El Dalai Lama
anuncia su adiós


David Jiménez (Corresponsal en Asia)
10;03.2011
Foto - Imagen de febrero em Bombay - AP


A los dos años fue identificado como la reencarnación del XIII Dalai Lama, entronado en el palacio de Potala y convertido en el líder espiritual, religioso y político de su pueblo. Más de siete décadas después, Tenzin Gyatso ha decidido renunciar al menos a la tercera de esas responsabilidades.

"El Tíbet necesita un líder elegido libremente por el pueblo, ha llegado el momento de poner esto en práctica", declaraba en un discurso para conmemorar el aniversario de la revuelta tibetana que terminó con su exilio hace 52 años.

El Dalai Lama se retira sin ver logrados sus sueños de volver a pisar su tierra y conseguir para el Tíbet una autonomía que respete su cultura y garantice su supervivencia. El parlamento, establecido en la ciudad india de Dharamsala, aprobará en unos días las reformas constitucionales que permitirán aceptar su decisión. El siguiente paso será la elección democrática de un primer ministro que asuma sus funciones.

La renuncia del hombre conocido entre los suyos como la Reencarnación de la Compasión forma parte de un intento de modernizar un sociedad atrapada entre la represión que China ejerce en el Tíbet y el aislamiento de la conocida como Pequeña Lhasa, la comunidad en el exilio. El Premio Nobel de la Paz de 1989 lleva años pidiendo reformas que garanticen la supervivencia de una sociedad milenaria que siempre se ha negado a sacrificar sus creencias en favor de los aspectos prácticos de la política moderna.

La idea del líder tibetano es crear un Gobierno fuerte que minimice la dependencia de su figura y haga de contrapeso ante la intención del régimen chino de elegir al próximo Dalai Lama. "Si falleciera hoy, no me preocuparía demasiado, pues creo que he hecho un buen servicio y he ayudado a otros", decía en una entrevista con este corresponsal en su residencia de Dharamsala en 2003. "Pero cuando pienso en el Tíbet..., entonces creo que no debería morirme aún".

La renuncia de Tenzin Gyatso no conlleva la pérdida de su peso religioso o de su papel como representante del Tíbet, donde décadas de represión no han logrado restarle popularidad. Nacido el seis de julio de 1935 en una pequeña aldea del nordeste de la región del Himalaya, el joven monarca teocrático vio como su vida cambiaba radicalmente cuando las tropas de Mao invadieron el país en 1949. La rebelión de los tibetanos una década después provocó una dura respuesta de China y forzó el exilio del Dalai Lama en una odisea de 24 días para alcanzar la frontera con la India.

La posible pérdida de influencia política del Dalai Lama sitúa al Tíbet ante una encrucijada histórica. Su empeño en luchar contra la represión china sin violencia y su afán de compromiso, renunciando a la independencia a favor de una autonomía, han sido cuestionados por nuevas generaciones de tibetanos que exigen una actitud más militante. "Soy un firme creyente en la no violencia y el poder del pueblo y estos eventos [las revueltas en Oriente Medio] demuestran una vez más que una acción no violenta determinante puede traer cambios positivos", decía hoy el Dalai Lama al reiterar la posición que espera transmitir a su sucesor.

El Gobierno chino ha respondido a este anuncio señalando que se trata de una estratagema del Dalai lama para confundir a la Comunidad Internacional.

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