30.04.2011
El fallecimiento se produjo en su casa de Santos Lugares. Notable autor y ensayista, escribió "El túnel" y "Sobre héroes y tumbas", entre otras obras clave. Fue titular de la Conadep tras el regreso de la democracia. En 1984 había recibido el Premio Cervantes, el más importante de la literatura en castellano.


Frases

El escritor argentino Ernesto Sábato pronunció durante su vida numerosas frases que dan cuenta de sus reflexiones ante la evolución del mundo, la vejez y la globalización, entre otras temáticas. Destacamos algunas a continuación:

- «Siempre tuve miedo al futuro, porque en el futuro, entre otras cosas, está la muerte». (Diálogos con Jorge Luis Borges)

- «Ser original es en cierto modo estar poniendo de manifiesto la mediocridad de los demás».

- «Las modas son legítimas en las cosas menores, como el vestido. En el pensamiento y en el arte son abominables».

- «El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria. Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse».

- «A cada hora el poder del mundo se concentra y se globaliza. La masificación ha hecho estragos, ya es difícil encontrar originalidad en las personas y un idéntico proceso se cumple en los pueblos, es la llamada globalización».

- «¿Qué se puede hacer en ochenta años? Probablemente, empezar a darse cuenta de cómo habría que vivir y cuáles son las tres o cuatro cosas que valen la pena». (Uno y el universo)

- «Habrá siempre un hombre tal que, aunque su casa se derrumbe, estará preocupado por el Universo. Habrá siempre una mujer tal que, aunque el Universo se derrumbe, estará preocupada por su hogar». (Uno y el universo)

- «Se discute si Dalí es auténtico o farsante. Pero ¿tiene algún sentido decir que alguien se ha pasado la vida haciendo una farsa?».

- «¿Por qué no suponer, al revés, que esa continua farsa es autenticidad? Cualquier expresión es, en definitiva, un género de sinceridad». (Uno y el universo)

- «El presente engendra el pasado». (Uno y el universo)

- «El oficio -en el arte-, consiste en que no se lo advierta». (Uno y el universo)

- «¿O será uno de esos seres solitarios y a la vez temerosos que sólo resisten la soledad con la ayuda de ese gran enemigo de los fantasmas, reales o imaginarios, que es la luz?». (Sobre héroes y tumbas)

- «Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano». (Antes del fin)

«Todo hace pensar que la Tierra va en camino de transformarse en un desierto superpoblado... Este paisaje fúnebre y desafortunado es obra de esa clase de gente que se habrá reído de los pobres diablos que desde hace tantos años lo veníamos advirtiendo, aduciendo que eran fábulas típicas de escritores, de poetas fantasiosos». (Antes del fin)

«Si nos cruzamos de brazos seremos cómplices de un sistema que ha legitimado la muerte silenciosa». (Ensayo La Resistencia).
http://www.abc.es/


Toda su obra

Novelas

El túnel (1948)
Sobre héroes y tumbas (1961)
Abaddón el exterminador (1974)

Ensayos

Uno y el universo (1945, junto a Ben Molar y Julio de Caro)
Hombres y engranajes (1951)
Heterodoxia (1953)
El caso Sabato. Torturas y libertad de prensa. Carta abierta al general Aramburu (1956)
El otro rostro del peronismo (1956)
El escritor y sus fantasmas (1963)
Tango, discusión y clave (1963)
Romance de la muerte de Juan Lavalle. Cantar de Gesta (1966)
Significado de Pedro Henríquez Ureña (1967)
Aproximación a la literatura de nuestro tiempo: Robbe-Grillet, Borges, Sartre (1968)
La cultura en la encrucijada nacional (1973)
Diálogos con Jorge Luis Borges (1976)
Apologías y rechazos (1979)
Los libros y su misión en la liberación e integración de la América Latina (1979)
Entre la letra y la sangre (1988)
Antes del Fin (1998)
La Resistencia (2000)
España en los diarios de mi vejez (2004)

www.clarin.com/
Diedrich Diederichsen, entre el fan y el etnólogo


En “Psicodelia y ready-made”, el crítico alemán ahonda su análisis de la cultura pop. Aquí, sus conceptos antes de su presentación en la Feria del Libro.


