, director general de APNIC, organización encargada de asignar IPs en Asia y en el Pacífico.

Los padres de internet, entre ellos Vint Cerf, nunca pensaron que su experimento para universidades pudiera tener un fin tan próximo. El protoco IPv4 (Internet Protocol versión 4) tenía un máximo de 4.300 millones de direcciones IP. En su momento debió parecer una barbaridad, pero pronto, hace unos quinces años, los expertos se dieron cuenta de que no iban a ser suficientes. De hecho, hace tiempo que se agotaron. Internet funciona en los últimos años con una «trampa» llamada NAT, Traductor de Direcciones de Red, que, en resumen, quiere decir que pocos usuarios tenemos una IP propia, o que el router engaña a internet con una sola dirección para múltiples conexiones en las empresas o en las universidades.

El sistema NAT también llega a su fin, por una limitación física y porque, además, es poco seguro, debido a que dificulta las conexiones extremo a extremo, el conocido p2p. Una videoconferencia con Skype entre dos usuarios, por ejemplo, se vuelve insegura cuando, para que funcione, necesita ocupar ancho de banda de un tercero (hay que tener en cuenta que todos los usuarios de Skype aceptamos compartir el ancho de banda cuando descargamos el programa).

De hecho, Skype destina un alto porcentaje de su presupuesto a salvar los problemas de NAT, lo que probablemente les impide asignarlo a otras campos más relacionados con el desarrollo y la innovación. Y algo parecido les ocurre a otras muchas compañías y proyectos que han frenado su desarrollo por la falta de direcciones IP, como es el caso del negocio de la domótica. La conexión de cualquier aparato de la casa con internet, y su manejo, requerie direcciones propias, algo que se ha vuelto una tortura cara e imposible.

Tras el anuncio de esta tarde queda claro que «se acabó lo que se daba». No hay más direcciones IPv4. Y tiene que entrar en juego el nuevo protocolo, IPv6, desarrollado en los últimos años, en muchos casos de forma altruista, por unos cincuenta expertos en el mundo, entre ellos los de la empresa española Consulintel, coordinados por Jordi Palet.


IPv6: más de 340 sextillones de direcciones

El nuevo protocolo IPv6 tiene 340 sextillones de direcciones, un número que casi no se puede pensar, y que en teoría será inagotable para el futuro, no solo para los ordenadores, sino para lo que se llama «el internet de las cosas». Cada aparato, bombilla, nevera... de casa o de la empresa podrá estar conectado a la red, y ser manejado desde cualquier lugar, sin problemas de seguridad, con conexiones extremo a extremo.

Desde 2002 ya hay direcciones IPv6 funcionando, aunque hasta que las operadoras no actualicen el sistema, tendrá abundantes fallos de conexión (hasta un 1 por ciento de los intentos). El 8 de junio, declarado el día IPv6, los grandes de internet (Google, Facebook...) intentarán sensibilizar a los usuarios y a las empresas de la necesidad de apostar definitivamente por el nuevo protocolo y de implementarlo antes de que la realidad nos atropelle. Será un test global, con todas las cartas sobre la mesa. 

IPv4 y IPv6 convivirán durante un tiempo, aunque nadie sabe cómo irán de rápidas las cosas. Es posible que, en 2014, el 80 por ciento del tráfico fluya ya con el nuevo protocolo, aunque también es posible que las operadoras de algunos países se duerman en la adaptación, y nos acerquemos al vértigo del colapso de la Red, un miedo parecido al que ocurrió en el cambio del milenio. Entonces quedó en nada. ¿Ahora?

