Mostrando postagens com marcador Artes plásticas. Mostrar todas as postagens
Mostrando postagens com marcador Artes plásticas. Mostrar todas as postagens
Un siglo de mujeres


La galería Setba de Barcelona invita a ocho artistas a hablar de género, identidad y libertad

Foto - 'Pixa't al llit' Marta Darder

La galería Setba de Barcelona, después de dedicar en septiembre un temático a los jóvenes, ahora propone una panorámica, a través de ocho artistas, al mundo de la mujer, que se interroga por la idea de género, el concepto de identidad y el anhelo de libertades.

En la muestra participan Colita, Marta Darder, Àngels Freixanet, Silvia Japkin, Roser Oduber, Montserrat Pérez Ramos,Esther Pi Gómez y Maite Travé.

Un siglo de mujeres es una exposición colectiva y multidisciplinar que se podrá visitar hasta el 30 de abril, y que combina fotografía, escultura y pintura, entre otras disciplinas. En las obras, muy diferentes entre ellas, se reflexiona sobre la maternidad, el paso del tiempo, las energías opuestas que se repelen y se necesitan a la vez, y, con metáforas de múltiples lecturas, se intenta huir de la banalización del cuerpo y la dignificación del ser humano, más allá de sus etiquetas, siempre insuficientes.

Entre las artistas que participan en la muestra, cabe destacar a Colita, célebre fotógrafa que retrató a los protagonistas de la Gauche Divine barcelonesa. Con una gran carrera a sus espaldas, con más de 40 exposiciones y 30 libros publicados, Colita ofrece una mirada, al mismo tiempo, a la marginalidad y la dignidad personal, con una serie de cuatro fotografías en blanco y negro. Sin esconder la crítica social, ni el humor, sus imágenes desprenden una mezcla de ternura y gestualidad, haciendo del retrato un documento que despierta sentimientos mucho más allá del cuadro de enfoque.

También mediante la imagen, Marta Darder, que viene del activismo cultural, nos propone un conjunto de autorretratos que acaban siendo una fotoescultura en forma de cruz con la que puede construirse una caja. Es, pues, una suerte de invitación al espectador a que acabe la obra, ya sea imaginando el cubo cerrado, o con otras formas, ampliando el horizonte creativo, sin quedarse en la mera observación pasiva.

Montserrat Pérez Ramos firma una de las piezas más sugerentes de Un siglo de mujeres, una serie de máscaras escultóricas que reflejan el problema de la incomunicación, la costumbre adquirida de no escuchar, no ver y no sentir. Una muerte, en vida, que relega a los protagonistas a la soledad en medio de la multitud, al estar rodeados y sentir la frialdad del vacío. Un anonimato que, al mismo tiempo, produce ciudadanos que no se responsabilizan de su entorno, ni de las acciones colectivas, de las que no participan ni dicen conocer.

En Un siglo de mujeres veremos, de esta manera, una reflexión sobre el olvido y la indiferencia hacia un género, pero también un interrogante mucho más amplio, que es el de todos aquellos que sienten, o han sentido, que su libertad no era definida, línea por línea, por ellos mismos. Sea por su sexo, su sexualidad, su color de piel, o por lo que se le antoje a este mundo para excluirlos de allí donde no les interesa que estemos todos, como masa crítica. Y como individuos con plenos derechos que, además, piensan y sienten.

www.lavanguardia.es/

THE DECONSTRUCTIVE IMPULSE



WOMEN ARTISTS RECONFIGURE THE
SIGNS OF POWER, 1973-1991


above - S arah Charlesworth
"Figures" from Objects of Desire I, 1983-84
Cibachrome with lacquered wood frame
42 x 62 inches
Courtesy Susan Inglett Gallery, NYC



This survey of leading women artists examines the crucial feminist contribution to the development of deconstructivism in the 1970s and ’80s.

As the term suggests, deconstructivism involved taking apart and examining source material, generally borrowed from the mass media, to expose the ways commercial images reveal the mechanisms of power.

Women had a particularly high stake in this kind of examination and were disproportionately represented among artists who practiced it.

The exhibition includes 68 photographs, prints, paintings, videos, and installations by 22 artists and one artist’s collaborative.

The artists include:
dith BarryDara Birnbaum
Barbara Bloom
Sarah Charlesworth
The Guerrilla Girls
Lynn Hershman
Susan Hiller
Jenny Holzer
Deborah Kass
Mary Kelly
Silvia Kolbowski
Barbara Kruger
Louise Lawler
Sherrie Levine
Adrian Piper
Martha Rosler
Cindy Sherman
Laurie Simmons
Lorna Simpson
Sturtevant
Carrie Mae Weems
Hannah Wilke

The Deconstructive Impulse will be accompanied by a fully-illustrated, 176-page, hardcover book that surveys the work of the artists included and places them in cultural and historical context. Co-published by the Neuberger Museum of Art and DelMonico Books•Prestel, it features essays by the exhibition’s curators Helaine Posner and Nancy Princenthal followed by texts by art historians Tom McDonough, Griselda Pollock, and Kristine Stiles.

The exhibition is co-curated by Helaine Posner, Chief Curator and Deputy Director for Curatorial Affairs at the Neuberger Museum of Art, Purchase, New York and Nancy Princenthal, art critic and former Senior Editor at Art in America.





Above left:
Dara Birnbaum
still from Technology/Transformation: Wonder Woman, 1978-79
Video, color, sound, 5 min., 50 sec.
Courtesy Electronic Arts Intermix (EAI), New York

Above right:
Laurie Simmons
First Bathroom, Woman Standing from
"Interiors," 1978
Cibachrome print, 3 1/2 x 5 inches
Courtesy of the artist


THE DECONSTRUCTIVE IMPULSE

Neuberger Museum of Art


www.neuberger.org/


Desnudita

Kathleen Rooney narra la experiencia de las modelos que posan en las academias


11.03.2011
Foto - Fragmento de 'El trabajo en mármol', de Jean-Léon Gérome, que actualmente se puede ver en el Thyssen.

La chica en bata sobre la tarima, la bata que cae, la chica que está desnuda, el profesor que pasea por el aula, los estudiantes de arte que la retratan, la luz que llega desde unos ventanales a la derecha... Parece la escena de una película antigua sobre artistas d elos años 20. Sin embargo, las sesiones de dibujo al natural siguen siendo parte del programa de la carrera de Bellas Artes y aún se pueden seguir en aulas como la del Círculo de Bellas Artes de Madrid.

Ahora, la novela 'Desnuda. Mi vida como objeto', de Kathleen Rooney (recién editado 'por Turner Noema) retrata esa escena clásica desde el otro lado, desde la experiencia de una chica a la que le encantan los museos y que, por una serie de casualidades, termina por ser la modelo de los aspirantes a artistas. Estos son cinco extractos de su experiencia.