POR PABLO SCHANTON

Dos días después de la muerte de Theodor W. Adorno, cinco días antes del comienzo de Woodstock. En esa fecha de agosto de 1969, Charles Manson y sus seguidores asesinaban a Sharon Tate. Recién cuando arma la constelación Adorno-Woodstock-Manson, el alemán Diedrich Diederichsen puede dar su veredicto sobre el concepto de “contracultura” y escribir un ensayo imprescindible, “Fines del verano contracultural”, en 1999. El texto forma parte del primer libro de Diederichsen en español, Personas en loop. Ensayos sobre cultura pop (Interzona, 2005). Con la frase adorniana “No existe vida auténtica en lo falso” como llave, DD demuestra que sólo se puede leer a Woodstock con Manson, no separados como opuestos, ni siquiera dialécticamente.

Si el objetivo era transgredir el establishment con todas sus consecuencias, sólo quedaba desembocar en el mal. Pero, ¿cómo puede ser que Adorno –el téorico de lo que el alemán Andreas Huyssen bautizó la “gran divisoria” entre el arte alto y la cultura pop– nos pueda ayudar a develar la verdad de la contracultura norteamericana de los 60? “Puedo usar a menudo los términos y los análisis de Adorno, pero sin compartir sus juicios de valor”, explica por mail este profesor que vive en Berlín, pero da clases de Teoría, práctica y comunicación de arte contemporáneo en la Academia de Bellas Artes de Viena. “Vivimos en tiempos diferentes, y aun así él mismo no leyó del todo bien parte de su cultura contemporánea. Pero produjo categorías de análisis tan útiles… Por ejemplo, se equivocó al estudiar el jazz, sí, pero su invención del ‘sujeto del jazz’ sigue siendo muy buena y útil”.

Justamente ahí, adonde Huyssen desactiva esa “gran divisoria” que sostenía Adorno, mediante su ensayo La política cultural del pop de 1986 (donde actúan por orden alfabético Adorno, Benjamin, Brecht, Duchamp, Lefebvre, Marcuse, Marx, Warhol y otros), es donde la ensayística de DD comienza. Se trata de un ángulo con lentes germanos que pretende revelar la ingeniería de la cultura occidental en un determinado momento, tratando de marginar o excluir la menor cantidad posible de manifestaciones en curso. “Comprender” es la clave de DD: para entender hay que incluir y abarcar. Hacer ver, ampliando el foco. Recién con la entrada de Adorno y Manson al gran fresco del agosto 69 donde Hendrix quemaba una guitarra llega la “comprensión” sobre lo que fue el proyecto contracultural de los 60. Como queda claro en su flamante segundo libro en español, Psicodelia y ready-made (que viene a presentar a la feria del Libro), lo de DD no son los “estudios culturales”.

Esos papers , que pueden “decodificar alegorías del postcolonialismo hasta en los musicales de Andrew Lloyd Webber” (al decir de Simon Reynolds), representan el permiso posmo que se da la Academia para romper un rato la gran divisoria y aplicar un Agamben a un partido de fútbol. DD no ratifica los saberes consagrados aportando ejemplos inauditos, con el fin de comprobar la eficiencia del sistema de pensamiento ( okey , Zizek es un virtuoso en esto: le basta entrar a un huevo Kinder para explicar cómo funciona la ideología hoy). En el caso de DD, reparando en dos tapas de discos legendarias –la de Free Jazz (Ornette Colemann) y la de Sticky Fingers (Rolling Stones)– concluye en que finalmente el mundo de Jackson Pollock y el de Colemann, o el de Warhol y el del rock, estaban más conectados de lo que la distribución de las artes y los mercados quisieran.

Como en la tradición de la crítica de rock donde podrían incluirse una gran parte de sus escritos (nunca esconde sus tics de fan), la tarea del ensayista diederichsiano consiste en considerar como definitivamente natural (una nueva naturaleza, si se quiere) la convivencia de Marx y Marilyn que la cubierta del Sargento Pepper fundó. Y en explotar como valor de uso, hasta el fetichismo, lo que estaba destinado a ser un valor de cambio: digamos, una tapa de disco.

El fetiche atraviesa Psicodelia y ready-made.

Bueno, porque precisamente “bajo los efectos del LSD todo mingitorio tiene la dignidad de una obra de arte.” Un ácido y, plop, todos podemos ser Duchamps: la experiencia psicodélica desfuncionaliza y sublima los objetos como puras formas, sin necesidad de que el “experimentador” sea un experto en Arte.