PROTECCIÓN DE DATOS

'No existe un derecho global a enlazar, se acepta por
sus beneficios implícitos'

El presidente de la AEPD defiende el 'derecho a ser olvidado' en Internet 

Considera que Google tiene responsabilidad al difundir masivamente datos 

Pablo Romero, Madrid
19.01.2011
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Protección de Datos y Google mantienen un pulso sobre la responsabilidad de todos nuestros datos que circulan por la Red. Ahora la Audiencia Nacional tendrá que decidir hasta qué punto el buscador ha de retirar contenidos de sus índices y cachés a petición del dueño de esos datos. Es decir, deberá decidir qué papel tienen los buscadores en el 'derecho a ser olvidado' de los ciudadanos.
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El llamado 'derecho al olvido' o el 'derecho a ser olvidado' no tiene, curiosamente, una definición concreta. Según el director de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), Artemi Rallo, "se trata de un concepto que está adquiriendo cuerpo últimamente, y que no es más que una ampliación tanto del derecho de cancelación de datos como del derecho de oposición, pero en Internet".
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Es decir, "se trata de un derecho preexistente, que en nuestro país tiene regulación desde el año 92". "En los últimos años", prosigue Rallo, "el fenómeno de Internet ha singularizado este derecho a este entorno". La Red, de hecho, tiene sus propias "peculiaridades, no sólo en la eliminación de datos, sino por el efecto expansivo, global y eterno de los mismos".
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La responsabilidad de los datos publicados en Internet queda delimitada, sobre todo, por la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información (LSSI). Rallo recuerda que se trata de una reponsabilidad compartida entre, por un lado, el sitio web que efectivamente los publica y, por otro, el buscador".
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"No existe un derecho global a indexar información en Internet, lo que sucede es que es aceptado por los beneficios implícitos", afirma.
"Si una orden de retirada o suspensión -ya parta de un juez o de la propia AEPD- no es cumplida, siempre que sea técnicamente posible, también genera una responsabilidad", puntualiza Rallo.
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'Derecho a ser olvidado'
¿Es posible 'desaparecer' en Internet hoy en día? Para Artemi Rallo, "esto es cada vez más difícil, pero es posible minimizar el alcance de unos datos concretos". Y puntualiza que "el problema no es que existan unos datos en un sitio web concreto, sino el efecto de los motores de búsqueda, especialmente el monopolio 'de facto' Google, que difunde esos datos urbi et orbe".
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Y pone el ejemplo de una persona que teclea su nombre y se encuentra enlazado en el buscador el enlace a una sentencia condenatoria de hace años, una multa, un induslto tras una causa judicial... Hechos de un pasado que vuelven al presente y pueden perjudicar a esa persona en la búsqueda de un trabajo o, en general, afectar a su reputación. "El buscador, para bien o para mal, hace accesible esos datos a cualquiera", comenta Rallo.
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"Si los datos aparecen en un sitio web, se solicita su retirada y se cancelan, pero pueden darse supuestos como que esa publicación esté amparada por otros derechos, como el de la libertad de expresión -caso de los medios de comunicación- o bien que la publicación de esos datos esté amparada por ley, que es lo que sucede con lo publicado en los boletines oficiales", apunta Rallo.
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"En esos casos, pedimos a Google que haga lo posible para eliminarlos de sus índices, en la medida que permita el estado actual de la tecnología", añade.
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Problema creciente
La solicitudes de tutela por parte de los ciudadanos a Protecciópn de Datos en asuntos relacionados con el 'derecho a ser olvidado' han ido creciendo vertiginosamente de año en año. Así, en 2007 sólo hubo tres, en 2008 hubo 18, la cifra aumentó en 2009 a 57, y ya eran 31 entre enero y mayo de 2010, según datos facilitados por la propia Agencia
Al ser un problema que aumenta tan rápido, Rallo no cree que las medidas que se están tomando para proteger el derecho de los usuarios a controlar sus propios datos en la Red sean suficientes. "A medida que todo esto crezca más y más, cada vez serán más los ciudadanos que demanden su 'derecho a ser olvidades' en Internet".
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"El problema es que en Internet se llega tarde siempre que hablamos de garantías; muchos de los servicios que tienen un enorme éxito, y no sólo buscadores, sino también redes sociales, por ejemplo, no han sido diseñados en origen para garantizar una efectiva protección de datos", afirma Rallo, y añade: "Cuanto antes de desarrollen los marcos legales y las tecnologías de protección de datos, mejor".


