¿Es Damien Hirst el mejor exponente artístico para el Londres olímpico?


La galería de arte programará una exposición del controvertido artista británico entre el 5 de abril y el 19 de septiembre próximos.- Se enmarcará dentro de las actividades culturales alrededor del evento olímpico


Patricia Tubella, Londres
08.03.2011

El famosísimo tiburón sumergido en formol que convirtió a Damien Hirst en uno de los artistas británicos más cotizados de todos los tiempos se perfila como gran protagonista de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. La olimpiada cultural que arropará al evento deportivo incluye grandes nombres de las artes visuales como David Hockney o Lucien Freud, pero nadie como el extravagante, controvertido y en opinión de algunos sobrevalorado Hirst para arrastrar multitudes hacia la retrospectiva que se dispone a dedicarle la Tate Modern.


"El éxito de Damien Hirst le va a la contra porque sus trabajos resultan hoy demasiado conocidos y aquella novedad y capacidad de impacto han perdido intensidad", escribe hoy la crítica de arte de The Times, Rachel Campbell-Johnston, a raíz del anuncio de la exposición de la Tate entre el 5 de abril y el 9 de septiembre del próximo año. El despliegue de su producción en el museo de arte contemporáneo más visitado del planeta implica, sin embargo, todo un éxito para Hirst y todos aquellos coleccionistas que consideran la adquisición de sus obras como una inversión segura y sobre todo siempre al alza.

Entre ellos el estadounidense Steve Cohen, quien llegó a pagar 12 millones de dólares por la pieza titulada The Physical Impossibility of Death in the Mind of Someone Living o, lo que es lo mismo, la pecera con ese tiburón que se erigirá en estrella de la muestra londinense. Junto al escualo, que en un momento tuvo que ser repuesto porque el original presentaba indicios de putrefacción, la vaca y el ternero de Hirst (Mother and Child divided) prolongarán el recorrido a través del conocido animalario en formol, de sus pinturas de mariposas y todo un catálogo de obras que catapultaron la figura del artista desde representante más destacado del movimiento Young British Artists hasta fenómeno internacional de la mano del marchante y coleccionista Charles Saatchi.

Si hace dos décadas Saatchi entendió como nadie el potencial comercial de las propuestas conceptuales de Hirst, o de su colega Tracy Emin, su antiguo protegido supo exprimirlo hasta dimensiones estratosféricas. La Tate Modern inaugurará, por primera vez en el caso de una exposición artística, una sala dedicada al mundillo de las subastas, dedicada en concreto a dos jornadas de pujas en la casa Sotheby's que pasaron a los anales: aquel septiembre de 2008 Hirst se convirtió en al artista vivo más rico -sus obras se vendieron por un total de 270 millones de dólares- mientras al otro lado del Atlántico se anunciaba el colapso de la banca de inversiones Lehman Brothers, todo un augurio de las tormenta financiera que estaba por venir.

Precisamente, la crisis económica que todavía hoy dejar sentir sus estragos va a impedir que la Tate Modern, anfitriona de la retrospectiva más esperada y polémica que se anuncia en Londres, pueda exhibir en 2012 una ampliación completa de sus instalaciones, por falta de los fondos necesarios.

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