La moralidad del omnívoro
El estadounidense Jonathan Safran Foer aborda en su último libro una pregunta: ¿Es ético comer carne?
Fernando Diaz De Quijano
Foto - Obra incluida en la retrospectiva De gustibus non disputandum, que el Reina Sofía dedicó al artista Antoni Miralda. Foto: Archivo
¿Es moralmente aceptable comer carne? Éste es, probablemente, uno de los debates en los que el acuerdo entre las partes parece más difícil. El escritor estadounidense de origen judío Jonathan Safran Foer aborda la cuestión en su último libro, Comer animales. El detonante: la noticia de que iba a ser padre y la preocupación por la manera más responsable de alimentar a su hijo. "La paternidad fue el empuje inmediato para emprender el viaje del que saldría este libro, pero lo cierto es que llevaba la mayor parte de mi vida haciendo esas maletas".

Con un lenguaje coloquial y un estilo exento de florituras, Safran Foer repasa la historia de la relación entre humanos y animales, transcribe testimonios de granjeros y ecologistas, relata sus visitas (algunas concertadas, otras furtivas) a explotaciones avícolas, sigue los pasos que llevaron a la hegemonía de las "granjas industriales", establece conexiones entre la salud de los animales destinados al consumo y la de la población mundial y pone sobre la mesa una ristra de datos numéricos, cuanto menos, sorprendentes ("Los norteamericanos escogen comer menos del 0,25% de los alimentos conocidos del planeta").

En Comer animales los interrogantes derrotan en número a las respuestas taxativas. Pero en todos ellos se atisba la certeza que subyace en la pluma de Safran Foer: "La elección de los alimentos viene determinada por muchos factores, pero la razón (incluso la conciencia) no suele ocupar los primeros puestos de la lista".
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