"Sólo después de muchos años he sido capaz de decirle a mi madre a qué me dedico; antes me andaba con la mentira piadosa de que era ayudante de aula"

"Los primeros 30 segundos de desnudez son siempre los más crispantes, los más cargados d eelectricidad para mí y para los que me rodean, al menos cuando se trata de una clase o un artista que nunca me ha visto desnuda, que nunca ha trabajado antes conmigo. El mo0mento en que me quito la bata es un sobreasalto amable, una sorpresa, una especia de lavado de ojos, y ese instante es electrizante, mucho más vívido que los que lo preceden y los que han de venir después. Mi desnudez puede parecer irreal, como si fuese algo que en realidad no puede estar ocurriendo, como si esa persona, una desconocida, no pudiera de ninguna manera presentarse en pelota picada y permitir, además, que otras dibujen su cuerpo. Pero mi desnudez ntambién puede producir una sensación hiperrealista, como si esa misma persona fuese el objeto más tridimensional en el espacio".

"Muchas veces, cuando sólo estaba empezando tenía tantas ganas de complacer a la clase y a los profesores que adoptaba una pose especialmente ardua y no me movía ni un ápice hasta que terminaba el tiempo asignado. Los pies y las piernas, cuando ejecutaba una torsión atrevida, terminaban por dormírseme, y cuando me ponía en pie y bajaba de la tarima me caía vergonzosamente".

"Muchas veces, cuando sólo estaba empezando tenía tantas ganas de complacer a la clase y a los profesores que adoptaba una pose especialmente ardua y no me movía ni un ápice hasta que terminaba el tiempo asignado. Los pies y las piernas, cuando ejecutaba una torsión atrevida, terminaban por dormírseme, y cuando me ponía en pie y bajaba de la tarima me caía vergonzosamente".

"La Nelle comenzó a desnudarse el cinturón de la bata y lo mismo yo que todos los presentes vimos que mi compañera de sesión era una belleza. Se me encogió el corazón. Me doblaba la edad, pero tenía un cuerpazo fantástico, una piel de ébano, regular, tersa, sin arrugas. Había sido gimnasta en su juventud y conservaba los músculos con una gracilidad compacta, sinuosa, felina. Era, en todos los sentidos, todo lo contrario que yo. Me imaginé mi propio cuerpo, liviano, flacucho, bajo la bata prestada. Al lado suyo no era nada. Un tubérculo anémico, delgado atenuado, carente de autoridad, de su belleza imponente".

http://www.elmondo.es/

«Heroínas» y creadoras poderosas


El Museo Thyssen y la Fundación Caja Madrid alzan una «irreverente y provocadora» ciudad de las mujeres que confronta el trabajo de creadoras contemporáneas con el de grandes maestros

Miguel Lorenci, Madrid
11.03.2011

Durante siglos el papel de la mujer como creadora fue marginal. Ocupó, por contra, un papel primordial como objeto artístico y paradigma de la maternidad y objeto de deseo masculino.

En el último siglo las cosas cambiaron. La mujer creadora irrumpió en el mundo del arte con una inusitada y renovadora potencia. Del paso de una a otra situación, de la sumisión al arquetipo erótico y maternal fijado por los siglos al reciente y asalto de la mujer el centro activo de la creación se ocupa la muestra 'Heroínas', otro brillante fruto de la alianza entre el Museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid. Ambos han alzado una "irreverente y provocadora" ciudad de las mujeres mediante un centenar largo de piezas en una interesante batida por medio milenio de la historia del arte en la que los maestros del pasado (Goya. Tintoretto) y la modernidad (Degas, Rodin) contraponen sus trabajos con el de las creadoras de ayer y de hoy.

La exposición, incluida en el programa 'Ellas crean', se fija en las figuras de "mujeres fuertes", como anticipa la espectacular escultura 'Heroína' (1932) de Gastón Lachaise, que abre al muestra y advierte de por dónde van los tiros. Del papel pasivo de la mujer objeto saltamos al de las mujeres activas, independientes, desafiantes, inspiradas, creadoras, dominadoras, triunfantes que acceden un espacio vedado durante siglos. Figuras femeninas fuertes y muy diferentes de las mujeres seductoras o complacientes, vencidas o esclavizadas, pintadas y esculpidas durante centurias. "Ofrece contratipos a los modelos sumisos y pasivos tradicionalmente asociados a los estereotipos dominantes y complementarios durante siglos: imágenes alternativas al ideal conformista de la mujer madre y objeto de deseo erótico", resume Guillermo Solana, conservador jefe de Thyssen y comisario de 'Heroínas'.

Tomando para su título una palabra clave de la agenda feminista en las últimas décadas, la exposición se interesa por las imágenes que testimonian el "apoderamiento" (empowerment) de las propias mujeres de un terreno vedado durante siglos confrontada a la de patrón imperante. Algo que "nunca han abordado los museos históricos" según Solana. "Se trata de sacar al espectador del confortable y aburrido ámbito de la convención: provocar una chispa de comprensión y hacer que ponga en duda sus creencias y se distancie de un estereotipo dominante durante siglos", resume Solana.

Desde el Renacimiento

El ilustrativo paseo de 'Heroínas' recorre un amplio arco temporal, de la mitología griega a las imágenes subversivas de artistas feministas contemporáneas, de grandes figuras del cristianismo a anónimas lectoras de prensa. La exposición recorre una suerte de "ciudad de las mujeres" centrada especialmente en el ciclo de la modernidad, desde el siglo XIX hasta la actualidad, aunque se incluyan ejemplos muy diversos que se remontan al Renacimiento.

Con un orden temático, explora los escenarios y las vocaciones de las heroínas: la iconografía de la soledad de la mujer recluía en casa, el trabajo, la guerra, la magia, la embriaguez, el deporte, la religión, la lectura y la pintura. "No es una compilación de imágenes de mujeres sin columna vertebral" advierte Solana, reconociendo que en casi el 90% de los casos la presencia de la mujer en el arte "se reduce al estereotipo de la maternidad y objeto de deseo de la mirada masculina". "Frente a eso, buscamos mujeres activas, fuertes independientes en un sentido amplio" insiste.

La "irreverente y provocadora combinación" reúne 120 obras de una extensa panoplia de personajes femeninos de índole muy diversa y de épocas muy distintas. Figuras míticas como Penélope e Ifigenia; Artemisa y Atenea; bacantes ebrias y ménades furiosas; Atalanta, la mujer más rápida del mundo; cazadoras y atletas, arqueras y culturistas; Juana de Arco y otras vírgenes guerreras; amazonas y valquirias; las magas Circe y Medea; Santa Catalina de Alejandría, que convirtió a cincuenta filósofos paganos, y Santa Eulalia, crucificada como Jesús; Safo de Lesbos; María Magdalena leyendo o Santa Teresa levitando.