¿Está internet alterando nuestro cerebro? 
Algunos expertos cren que la Red mata la capacidad de reflexión y fomenta los errores y el aprendizaje superficial 
27.08.2010
¿Está internet alterando nuestro cerebro? Ésta es la pregunta que se hace el escritor norteamericano Nicholas Carr en un libro titulado 'The Shallows', en el que analiza cómo el cambio de hábitos de la sociedad digital no sólo está matando la capacidad de reflexión, contemplación y paciencia del ser humano, sino que está alterando profundamente su estructura cerebral.
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Un artículo publicado hace unos días en el rotativo británico 'The Guardian' ha analizado el título de 250 páginas de este autor, quien en 2008 ya había publicado en prensa un artículo titulado '¿Está Google haciendonos más estúpidos?'
A juzgar por el análisis realizado en su libro, su respuesta parece ser afirmativa. Para Carr, la "cacofonía de estimulos" proveniente de la Red ha hecho aumentar "la lectura insustancial, el pensamiento rápido y distraído y el aprendizaje superficial", en contraste con la era del libro en la que las personas eran animadas a ser contemplativas e imaginativas.
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Este cambio acaecido desde hace pocos años ha llevado nuestros cerebros a 'recablear' sus circuitos. .Una tesis secundada por un trío de psiquiatras de la Universidad de Los Ángeles (UCLA) que escanearon los cerebros de nativos digitales y nuevos usuarios de Internet para comprar su actividad cerebral.
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Mensajes de texto, principal amenaza
Este experimiento encabezado por el doctor Gary Small, autor del libro 'iCerebro: sobreviviendo a la alteración tecnológica de la mente moderna', apuntó una diferencia entre los dos grupos. En el córtex prefrontal dorsolateral del cerebro, un área encargada de gestionar la memoria de corto plazo y la toma de decisiones, los novatos apenas mostraron actividad alguna, frente a los altos niveles de actividad registrada en los usuarios online más activos.
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Aunque el descubrimiento más sorprendente no llegó hasta una semana después, cuando comprobaron que, tras cinco horas de navegación en la Red, el cerebro de los 'novatos digitales' mostraba el mismo circuito neuronal que el de los internautas más avanzados. Este experimiento demostró la rápida maleabilidad y sensibilidad del cerebro ante los avances tecnológicos realizados por el hombre.
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Volviendo al libro escrito por Nicholas Carr, 'The Guardian' recoge que este autor considera a la mensajería instantánea y a los mensajes de texto pricipales amenazas de la creatividad humana, mientras que apunta que la multitarea "no es una forma eficiente de hacer las cosas", ya que se realizan "más errores" por la tendencia de hacer las cosas a mayor velocidad y sin demasiada atención. Por estas razones, el autor estadounidense recomienda combatir los efectos "malignos' de la tecnología en el cerebro "tratando de equilibrar el tiempo offline y el online".
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«Recableo» de circuitos
La tesis de Carr sobre los efectos negativos de internet en el cerebro tiene un firme oponente en el profesor de la Universidad de Londres Andrew Burn quien, en el mismo artículo, replica que el 'recableo' de los circuitos neuronales "ocurre cada vez que alguien aprende algo", por lo que es imposible determinar qué senderos neuronales son buenos y cuáles son malos". Por ello, y de momento, la influencia de las nuevas tecnologías en la estructura del cerebro humano es algo que sólo el tiempo podrá determinar.

They've shaped the internet, but can designers save the newspaper?

