ABC ESPAÑA

Dilma Rousseff se impone con claridad pero no logra eludir la segunda vuelta

El 31 de octubre se enfrentará a José Serra en el duelo final por la presidencia del país

por Carmen de Carlos, São Paulo
04.10.2010
Foto - Dilma Rousseff, después de votar

Dilma Rousseff, la favorita de Luiz Inacio Lula da Silva, ganó ayer las elecciones presidenciales en Brasil. Escrutado el 99,92% de los sufragios, Dilma obtenía un 46,89% de los mismos por un 32,62% de su principal rival, José Serra. Para alcanzar la Presidencia en primera vuelta es necesaria la mitad más un voto.
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Su inmediato seguidor, el socialdemócrata José Serra, alcalde de Sao Paulo, cruzaba los dedos mientras transcurría el escrutinio para que se confirmara la deseada segunda vuelta, en la que espera un mayor apoyo. Tanto si se lograba una nueva cita con las urnas como si no, la tercera en liza, Marina Silva (Partido Verde), estaba satisfecha. Ella ha sido la principal causa de la pérdida de respaldo de Rousseff en la recta final de la campaña, y ayer se consagró como una alternativa a tener en cuenta para 2014.
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Aunque la ganadora indiscutible es la ex jefa de la Casa Civil, cargo equivalente a «número dos» del Ejecutivo en Brasil, Dilma perdió fuelle en las últimas semanas de la campaña en beneficio de la candidata ecologista. La verde Marina Silva, también ex ministra —de Medio Ambiente— del Gobierno de Lula da Silva, es una rebelde del oficialista PT (Partido de los Trabajadores), formación que abandonó de un portazo. Con el casi 100%, Marina Silva rondaba el 19,34% de los votos.
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Subestimada por el presidente Lula, ella ha concentrado el voto de la izquierda desencantada con la actual Administración. La retirada de confianza a Dilma Rousseff de un sector de las iglesias evangélicas, con millones de seguidores en Brasil, también se considera un factor a tener en cuenta en la cotización a la baja de última hora de Rousseff. En el mes de agosto, la candidata oficialista llegó a tener un 59% de respaldo. Los evangélicos no aceptan la despenalización del aborto y Dilma Rousseff se movió en un terreno ambiguo en esa materia. También trató de abrirse paso en el limbo de Dios al pasar de reconocer su conocido ateísmo a confesar que ahora «hace equilibrios entre creer y no creer».
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Pero esta ex guerrillera especialista en economía necesitará cuatro semanas más, a partir del 31 de octubre, para heredar el Gobierno.
En total, dos meses. Como su propio mentor, no lo habrá logrado en la primera vuelta, ya que Lula debió acudir también a la segunda.
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En la victoria de Dilma hay que reconocer el triunfo de Lula. Experto en elecciones, de las seis que se han celebrado desde que Brasil recuperó la democracia (1985) oficialmente participó en cinco. En ésta lo hizo extraoficialmente: «Aprovechó su popularidad para empujar la candidatura de Dilma», observa Fernando Abrucio, catedrático de Ciencias Políticas de la prestigiosa Fundación Getulio Vargas. Su entrega en defensa de la candidata elegida por él mismo, le llevó a hacer denodados esfuerzos por no dejarla sola: únicamente estuvo ausente en uno de cada veinte actos populares de Dilma Rousseff.
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Dilapidó su capital
El perdedor de la noche, en cualquier caso, es el socialdemócrata José Serrá (Partido de la Social Democracia Brasileña, PSDB). En su segundo intento por conquistar el Palacio de Planalto (sede del Ejecutivo) volvió a fracasar. Perdió con Lula da Silva en 2002, y ahora con Dilma Rousseff. Arrancó con buen pie la campaña, empujado por unas encuestas muy favorables, pero en tres meses de lucha por el voto dilapidó todo su capital.
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En la mega urna en la que se convirtió ayer Brasil, más de veinte mil personas aspiraban a algún cargo electoral. Ciento treinta y seis millones de votantes elegían presidente, vicepresidente, 27 gobernadores, decenas de cargos provinciales y renovaban la totalidad del Congreso de Diputados y un tercio del Senado. Del resultado en ambas Cámaras saldrá una idea aproximada sobre cómo podrá gobernar la primera presidenta de Brasil.
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