Insumisas

Los arquetipos alimentados por varones contrastan con la visión de unas creadoras insumisas en un arco de tres siglos, de Artemisia Gentileschi a Frida Kahlo y otras grandes creadoras del siglo XX. Artistas vivas y en plena efervescencia creadora, como Marina Abramovic, Kiki Smith, Mona Hatoum, Julia Fullerton-Batten, Rineke Dijkstra p Pipilotti Rist cuyas obras aparecen junto a ilustres antecesoras, como Mary Cassat, Lee Kassner, Nancy Spero, Angelica Kauffmann, Maruja Mallo, Berthe Moriso. Sus trabajos en todo tipo de soportes, vídeo, foto, pinturas o carteles, contrastan con el formato pictórico convencional de las piezas de mitos de la historia del arte como Caravaggio, Tontoretto, Rubens, Rembrandt, Goya, Delacroix, Pissarro, Degas, Rodin, Munch, Nolde, Malevich o Hopper o Robert Mapplethorpe.

Sin orden cronológico, en cada capítulo de la muestra se yuxtaponen obras de distintas épocas, lenguajes y géneros para reflexionar sobre qué cambia y qué permanece a través de esas diferencias. En cada uno de los seis apartados una o varias voces de grandes mujeres artistas responden a las imágenes creadas por sus ilustres colegas varones.

En la casa del Alhajas la estrella es 'La entrada de Juana de Arco en Orleans' (c.1887), un monumental lienzo de Jean-Jacques Scherrer de casi cuatro por cinco metros prestado por el Musée des Beaux-Arts de Orléans. Ha viajado a Madrid enrollado y ha sido restaurado e instalado en tiempo récord. Esta segunda sede de 'Heroínas' acoge la sección dedicada al autorretrato con piezas memorables de Sofonisba Anguissola o Frida Khalo.

http://www.abc.es/
 ARTE

Jasper Johns

El Instituto Valenciano de Arte Moderno acoge una gran retrospectiva del artista norteamericano Jasper Johns, el eslabón perdido entre el expresionismo abstracto y el pop




Marta Moreira, Valencia
05/02/2011
Foto - Rober Solsona - «Flags» (1987). Las banderas son muy representativas en Jasper Johns

A pesar de su evidente influencia en las corrientes pictóricas posteriores a la segunda mitad del siglo XX, no es cosa frecuente encontrar en Europa una exposición monográfica dedicada a Jasper Johns (Allendale, Carolina del Sur, 1930). Más insólito resulta todavía contemplar en un mismo espacio la evolución del artista norteamericano durante los últimos cincuenta años, plasmada en todo tipo de formatos y técnicas, productos de un espíritu investigador infatigable y perfeccionista. Es por esto que la exposición «Jasper Johns. Las huellas de la memoria», que hoy se inaugura en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), es sin duda uno de los acontecimientos culturales de la temporada.

Como indica la comisaria, Martine Soria, el montaje de esta muestra ha sido en cierto modo una carrera de obstáculos, debido principalmente a las reticencias de algunas de las entidades prestatarias y de algunos «coleccionistas pusilánimes». La National Gallery of Art de Washington, el Whitney Museum de Nueva York, el Centro Pompidou de París y la Tate Gallery de Londres son algunos de los centros que han contribuido con sus obras a este proyecto.

Cifras y letras
A pesar de las trabas iniciales, el museo valenciano puede vanagloriarse de haber sido capaz de reunir algunas de las piezas que revisten mayor valor sentimental para el artista, como aquellas procedentes de los sucesores del prestigioso galerista neoyorquino Leo Castelli —que fue su descubridor—, la de la colección Sonnabend o la cedida por la Fundación Robert Rauschenberg.

De hecho, Jasper Johns —que no asistirá hoy a la inauguración, pero que sí viajará a Valencia el próximo 27 de marzo para recoger el Premio Julio González que le ha concedido el IVAM— ha prestado en primicia absoluta una escultura en bajorrelieve de aluminio, ejecutado en 2007, que no había sido presentada antes al público.

Bien nutrida con un centenar de obras datadas desde 1954 hasta la actualidad, esta retrospectiva se centra especialmente en la introducción de símbolos tipográficos en las pinturas, grabados, litografías y aguafuertes del artista, un tema recurrente en toda su trayectoria debido a su enorme fuerza alegórica.

Como elementos del lenguaje que sirven para enunciar el mundo, los números y las letras del alfabeto sirven a Johns para subrayar el rechazo de sus cuadros hacia cualquier tipo de mensaje manifiesto. Reconcentrado en la pintura desde un punto de vista materialista, relativizando el poder del contenido, el autor norteamericano le propinaba el último estacazo al expresionismo abstracto, que a finales de los años cincuenta ya vivía una progresiva decadencia.

En su representación de lugares comunes, como banderas y dianas, no hallamos rastro del ego del artista, ni preocupación alguna por transmitir emociones o compartir mundos interiores, como hacían Mark Rothko, Willem de Kooning o Jackson Pollock. Por el contrario, en la elección de elementos de la cultura popular y la conversión de las pinturas en objetos o «ready-mades» sí vemos las mimbres de un pop art primigenio.

Esta afrenta contra la abstracción lírica y el expresionismo abstracto puede parecer paradójica al visitante, que observa las capas libres de color y los emborronamientos empleados en muchas piezas, que dan a entender una libertad de gesto y una espontaneidad tan solo aparente, puesto que tras las pátinas añejas de sus lienzos se oculta un proceloso trabajo artesanal y una reivindicación del antiguo y lento procedimiento de la pintura a la cera.

La imperfección en Jasper Johns es siempre voluntaria.

Aunque en ella abundan los lienzos de gran tamaño, los collages y los encaustos, esta exposición —que podrá visitarse hasta el 24 de abril— incide particularmente en la obra gráfica de Jasper Johns, donde éste sometía un mismo tema pictórico a distintas técnicas de estampación, desde la tinta china hasta la plancha de cobre, las litografías o las serigrafías, siguiendo la estela de admirados maestros como Matisse o Picasso.

El arte como objeto
Otro de los aspectos clave en la pintura de este hito del arte norteamericano es la distancia que siempre ha querido imponer entre pintura y representación, entre el objeto y aquello que lo nombra. De ahí la obsesión por aplicar gruesas capas de pintura y dotar a los lienzos de una tercera dimensión jugando con el papier mâche, el yeso, el vidrio o el bronce. Jasper Johns podía ser un enemigo de la abstracción, pero tenía claro que la pintura debía liberarse de lo que en el siglo XIX hacía de ella un arte de imitación. Así como su idea del arte como objeto es fácil rastrear hasta nuestros días, debemos buscar también en los objetos manufacturados de Marcel Duchamp la razón de la fascinación de Johns por el «ready-made».