 

We can see design thinking at work in web phenomena such as Facebook, Twitter and YouTube, but the predicament of printed news remains an unsolved problem

 

23.12. 2010

In the 1850s, a New York publisher announced that newspapers were dead: he had seen a telegraph in action. In fact, the immediacy of the telegraph made people much hungrier for news from hundreds of miles away, and proved a major catalyst in the growth of newspapers.
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The telegraph story is told by Arthur Sulzberger Jr, the publisher of the New York Times, in a new book called Designing Media. His interlocutor is Bill Moggridge, the man who designed the first laptop in 1980, went on to found IDEO, the largest design firm in the world, and is currently the director of the Cooper-Hewitt National Design Museum in New York. Sulzberger is one of 37 people that Moggridge interviews in the book, from editors and TV producers to the founders of Wikipedia, Facebook, YouTube and Twitter. It's a veritable Who's Who of the people who have revolutionised media in the last decade.
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Reading the interviews (excerpts of which you can also download and watch on video), I had one question at the front of my mind: what, exactly, is the relationship between design and the media revolution we are experiencing? Or, to put it another way, why is this book – which contains many fascinating insights into the way media work, some of them design-related but most of them not – entitled Designing Media? I didn't find the explanation in the book, so I called up Moggridge to ask him. His answer was simple: because media is a form of design. In fact, he argued, everything is a form of design.
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To be honest, I suspected he would say that. Most people may still think that "design" refers to manufactured objects – chairs, telephones and cars – but designers have become far more expansive in their worldview. They now design customer experience and services, from internet banking systems to patient flow in a hospital.
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Businesses are rapidly latching on to the notion of "design thinking" – the idea that the creative problem-solving used by designers can be applied outside of traditional design – as a means of becoming more effective. Moggridge himself is a paragon of the designer dissolving the boundaries of his discipline. He is the godfather of interaction design, which started out as the design of electronic interfaces but now refers to the design of any form of user experience, from navigating a BlackBerry to paying at a checkout.
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From there, it takes no great leap of imagination to understand media as design. After all, many of the new media moguls are software designers. Indeed, Chad Hurley, the founder of YouTube, started out as a graphic designer (probably the only graphic designer in history to become a billionaire). I buy the argument that design thought processes can be applied to almost anything – whether that means we call those things "design" is a semantic discussion we'll save for another time. But I find it easier to understand the argument in relation to new media rather than traditional media.
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It doesn't seem far fetched at all to describe social networking platforms such as Facebook and Twitter, and user-generated content sites such as Wikipedia and YouTube as forms of design.
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Wikipedia's Jimmy Wales actually describes what he does as "community design". It sounds like a form of social engineering, but what he means by the phrase is that Wikipedia is not just an anarchic piece of crowd-sourcing: it's a carefully designed eco-system. If people are going to work on an encyclopedia for free, you have to create the conditions in which they're willing to do so, by giving them recognition and not profiting from their labour.
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It was important to Wales to make Wikipedia an open system, and so it was designed around the principle that most people are honest and well-intentioned, rather than making it a closed shop to exclude the few bad apples who want to write false or slanderous entries – in truth, he tried the closed system first with Nupedia and it failed.
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Yet, while it's true that anyone can write or edit an entry on Wikipedia, everything there is carefully monitored. It's often described as "democratic", but Wales himself thinks of it more as a monarchy, with the writers overseen by moderators who are in turn overseen by the king – King Jimbo, as he's known. So the design aspect isn't just how the website looks, it's how users create the content.
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Immediately you can see how different design rules suggest different ideologies. Like Wales, Facebook's Mark Zuckerberg is also fixated on the idea of openness. He fervently believes that designing a platform for people to share personal information helps make the world a more open place. And he found that making things human – "just seeing someone's face" – works best.
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It could have all looked like email, with its Spartan text-only interface that betrays its origins in the military. But it doesn't. It's designed to make people feel more present, and engaged with a community rather than an individual. Moggridge is right to suggest that the secret to Zuckerberg's success – you may have seen him on the cover of Time this month – lies in having designed a social network where there is no layer of technology getting in people's way.
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However, here's the question. We all know that the media are in a turbulent state of flux, but in what way does reading the situation as "design" help? Is it just semantics, down to the fact that the word "design" is just so malleable? Paola Antonelli, senior design curator at New York's Museum of Modern Art, doesn't think so. She recently predicted in the Economist that in the near future designers would be involved in everything from science to politics. She sees design as the uber-profession, with a skill-set that transcends all boundaries. "For a simple reason: one of design's most fundamental tasks is to help people deal with change," she says.
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The design world is in confident mood, but for these predictions to come true the rest of the world needs to buy into the argument. If I was Arthur Sulzberger Jr, I'd be thinking about how designers could get me out of a massive dilemma that was costing my company hundreds of millions of dollars a year.
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There's only one reason why newspapers haven't yet gone the way of the telegraph and that's because they still make about 20 times more advertising revenue than websites. If you were to grant Sulzberger just one wish, I have no doubt that he would reply: I wish someone would design a way for us to make as much advertising revenue from the website as we used to make from the newspaper.
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Banner ads? Forget it. The fact that you can't give over most of a webpage to an ad the way you could a printed page is simply because we've all been conditioned by the early days of the web when everything was free. There's a design challenge that everyone's trying to crack.
A favor de las descargas, Madrid 
El derecho es una convención social

