Un siglo de mujeres


La galería Setba de Barcelona invita a ocho artistas a hablar de género, identidad y libertad

Foto - 'Pixa't al llit' Marta Darder

La galería Setba de Barcelona, después de dedicar en septiembre un temático a los jóvenes, ahora propone una panorámica, a través de ocho artistas, al mundo de la mujer, que se interroga por la idea de género, el concepto de identidad y el anhelo de libertades.

En la muestra participan Colita, Marta Darder, Àngels Freixanet, Silvia Japkin, Roser Oduber, Montserrat Pérez Ramos,Esther Pi Gómez y Maite Travé.

Un siglo de mujeres es una exposición colectiva y multidisciplinar que se podrá visitar hasta el 30 de abril, y que combina fotografía, escultura y pintura, entre otras disciplinas. En las obras, muy diferentes entre ellas, se reflexiona sobre la maternidad, el paso del tiempo, las energías opuestas que se repelen y se necesitan a la vez, y, con metáforas de múltiples lecturas, se intenta huir de la banalización del cuerpo y la dignificación del ser humano, más allá de sus etiquetas, siempre insuficientes.

Entre las artistas que participan en la muestra, cabe destacar a Colita, célebre fotógrafa que retrató a los protagonistas de la Gauche Divine barcelonesa. Con una gran carrera a sus espaldas, con más de 40 exposiciones y 30 libros publicados, Colita ofrece una mirada, al mismo tiempo, a la marginalidad y la dignidad personal, con una serie de cuatro fotografías en blanco y negro. Sin esconder la crítica social, ni el humor, sus imágenes desprenden una mezcla de ternura y gestualidad, haciendo del retrato un documento que despierta sentimientos mucho más allá del cuadro de enfoque.

También mediante la imagen, Marta Darder, que viene del activismo cultural, nos propone un conjunto de autorretratos que acaban siendo una fotoescultura en forma de cruz con la que puede construirse una caja. Es, pues, una suerte de invitación al espectador a que acabe la obra, ya sea imaginando el cubo cerrado, o con otras formas, ampliando el horizonte creativo, sin quedarse en la mera observación pasiva.

Montserrat Pérez Ramos firma una de las piezas más sugerentes de Un siglo de mujeres, una serie de máscaras escultóricas que reflejan el problema de la incomunicación, la costumbre adquirida de no escuchar, no ver y no sentir. Una muerte, en vida, que relega a los protagonistas a la soledad en medio de la multitud, al estar rodeados y sentir la frialdad del vacío. Un anonimato que, al mismo tiempo, produce ciudadanos que no se responsabilizan de su entorno, ni de las acciones colectivas, de las que no participan ni dicen conocer.

En Un siglo de mujeres veremos, de esta manera, una reflexión sobre el olvido y la indiferencia hacia un género, pero también un interrogante mucho más amplio, que es el de todos aquellos que sienten, o han sentido, que su libertad no era definida, línea por línea, por ellos mismos. Sea por su sexo, su sexualidad, su color de piel, o por lo que se le antoje a este mundo para excluirlos de allí donde no les interesa que estemos todos, como masa crítica. Y como individuos con plenos derechos que, además, piensan y sienten.

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