Como eslabón entre el declive del expresionismo abstracto y el advenimiento del pop art, Jasper Johns es una figura imprescindible del arte del siglo XX, como lo fueron también sus amigos Frank Stella, Cy Twonbly y Robert Rauschenberg, todos ellos reconocidos también en años anteriores con el Premio Julio González del IVAM.

A sus 81 años, Johns sigue en activo, dedicándose de forma casi monacal a la investigación artística, y fiel a su perfil de artista austero, de vida reservada y poco dado a las apariciones públicas.

El éxito fulgurante de un chico del Sur
Criado en el sur de Estados Unidos, Jasper Johns se traslada en 1949 a Nueva York, donde ingresa en una escuela de arte comercial. Posteriormente fue destinado con el ejército a Japón, donde permaneció hasta 1952. Ya de vuelta en Nueva York, conoció a Robert Rauschenberg y John Cage, quienes le pusieron en contacto con el coreógrafo Merce Cunningham y Marcel Duchamp. El éxito comercial y de crítica le llegó a los 28 años, tras su primera exposición en la galería Leo Castelli, en la que Alfred Barr, director del MoMA, adquirió un cuadro icónico, «Flag» (1954-1955).



Tate Gallery Biography

Jasper Johns born 1930, American painter and printmaker, forerunner of Pop art, who uses commonplace emblematic images such as flags or numbers as the starting-point for works of great richness and complexity. Born in Augusta, Georgia, and grew up in South Carolina. Studied at the University of South Carolina for about 1 1/2 years when he received his first formal training in art, then moved in 1949 to New York. Two years military service, part of the time in Japan. From 1952 lived in New York, supporting himself until 1958 mainly by working in a bookstore. Friendship from the mid 1950s with Rauschenberg, the dancer Merce Cunningham and John Cage. Made his first 'Flag', 'Target' and 'Number' paintings in 1954 and 1955 his first one-man exhibition at the Leo Castelli Gallery, New York, in 1958 won him immediate recognition. Since 1960 has also made nearly 300 lithographs, etchings, screenprints, and embossed paper and lead reliefs. Director of the Foundation for Contemporary Performance Arts since 1963 and Artistic Adviser to Merce Cunningham and Dance Company. Lives in New York.


Target with Plaster Casts, 1955
Mixed media
51 x 44 in
Private collection


Ale Cans, 1964
Lithography
Private collection



Souvenir, 1970
Color lithograph on paper
sheet: 31 x 22 3/4 in. (78.7 x 57.8 cm)
Smithsonian American Art Museum, Washington D.C.


Flags I, 1973
screenprint on J.B. Green paper
69.9 x 90 cm (27 1/2 x 35 7/16 in.)
The Nation Gallery of Art, Washington D.C.



Diana, 1974
Encaustic on canvas
155.5 x 135..5 cm
The Seibu Museum of Art, Tokyo, Japan

Untitled, 1999
Color aquatint, spitbite aquatint, sugarlift aquatint, etching, and photogravure on wove paper
plate: 46 x 67.5 cm (18 1/8 x 26 9/16 in.)
sheet: 58.3 x 79.7 cm (22 15/16 x 31 3/8 in.)
The National Gallery of Art, Washington D.C.



Untitled, 2000
Color linoleum cut on wove paper
image: 40.4 x 27 cm (15 7/8 x 10 5/8 in.)
sheet: 57.15 x 42.55 cm (22 1/2 x 16 3/4 in.)
The National Gallery of Art, Washington D.C.

html://seculoprodigioso.blogspot.com
MIGUEL ÂNGEL SE INSPIRÓ
EN BURDELES PARA
PINTAR LA CAPILLA SIXTINA

El genio renacentista encontró inspiración en las «stufa», según asegura la estudiosa Elena Lazzarini en un artículo publicado en medios italianos

12.11.2010
Tela - Uno de los frescos de la Capilla Sixtina

El genio renacentista Miguel Ángel Buonarroti se inspiró en varios burdeles italianos para pintar algunos de los modelos que forman parte de los frescos de la Capilla Sixtina, asegura la estudiosa Elena Lazzarini en un artículo que publica hoy el diario italiano "Corriere della Sera".
.
Según la experta, era frecuente que los artistas renacentistas italianos acudieran a las llamadas "stufa", baños públicos similares a un burdel donde a menudo se ejercía la prostitución, para estudiar a modelos que después serían representados en sus obras.
.
Una fuente de inspiración presente en la producción de muchos artistas de esta época, desde Leonardo a Bronzino, pasando por el propio Miguel Ángel. Según Lazzarini, muchos de los beatos y condenados que forman parte de los frescos de la Capilla Sixtina son retratados en situaciones obscenas.

"Un condenado, por ejemplo, es conducido al infierno agarrado por los testículos y entre los beatos se producen besos y abrazos ambiguos, claramente de naturaleza homosexual", explica la estudiosa. Lazzarini añade que "los cuerpos masculinos, muy viriles, que componen la pintura del Juicio Final corresponden con la apariencia física de peones y cargadores retratados durante el trabajo, con los músculos tensados y con el cansancio y el esfuerzo reflejados en sus rostros".
.
La imponente escena del Juicio Final, de 3,7 por 12,2 metros, fue pintada por Miguel Ángel entre 1536 y 1541 para decorar la pared que se encuentra tras el altar de la capilla. Según la estudiosa italiana, fue en los baños públicos de la capital italiana donde Miguel Ángel se inspiró para decorar una de las joyas del Vaticano.
.
Lugares de promiscuiad
Estos espacios eran numerosos durante el siglo XVI en Italia y, en particular en Roma, explica Lazzarini, y en ellos, además de realizarse tratamientos de belleza y de hidroterapia, "había estancias más apartadas, lugares de promiscuidad y de prostitución masculina y femenina".
.
Referencias que se encuentran también en obras de otros artistas renacentistas como Leonardo o Bronzino, según la experta. "Era una opinión muy común en aquella época el considerar que aquella fisonomía correspondiese a un ideal físico y emocional. Y estos modelos no eran sólo cosa de Miguel Ángel, los encontramos a partir de Leonardo en varios trabajos y están presentes también en la obra de Bronzino", añadió Lazzarini.
http://www.abc.com/

ARTES PLÁSTICAS

Arthur Bispo do Rosário



Arthur Bispo do Rosario
Vassoiras
Madera, goma, pelos. 130 x 80 x 13 cm.

Arthur Bispo do Rosario

como é que eu devo fazer um muro

Cemento, madera, vidrio. 12 x 50 x 6 cm.

Arthur Bispo do Rosario

Manto da Apresentação

Tejido e hilo. 118. 5 x 141 x 20 cm.