Javier De  La Cueva *
23.12.2010

Cuando el 12 de abril de 2010 la Oficina de Contabilidad del Gobierno de los Estados Unidos publicó su informe sobre los efectos económicos de la piratería, ningún medio de comunicación nacional se hizo eco de la noticia, a pesar del contenido jugosísimo del informe. Cuando el Ministerio de Cultura señala que actualmente las industrias culturales nacionales suponen el 4,2% del PIB, tampoco los medios de comunicación han reparado que en ese 4,2% están incluidas la radio, la televisión, la prensa y las revistas; esto es, por poner simplemente tres ejemplos de alta Cultura: el fútbol, Tele 5 y la paquetería de los quioscos.
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Para proponer alternativas de regulación normativa se ha de trabajar con datos ciertos y si la Oficina de Contabilidad del Gobierno norteamericano afirma que la metodología seguida en los informes de la industria del entretenimiento es falsa y nuestro Ministerio de Cultura nos intenta colar gato por liebre, disponemos entonces de pocas herramientas.
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A la inexistencia de datos económicos ciertos se suma un problema de eficacia del Derecho: el canal útil para llevar a cabo infracciones de derechos de propiedad intelectual resulta hallarse protegido por el derecho fundamental del secreto de las comunicaciones. La industria, lógicamente y para obtener una rentabilidad de sus activos, propone el sacrificio de este derecho humano, lo que es inadmisible desde el mundo de los valores.
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Este contexto de falsedad de cómputo económico y de imposible eficacia del Derecho no es novedoso. En los años sesenta del siglo pasado los usuarios realizaban copias en sus domicilios mediante las musicassettes. El Derecho es una convención social y la sabia decisión legislativa del siglo pasado fue la de no criminalizar a los ciudadanos por el uso de la tecnología cotidiana a su alcance, imponiendo a quienes se lucraban de las copias (los fabricantes de equipos, aparatos y materiales de reproducción) un precio a pagar, parte en favor de los autores y parte en favor de la industria, convalidándose todas las copias.
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No deben ser tiempos de posiciones dictatoriales, sino de reflexión ante cambios profundos. La regulación actual debería seguir los mismos principios del siglo pasado: convalidación de los usos de la tecnología cotidiana, no criminalización de los ciudadanos y pago a cargo de quienes se están lucrando económicamente de una forma directa: los que venden conexión.

* JAVIER DE LA CUEVA es abogado especialista en derechos de autor

El final del imperio del inglés

 

Nicholas Ostler vaticina la decadencia de la última lengua franca. El estudioso afirma que el nacionalismo lingüístico y el desarrollo tecnológico acabarán con última lengua franca de la Historia de la Humanidad

22.12.2010
El arameo, el persa, el fenicio, el griego, el latín (por supuesto), el árabe, el francés hasta hace un par de generaciones... Todos fueron alguna vez el idioma global del momento, el idioma de idiomas, esa segunda lengua que hablaba todo el mundo y con la que todo el mundo se entendía. Lo mismo que representa el inglés para nosotros, para que nos entendamos.