Arthur Bispo do Rosario

Planeta paraizo dos homens

Plástico, madera, tejido.


Arthur Bispo do Rosario

Roda da Fortuna

Madera, metal, plástico, tejido

www.proa.org/exhibiciones/pasadas/inconsciente/salas/id_bispo_1.html


Paul Klee


Museu em homenagem a Paul Klee é inaugurado em Berna
O Centro Paul Klee tem a difícil tarefa de explicar um pintor que preparou o terreno para a arte moderna, mas que considerava, ele próprio, incompreensível.

Klee não é apenas difícil de ser entendido como artista, mas também como pessoa. Apesar de ter tido nacionalidade alemã, é considerado um pintor suíço. Se, de um lado, levava uma vida boêmia, de outro, vivia como um pequeno-burguês.

Apresentamos uma viagem
através da vida,
tempo e obra de Paul Klee

Roteiro
Um homem "made in Switzerland"
Paul Klee (1879-1940) permaneceu cidadão alemão até a sua morte, mesmo sendo completamente "made in Switzerland".

Um bernês, mas não um artista suíço
Paul Klee faleceu antes de conseguir ser naturalizado suíço. Possivelmente graças a isso, o seu espólio ficou intacto na capital suíça.

Na pista do avô
O único neto de Paul Klee, Alexander Klee, nasceu na Bulgária em 1940, ano da morte de seu avô.

Paul Klee e Bauhaus
Quando Paul Klee assumiu suas atividades como professor na Escola Bauhaus em Weimar, em janeiro de 1921, ele já era um renomado pintor da vanguarda artística da época.

Um romântico racional
No catálogo de sua primeira grande exposição individual, em 1914, Paul Klee define o seu estilo como "Romantismo frio".

As cores dos olhos e da alma
Um dos elementos mais importantes na obra de Paul Klee é a cor. No início, ele lidava com as cores apenas sob uma perspectiva teórica. Mais tarde, porém, ele descobriu também a qualidade emocional das cores.

...

Paul Klee permaneceu cidadão alemão até a sua morte, mesmo sendo completamente "made in Switzerland". Ele nasceu e cresceu no cantão de Berna, na Suíça, para onde retornou assim que o regime nazista assumiu o poder e o proibiu de exercer o cargo de professor catedrático na Alemanha.

Klee nasceu a 18 de dezembro de 1879 em Münchenbuchsee, na região de Berna. Sua mãe, Ida Frick, era suíça, e seu pai, Hans Klee, era alemão. Paul tinha uma irmã três anos mais velha do que ele. Como filho de pai alemão, sua nacionalidade permaneceu alemã.

Artista precoce
Reza a lenda que sua avó materna, suíça, foi quem o encaminhou às artes ao lhe dar de presente, aos três anos de idade, papel e lápis de cor. O próprio Klee afirmaria mais tarde que a sua viagem pelo mundo das artes começou nos seus primeiros anos de vida. Ele chegou a catalogar alguns desenhos da sua infância entre as suas obras.

O jovem Klee observava atentamente o mundo ao seu redor, pintava paisagens bernenses e carregava consigo um caderno de rascunhos quando ia visitar parentes ou quando viajava com seu pai pela Suíça.

Quando não estava desenhando, tocando violino ou escrevendo poemas, Klee freqüentava o ginásio no centro da cidade de Berna. Longe de ser um aluno exemplar, Klee passou nos exames finais, em 1898, com a nota mínima.

Mais tarde, escreveria em seu diário: "Eu queria abandonar os estudos no penúltimo ano, mas meus pais não permitiram. Eu me sentia como um mártir. Só gostava de fazer coisas que não eram permitidas na escola: desenhar e escrever."

Seus pais tinham a esperança de que ele se tornasse músico, mas Paul tinha outros planos. Dois meses depois do exame de madureza, Paul deixou a sua cidade natal para estudar desenho em uma escola particular em Munique, na Alemanha.

A volta
Klee permaneceu quatro anos no exterior. Neste período, sua vida mudou radicalmente. Ele concluiu seus estudos de Belas Artes, conheceu aquela que seria sua futura esposa, noivou e viajou pela primeira vez para a Itália.

Em 1902, ele retornou a Berna, voltando a morar na casa de seus pais. Para se sustentar, ele dava concertos como violinista e escrevia crítica de peças de teatro para jornais. Também desenhava muito neste período.

Entre 1903 e 1905, Klee deu dois passos importantíssimos para o seu desenvolvimento artístico. Primeiro, passou a fazer estudos em cobre, criando um ciclo de 11 gravuras.

Segundo, ele desenvolveu uma nova técnica, na qual desenhava com agulha sobre um pedaço de vidro preto de fuligem. Com esta técnica realizou quase 60 desenhos.

Um ano mais tarde, Klee deixava a Suíça pela segunda vez. Casa-se com a pianista Lily Stumpf, alemã de Munique, e passa a viver com ela na capital da Baviera.

Mas ele nunca abandonou Berna completamente. Depois do nascimento de seu filho Felix, em 1907, Klee passava vários meses por ano com o filho na casa de seus pais, enquanto Lily dava aulas de piano em Munique, para ajudar no sustento da família.

As cartas de Paul deste período mostram que ele gostava de estar em Berna. Seus pais cuidavam do pequeno Felix, e assim ele conseguia se dedicar inteiramente ao trabalho.

Outra volta ao lar
Depois de quase 30 anos no exterior, Klee retorna à Suíça em dezembro de 1933, mas desta vez não exatamente de livre e espontânea vontade. Os nazistas tinham assumido o poder na Alemanha e não havia mais futuro para Klee por lá.

Klee, que nessa época já era um artista de renome e ganhava bem com a venda de suas obras e seu salário de professor catedrático, passou, de uma hora para outra, a ser considerado indesejável na Alemanha.

Os nazistas o classificaram de “artista degenerado" e retiraram todas as suas obras dos acervos públicos da Alemanha. Paul e sua família fugiram para a casa dos seus pais, na Suíça.

Sem o ambiente artístico, a boemia e o estímulo intelectual a que estava acostumado, Klee sentia-se muito isolado na provinciana Berna.

Passados alguns meses, Klee e Lily mudaram-se para um apartamento na rua Kistlerweg, no arborizado bairro de Elfenau. Em dias de céu claro, eles podiam ver os picos dos Alpes da varanda de seu apartamento.

Uma sala do apartamento era chamada de “sala de música da Lily", outra de “ateliê de Paul". Nos poucos anos de vida que lhe restavam, Klee realizou, nesse apartamento, mais de 2700 obras.

Neste período, Klee tentou várias vezes obter a cidadania suíça, mas sempre em vão. Na primeira vez que a cidadania lhe foi negada, alegaram que ele não satisfazia os critérios de permissão de domicílio. Ele não chegou a ver o fim do segundo processo de naturalização.

Doença e Morte
Problemas de saúde somavam-se ao seu sentimento de isolamento. Com fortes dores de estômago, Klee perdia muito peso e sofria de dermatosclerose, uma doença das fibras colágenas da derme que endurece a pele e reduz a sua flexibilidade e mobilidade. No final da vida, ele mal conseguia engolir os alimentos e sofria de incontinência uninária.

Os médicos da época não conseguiram diagnosticar a sua doença. Hoje sabe-se que Klee sofria de esclerodermia, uma doença auto-imune incurável.

Após o seu retorno a Berna, em 1933, Klee esteve internado em diversos sanatórios e veio a falecer a 29 de junho de 1940 em uma clínica em Locarno-Murano, no cantão do Ticino.

Com isso, o seu processo de naturalização, cuja audiência já estava marcada, caducou.

Sua mulher, Lily, conservou a urna com as cinzas de Klee no seu ateliê, no apartamento da rua Kistlerweg, até a sua morte, em 1946.

Um bernês, mas não um artista suíço
Paul Klee faleceu antes de conseguir ser naturalizado suíço. Possivelmente graças a isso, o seu espólio ficou intacto na capital suíça. A venda das obras de Klee pelos seus descendenttes foi impedida por quatro dos seus colecionadores de Berna através da compra do acervo. O fato de Berna ter protelado a naturalização de Klee até ele morrer é, ainda hoje, alvo de críticas.


O Centro Paul Klee, inaugurado no dia 20 de junho na zona leste da cidade de Berna, representa "uma oportunidade única de resgatar a dívida da cidade para com Klee e sua família", afirma o ex-prefeito de Berna Klaus Baumgartner. Por outro lado, um centro como esse ficaria praticamente inviabilizado se Klee tivesse se naturalizado em vida.

Indesejável na Alemanha nazista
Após assumir o poder na Alemanha, em 1933, o partido nazista passou imediatamente a perseguir os representantes da arte moderna. O apartamento de Paul Klee em Dessau foi revistado pela polícia e pela SA.


Em seguida, os nazistas proibiram os pintores „degenerados" de trabalhar e suspenderam Klee de seu cargo de professor da Academia de Artes em Düsseldorf. A 23 de dezembro de 1933, Klee partiu com sua mulher para o exílio, de volta para Berna.

Exílio na terra natal
Embora Klee tenha nascido em Berna, estudado nessa cidade e aí esteja enterrado, seu pai, alemão, nunca se naturalizou suíço. Por esse motivo, o retorno de Klee à sua terra natal foi na condição de imigrante.

Logo após a sua chegada, na primavera de 1934, Klee entra com um pedido de naturalização, que lhe é negado por causa do Acordo de Berlim, de 4 de maio de 1933. Segundo esse acordo, cidadãos alemães só poderiam requerer a cidadania suíça após terem residido por cinco anos ininterruptos na Suíça.

Em abril de 1939, Klee entra com um segundo pedido de naturalização que é imediatamente examinado pelas autoridades. De forma semelhante ao que ocorria na Alemanha nazista, o confronto entre a arte tradicional e a arte moderna havia se acirrado também na Suíça. A arte moderna era desqualificada por estar supostamente vinculada à política de esquerda.

Morte antes da naturalização
Um policial anônimo apresentou ao chefe de Polícia do cantão de Berna relatórios secretos que formavam um dossiê. Nesses relatórios, ele advertia das más influências que o trabalho de Klee exerceria sobre a arte nacional, taxava-a de produto de um doente mental e, finalmente, contestava uma profunda ligação de Klee com a Suíça.

Apesar do relatório policial, Klee recebeu a confirmação oficial de entrada do seu processo de naturalização. Finalmente, ele podia requerer direitos civis em Berna. Após algumas audiências, as autoridades municipais fixaram a data de 5 de julho de 1940 para a decisão final sobre a naturalização de Klee. Paul Klee morreu uma semana antes desta audiência, ficando o seu caso, por este motivo, fora da pauta.

A viúva de Klee, Lily, permaneceu em Berna como cidadã alemã e, na mesma cidade, administrava o espólio de seu esposo. Em setembro de 1946 ela foi vítima de uma doença grave. Seu filho e único herdeiro encontrava-se a caminho da Alemanha, fugindo de uma prisão russa.

Liquidação impedida
Com a morte de Lily, todas as propriedades da família Klee bem como todo o espólio artístico do pintor seriam transferidos para Felix. O Acordo de Washington, realizado pelos Aliados e que a Suíça acabara de assinar, exigia a liquidação de todos bens de alemães residentes na Suíça.

Para evitar a liquidação do espólio de Klee, os colecionadores bernenses, Hans Meyer-Benteli, Hermann Rupf, Rolf Bürgi e Werner Allenbach, amigos do casal Klee, adquiriram, no dia 20 de setembro de 1946, dois dias antes da morte de Lily Klee, todas as obras do espólio artístico de Paul Klee e transferiram a coleção para a Sociedade Klee. Um ano mais tarde, esta sociedade criou a Fundação Paul Klee e alojou toda a coleção no Museu de Arte de Berna.

Reunidas 52 anos mais tarde
Em 1948, Felix Klee mudou-se com a família para Berna e quis fazer valer os seus direitos de herdeiro universal de todo o espólio. No final de 1952, após quatro anos de brigas na Justiça, Felix e a Sociedade Klee fecharam um acordo extrajudicial. O espólio foi dividido, mas as duas coleções permaneceram em Berna.

Graças à iniciativa dos herdeiros de Felix Klee, da Fundação Paul Klee e das autoridades bernenses, estas duas coleções foram reunidas agora no Centro Paul Klee.
por Nicole Aeby

...

Paul Klee e Bauhaus

Quando Paul Klee assumiu suas atividades como professor na Escola Bauhaus em Weimar, em janeiro de 1921, ele já era um renomado pintor da vanguarda artística da época. Sob o lema "Arte e Tecnologia - Uma nova Unidade", a escola pretendia, segundo a concepção de seu fundador, o arquiteto Walter Gropius, formar uma geração de artistas-artesãos.
Em um manifesto da Bauhaus, Gropius, que era simpatizante das idéias socialistas, escreveu que a escola iria "estabelecer uma corporação de artesãos sem a presunçosa divisão de classes, que tenta erigir um muro separando artesãos e artistas".

Seguindo a concepção de unir a formação artística à formação prática, os trabalhos nas oficinas da Bauhaus, nos primeiros anos da escola, eram coordenados conjuntamente por um artista plástico e por um mestre artesão.