Y ahora, también la universalidad del inglés está tocada. Eso, al menos, afirma el historiador británico Nicholas Ostler en su nuevo ensayo, 'The last lingua franca: English until the return of Babel' (Walker & Company). Y ese título lo entendemos todos con nuestro 'global english' de andar por casa, ¿verdad?.

La tesis de Ostler está expuesta en la edición de la revista 'The Economist' de esta semana: a pesar del enorme éxito del inglés, su condición no ha trascendido más allá de la de segunda lengua. Mil millones de personas lo hablan, pero 'sólo' 330 milllones lo tienen como idioma nativo. Y la cifra está estancada. En amplias regiones de África y en países como Sri Lanka, su uso va a menos. Y en los Países Bajos, donde, en un momento dado se planteó que el inglés fuera el idioma vehicular de toda la educación, el neerlandés ha sobrevivido.

O sea, que la creencia de que nuestros nietos serán todos hablantes nativos de inglés es falsa, ya que el resto de los idiomas del mundo se defienden bien. Ostler habla abiertamente de "nacionalismo moderno" para explicar ese fenómeno.

La segunda pata en su argumentación tiene que ver con el desarrollo de la inteligencia digital. ¿Cuál será la lengua franca que sustituirá al inglés? El chino, tan complicado para los extranjeros y fragmentado? ¿El español? ¿Hay alguna esperanza para el esperanto?

Frío, frío. La tesis de Ostler sostiene que no habrás máas lenguas francas, ya que los ordenadores harán de traductores en tiempo real. Por eso lo del Babel del título.
ACTA: recuo, eufemismos e
alternativas

por Antonio Martins
21.04.2010

Apareceu finalmente a 21 de abril, conforme se previa, a primeira versão pública do ACTA — o acordo internacional de restrição às trocas culturais e científicas que dezesseis países negociam em sigilo, desde 2007.

Nas últimas semanas, a pressão da sociedade civil tornou impossível manter a trama encoberta.

Numa época em que centenas de milhões de pessoas acostumaram-se a compartilhar ideias e bens imateriais pela internet, o acordo previa, nas versões sigilosas que vazaram, excluir da rede usuários que trocassem arquivos musicais; proibir os medicamentos genéricos; autorizar as policias alfandegárias a vasculhar notebooks e celulares, em busca de arquivos “não-autorizados”.

Negociado em segredo por governos e grandes corporações, devido à impopularidade da maior parte de suas cláusulas-chave, ACTA é a sigla, em inglês, de Tratado Comercial Anti-Falsificação. Por trás destas palavras, esconde-se uma tentativa de frear as novas formas — não-mercantis — de intercâmbio de produtos culturais e conhecimento.

Procura recompor a situação existente antes da internet, quando estas trocas (de música, vídeos ou notícias, por exemplo) requeriam obrigatoriamente um intermediário capitalizado (uma gravadora, um estúdio, um grande jornal).

Como tal intermediação tornou-se tecnicamente desnecessária, o acordo procura reintroduzi-la reprimindo, por meios jurídicos, a circulação direta. Para isso, recorre a medidas que ferem direitos fundamentais do ser humano.

A partir de março, com a aparição do que se preparava às escuras, formou-se rapidamente uma coalizão internacional de grupos da sociedade civil contra a ACTA.

Ela denunciou, em primeiro lugar, a absoluta falta de transparência nas negociações. As pressões pelo fim do sigilo acenturam-se às vésperas da 8ª rodada de negociações do acordo, realizada entre 12 e 16 de abril, em Wellington, Nova Zelândia.

Acuados, os países participantes divulgaram, na sessão final do encontro, uma nota oficial em que negavam parte das versões anteriores do acordo — e pediam mais cinco dias para encerrar o segredo.

Foi o que se deu em 21/4. O texto tem 39 paginas em inglês. Ao contrário das versões anteriores, já não contém, para cada tópico do possível acordo, as diferentes posições dos vários paises. Esta uniformização deve ter consumido os últimos cinco dias.