Klee iniciou lecionando no ateliê de encadernação. Depois, assumiu a chefia da oficina de pintura em vidro e afrescos. Sua atividade como professor na Bauhaus obrigou-o a desenvolver e formular claramente as suas idéias sobre aspectos teóricos da pintura e da arte.

Anteriormente, ele havia desenvolvido suas reflexões teóricas a respeito da arte pricipalmente em seu diário e em cartas enviadas à sua esposa, a pianista Lily Stumpf, que viajava muito fazendo turnês.

Professor dedicado
Wolfgang Thöner, colaborador científico da Fundação Bauhaus, em Dessau, ressalta, em entrevista à swissinfo, que Klee era um professor muito dedicado. "Ele preparava suas aulas meticulosamente, até nos mínimos detalhes, como nenhum outro artista na Bauhaus fazia", diz Thöner.

A reação dos estudantes em relação ao professor Klee era muito variada. "A opinião dos especialistas em Klee é, porém, unânime em um aspecto: suas aulas constituíam um desafio intelectual de alto nível. Alguns de seus alunos não se adaptavam ao seu jeito. Muitos outros, entretanto, tiveram experiências valiosíssimas com Klee e aprenderam muito com ele", esclarece Thöner.

Outra característica típica de Klee era ressaltar constantemente que a sua maneira de abordar as questões não era a única possível. "Ele sempre revelava como tinha chegado a essa ou àquela solução. Ao contrário de alguns de seus colegas na Bauhaus, ele não era nada dogmático", acrescenta Thöner.

Sistemático
As teorias que Klee desenvolveu durante os anos em que trabalhou na Bauhaus eram, via de regra, claramente visíveis na sua obra. "Ele tinha um conceito de forma muito dinâmico e criava constantemente modelos que ele próprio acabava utilizando em suas composições quadradas", esclarece Thöner.

Há alguns indícios, porém, de que Klee nem sempre cumpria com suas obrigações de docente de maneira satisfatória. Tudo indica que às vezes ele faltava durante algum tempo às aulas, sem informar aos seus colegas ou alunos.

Seus colegas de Bauhaus constataram que, nestes períodos, era inútil insistir para que ele voltasse à escola. A postura de Klee fica clara na sua resposta a uma destas tentativas de fazê-lo retornar: "Em primeiro lugar e antes de mais nada, sou um artista na ativa."

Vida burguesa
Os anos passados em Dessau proporcionaram à família Klee uma vida confortável, com um ótimo salário, um emprego conceituado e uma casa ampla com um grande ateliê planejado pelo próprio Gropius. "Klee sempre quis levar uma vida burguesa, e o emprego em Dessau deu-lhe esta possibilidade por alguns anos", relata Thöner.

Klee tinha orgulho de seu título de professor catedrático na Bauhaus e dos privilégios de que gozava neste cargo. No final dos anos 20, quando a Bauhaus passou a ter dificuldades financeiras e Gropius lhe pediu que aceitasse uma redução de salário, Klee recusou. Ele era um dos mestres mais bem pagos da Bauhaus.

"É claro que era uma contradição: o incompreendido artista de vanguarda que fazia questão de gozar do reconhecimento burguês", acrescenta Thöner. Na sua opinião, Klee estava tão satisfeito em Dessau que, por ele, passaria o resto da vida lá.

Rachaduras e fendas
Mas esta confortável situação não duraria muito tempo. Tornava-se cada vez mais difícil para Klee conciliar seus ideais artísticos com a sua atuação na Bauhaus. Em 1928, Klee escreve à sua esposa Lily: "As exigências internas e internas são tão grandes que eu perco completamente a sensação de tempo. O peso na consciência me persegue."

Finalmente, Klee decidiu abandonar a Bauhaus. Em 1930, a Academia de Artes de Düsseldorf oferece-lhe um cargo que ele, um ano mais tarde, termina por aceitar. Sua família, que no início ainda permaneceu em Dessau, deveria juntar-se a ele em 1933. Mas os planos da família Klee foram abalados pelos acontecimentos históricos.

Em 1933, o nacional-socialismo assume o poder na Alemanha, e, para Klee, artista moderno, as perspectivas não são nada promissoras. Imediatamente após a troca do poder, a Academia recebe um novo diretor, explicitamente vinculado ao partido nazista alemão.

Poucos dias antes de sua família mudar-se para Düsseldorf, Klee é demitido da Academia de Artes sem aviso prévio. Depois de constatar que não tinha futuro na Alemanha nazista, a família Klee deixa o país em dezembro de 1933 e muda-se para a Suíça.


por Faryal Mirza

...

Um romântico racional

No catálogo de sua primeira grande exposição individual, em 1914, Paul Klee define o seu estilo como "Romantismo frio". "Se Jean-Auguste-Dominique Ingres criou uma ordem na ausência de movimento, eu quero criar uma ordem no movimento, mas sem aquele páthos", escreveu Klee.

Para melhor descrever o Romantismo abstrato, ou frio, de Paul Klee, consideremos uma obra-chave do Romantismo alemão: "O viajante junto a um mar de neblina", de Caspar David Friedrich, 1818.

A composição dinâmica entre nuvens, penhasco e neblina em uma região montanhosa reflete a comoção do ser humano diante da criação e de sua ânsia pelo eterno. A relação mística bem como a profunda relação entre a natureza e o homem aparecem também constantemente nos trabalhos de Paul Klee. Não em forma de paisagem real, mas como uma composição de formas geométricas e de setas.

" A arte não reproduz o visível,
mas, sim, torna visível " Paul Klee


O jovem Klee explicava que tematizava a morte e a ânsia pela morte, não como uma desistência definitiva da vida, mas como uma tentativa de atingir a perfeição. Tal afirmativa é fortemente influenciada pelo espírito do Romantismo tardio.

Conhecendo a tradição
Embora Klee tenha crescido em um período impregnado pelo Romantismo tardio alemão, que era contra a tradição acadêmica baseada na antigüidade greco-romana, sua relação pessoal com as obras dos clássicos da Antigüidade desempenhou um papel fundamental na sua formação. Com 20 anos recém completos, Klee foi para Roma estudar as proporções da arquitetura clássica.

Números e proporções 'mágicos’, também presentes na natureza (por exemplo, nas folhas e líquens que Klee colecionava), não eram para ele símbolos de frieza e distanciamento, mas, sim, expressão da vida e material de contemplação artística.

Para Klee, a arte dos clássicos era "uma base importante que todos os artistas modernos deveriam conhecer e superar, a fim de criar o novo", esclarece o historiador da arte Michael Baumgartner.

Em sua obra gráfica, Paul Klee foi influenciado principalmente por Francisco de Goya e pelo Expressionismo de James Ensor e de Alfred Kubin. Entre 1908 e 1912, em exposições em Munique, ele travou os primeiros contatos com as obras de Vincent Van Gogh, Henri Matisse e Paul Cézanne. Sobre o último, ele dizia tratar-se de um verdadeiro mestre da profissão, maior do que Van Gogh.

Criatividade orgânica
Sabe-se que Klee só chegou à pintura depois de muitos estudos e de muitos anos de experimentos - mal ou bem-sucedidos - nesta área. Fundamentais para a sua trajetória foram os seus encontros com Robert Delaunay, o mestre das cores, e, naturalmente, com August Macke, Franz Marc e Wassily Kandinsky.

Os fundadores do grupo "Der blaue Reiter" - O Cavaleiro Azul - defendiam um ideário semelhante ao seu. Após uma fase de isolamento mais ou menos voluntário, Klee passou a trabalhar junto com outros artistas, o que promoveu um grande avanço no seu desenvolvimento.

Para Klee, como Kandinsky, o artista tinha de encontrar a fonte de inspiração em si próprio, na criança que dorme no âmago do próprio ser, na criatividade inconsciente e expontânea.

A influência de Klee sobre outros artistas
Klee não fundou um movimento artístico próprio, a exemplo do que fez Kandinsky. Mas, mesmo assim, pode-se afirmar com certeza que todos os pintores posteriores a Klee, mais cedo ou mais tarde, estudaram a sua obra.

Seus seguidores mais diretos foram Fritz Winter, Willy Baumeister, Max Bill e Otto Nebel. "Vários artistas minimalistas, como Sol Lewit, seguiram as suas pegadas. Suas idéias influenciavam mais do que o seu estilo. Andy Warhol, por exemplo, estudou intensivamente os seus escritos; mas não se pode dizer que o trabalho de Klee o tenha influenciado", explica Michael Baumgartner.

Eram sobretudo as suas idéias - como o significado espiritual da busca artística ou a paz meditativa e poética que ele via associada ao trabalho artístico e à contemplação da arte - que inspiravam estes artistas. "Os surrealistas consideravam Klee um dos seus. Picasso o admirava muito", complementa Baumgartner.

Picasso também defendia a opinião de que toda criança é um artista e que o artista deveria simplesmente esforçar-se a vida inteira para voltar a ser esta criança. Era o que Klee defendia. Entre as personalidades que muito influenciaram o trabalho de Klee encontra-se, entre outros, o seu próprio filho Felix.

Quando jovem, Klee era quem cuidava da casa e do filho, enquanto a sua esposa, que era pianista, fazia concertos e dava aulas de música no exterior. Até neste aspecto, Klee estava muito à frente do seu tempo.

...

As cores dos olhos e da alma

Um dos elementos mais importantes na obra de Paul Klee é a cor. No início, ele lidava com as cores apenas sob uma perspectiva teórica. Mais tarde, porém, ele descobriu também a qualidade emocional das cores.

"A cor me possui [...] Eu e a cor somos um [...] Sou pintor", escreveu Klee em seu diário durante sua viagem à Tunísia. Essa viagem representou uma virada na sua obra.

Paul Klee dizia, a respeito das cores, em suas aulas na escola de Bauhaus, entre 1921 e 1922: "A diferença entre um tom vermelho e uma cor que não contém nada de vermelho é imensa. Por isso, não me interessa o que o tom vermelho contém. A mim interessa muito mais o que o vermelho não contém."

Uma determinada cor, na opinião de Klee, não é comparável a uma voz, mas, sim, a uma espécie de acorde de três vozes. Os pais de Klee eram músicos, ele próprio era um excelente violinista e, como se não bastasse, ele era casado com uma pianista. Não é, portanto, de admirar, que em seus ensaios teóricos e nas suas aulas falasse em polifonia das cores, acordeão de cores e partitura de cores.

A descoberta da cor
Nas poucas telas que Klee pintou no início de sua carreira artística, ele usou as cores com moderação. Suas aquarelas mostram que o valor do matiz de um tom em uma escala de cores o interessava mais do que o seu efeito psicológico.

"No início, Paul Klee trabalhava principalmente com as diversos matizes, especialmente de tons avermelhados. Tons de marrom e verde eram mais difusos. Isso só mudou depois que ele próprio declarou ter descoberto as cores ", esclarece o historiador da arte Michael Baumgartner.

Entre 1913 e 1914, Klee utiliza pela primeira vez cores intensas. "As cores primárias vermelho, amarelo e azul ganham em importância, assim como as cores contrastivas complementares, e isso dentro de toda a escala de cores," declarou Klee. Ele via um novo mundo, como tons menos cinzentos.

A intensa luz do Sul
Neste aspecto, Klee foi fortemente influenciado por Robert Delaunay, cujo artigo "La Lumière" - A Luz - ele traduziu em 1913. Um ano mais tarde, Klee viaja para a Tunísia e lá, sob a intensa luz do sul, ele descobre a força emocional das cores. Esta experiência foi muito marcante para ele.

Até então, Klee tinha trabalhado sempre com desenhos e gravuras. Quando pintava, fazia aquarelas. Depois desta viagem, porém, Klee absorveu as idéias de Delaunay, ampliou-as e transformou-as na sua própria linguagem visual, com características muito específicas.

O arco-íris, a forma mais abstrata da natureza

Sob a influência de Delaunay, Klee teve a idéia de trabalhar diretamente com o espectro de cores. Segundo Klee, o arco-íris está acima de tudo o que tem cor. "O arco-íris é emprego, elaboração e combinação abstrata de cores."

Curiosamente, a nova relação de Klee com as cores fez com que ele desenvolvesse mais as suas técnicas de pintura a óleo. Suas composições tornam-se mais abstratas, as linhas, mais livres. Os títulos das telas passaram a refletir, muitas vezes, experiências e vivências pessoais.

Surgem na sua arte conceitos como dinâmica do movimento
e relação entre a energia individual e a energia cósmica.

Alguns anos mais tarde, Klee desenvolve, a partir dessa base, uma teoria de romantismo que, em vez de se orientar pelo classicismo, se orienta pela liberdade de expressão.

Artista e pesquisador
Com suas descobertas sobre as cores e seus efeitos, Paul Klee enriqueceu a arte moderna não apenas como pintor, mas também como teórico.

"Ele reinterpretou a teoria de luz e cores de Robert Delaunay, transformando-a em uma pintura poética própria. Paralelamente a isso, realizou experimentos com o objetivo de ampliar a escala de combinação de cores, por exemplo de cores complementares contrastivas e de cores quentes e frias", explica-nos Baumgartner.

No trato com as cores, o artista Klee deixava-se guiar pela intuição e pelos sentimentos. Por outro lado, estruturava o seu dia metodicamente, o que, ao mesmo tempo, favorecia os seus minuciosos estudos teóricos.

por Raffaella Rossello

Tradução de Fabiana Macchi