Também foram excluídos, como se previa, os aspectos que mais atentavam contra direitos e liberdades fundamentais. Diante do vazamanto de suas pretensões iniciais, e da forte reação a elas, os promotores do ACTA parecem ter realizado um recuo estratégico.

Abandonam momentaneamente parte de seus objetivos. Tentam livrar-se do repúdio ao caráter oculto de sua articulação. E, munidos de uma proposta menos rejeitada, procuram colocar-se em condições de retomar o debate.

Poucas horas depois de revelada a versão light da ACTA, já surgiram as primeiras análises, feitas pela coalizão de movimentos que combate o acordo. Uma delas é de autoria de Nate Anderson e está publicada no site Ars Technica. Embora breve, o estudo descreve o essencial.

As cláusulas que mais chocavam a opinião pública estão menos visíveis, mas permanecem na forma de subterfúgios. Um exemplo: já não constam do texto dispositivos como os do projeto de lei do senador Azeredo, que obrigavam os provedores de acesso à internet a tirar do ar usuários acusados (pelas empresas da indústria cultural) de violar propriedade intelectual.

Eles foram substituídos, porém, por cláusulas mais obscuras, que livram os provedores desta obrigação desde que… assumam compromisso com a “adoção e implementação de política para enfrentar ao armazenamento ou transmissão não autorizada de materiais protegidos por copyright”.

A análise de Nate Anderson parece confirmar a impressão que surgiu em 16 de abril, quando os países que negociam a ACTA anunciaram a breve publicação de sua proposta.

À época, o site francês Numerama (também empenhado em examinar criticamente a iniciativa secreta) sugeriu que a estratégia dos partidários do acordo é, agora, legitimar um ambiente favorável a suas pretensões de longo prazo — e construí-las passo a passo.

Isso implica desautorizar e substituir a Organização Mundial da Propriedade Industrial (OMPI), o organismo da ONU encarregado do tema.
Tais informações podem ajudar a definir uma contra-estratégia.

Uma das possíveis razões para a tentativa de desempoderar a OMPI é o fato de ela ter ensaiado, desde 2004, uma tentativa de rever — para melhor — as leis de propriedade intelectual. Lançado por Brasil e Argentina, este movimento institucionalizou-se na forma de uma “Agenda do Desenvolvimento”.

Em janeiro de 2010, por exemplo, na última série de conversações a respeito, o Brasil apresentou oficialmente uma proposta de “exceções aos direitos de patente e limitações à propriedade intelectual”.

A base do projeto é buscar um “reequilíbrio” entre os direitos dos detentores de propriedade intelectual e os do conjunto das sociedades.
A “Agenda do Desenvolvimento” tem sido acompanhada, com razoável regularidade, pelo “Observatório OMPI“, do site Cultura Livre, que publica textos de Pedro Paranaguá.

O exame de seu desenrolar poderia dar início a um processo semelhante ao que começou a se dar, no Brasil, como alternativa ao Projeto Azeredo.

Nesta hipótese, ao invés de apenas denunciar a ameaça da ACTA, parte-se para o contra-ataque — compreendendo e difundindo uma proposta de sentido democratizante.

A mobilização da sociedade civil pode, inclusive, resultar em avanços na proposta alternativa.

O debate em torno da ACTA e das respostas a ela tende a se estender por anos e ganhar espaço cresecente na agenda política mundial.

O recuo parcial dos promotores da proposta permite ganhar tempo. O surgimento, em curto prazo, de uma articulação internacional para defender a livre circulação de conhecimentos, cultura e comunicação demonstra que não há, no horizonte, apenas ameaças…

[Na Biblioteca Diplô, Dossiê ACTA - Além da exposição detalhada do projeto e de seus objetivos, há um conjunto de links para fontes nacionais e internacionais sobre o tema e para a rede de mobilização contra o acordo ]

http://diplo.org.br/