Psicodelia y ready -made busca perfilar el rol del artista contemporáneo dentro del capitalismo post-fordista, pero sin aceptar del todo el diagnóstico ya clásico de los sociólogos franceses Boltanski-Chiapello, el cual da por ya asimiladas las objeciones y críticas que los artistas le hicieran al sistema (laboral). “El artista, la figura pública favorita de la contemporaneidad, ejemplo para empresarios y políticos, lord del sello privado del recurso más importante de la economía, la ‘creatividad’”: con esta descripción DD postula que el artista de hoy es el modelo del libre empresario, envidiado por todos. Sin embargo, el libro termina erigiendo la esperanza de que la crítica artística pueda ser reactivada.

Ahora, si el artista trabaja en relación a las reglas del mercado, ¿de qué manera se articula la crítica desde ahí? “Haría una distinción entre el rol o la función del arte y los artistas en las sociedades occidentales, y una obra de arte específica y los efectos críticos que pueda provocar”, aclara. ¿Aprueba a los pensadores del arte actual más escépticos y extremos, como el Badiou de “Las 15 tesis sobre arte contemporáneo” o el Julian Stallabrass de “Art incorporated”? “Yo veo una enorme diferencia entre estos teóricos”, tipea. “Stallabrass provee un análisis concreto y útil de las prácticas dentro del mundo artístico orientado al mercado (que no es el único que hay: también está el mundo del arte de las Bienales regionales, igualmente problemático, pero distinto, incluso financiado más pobremente).

A este análisis lo considero de un gran valor sociológico. Badiou es otra cosa: es un fundamentalista platónico interesado en verdades absolutas, que aborrece negociaciones post-heroicas, y las políticas queer y de identidades. Los déficits –a menudo correctamente observados– del mundo del arte lo ayudan a él con un argumento de más alcance contra cualquier forma contemporánea de arte”.

Rastros de carmín (Greil Marcus), Después del rock (Simon Reynolds) y el Personas en loop de DD forman la trilogía básica de libros en español para iniciarse en la crítica cultural con pie en el rock. Pero DD es alemán y eso crea una diferencia que lo distancia del eje angloamericano de la música popular. En 2006, escribió una reseña sobre el libro sobre post-punk de Reynolds donde le criticaba el hecho de no atender a las consecuencias que tuvo el movimiento, inclusive en países como Alemania o Argentina (Sumo fue nuestra versión del post-punk).

A Diederichsen le gusta señalar aquello que sus colegas dejan de lado para edificar sus teorías. “Creo que mientras el eje yanqui-inglés del rock rigió el pop mundial los que no pertenecíamos a esos países fuimos capaces de ver mucho más precisamente que los nativos cómo funcionaba el fanatismo, el fetichismo y lo demás. Pero desde que existen movimientos como el Ghetto-Tech, y otras culturas dance que se celebran globalmente y vienen de todas partes del mundo, como el Funk carioca, eso no sucede más. Hoy todos estamos inmersos en la Música Pop. Por eso, ya es difícil ser un observador que, desde lejos, puede mantenerse al mismo tiempo como fan y como etnólogo”.

Ñ
Cover Story

Is the FBI Up to the Job 10 Years After 9/11?


By Barton Gellman


FBI Director Bob Mueller glanced at the black chronograph he wears Marine-style, the face inside his wrist. It was 7:38 a.m. Not quite time. He reviewed his inbox. Drummed a four-fingered staccato on the desk. Consulted his wrist again: 7:39.

Mueller had already slashed through the red leather briefing book that headquarters dispatched to his Georgetown home before dawn. The title embossed on the cover was simply "Director," above the words "Top Secret/Contains Codeword Material." Yellow highlights flagged the points Mueller wanted to probe.

An al-Qaeda affiliate was evading surveillance with a new covert channel of communication. Cyberintruders had breached a defense contractor's firewall. The Tucson, Ariz., shooting of Representative Gabrielle Giffords had become a grotesque recruiting tool for antigovernment extremists. Turmoil in Bahrain had left FBI agents unable to serve a fugitive warrant. Egypt's meltdown was causing trouble for a valuable counterintelligence source. One of three deputy U.S. marshals shot in West Virginia had succumbed to his wounds. Two more federal officers, from Immigration and Customs Enforcement, had been ambushed in northern Mexico, one fatally. Mexican authorities wanted access to FBI files, and Mueller had to decide how much to share.

Something more pressing was on Mueller's mind on Feb. 17, when TIME shadowed him through much of his day. The director had locked his sights on Lubbock, Texas, and Spokane, Wash., where his agents were closing in on a pair of unrelated terrorist plots. Mueller stood up abruptly at 7:40, five minutes ahead of schedule, and swept into conference room 7074. His division chiefs had learned by now, some of them the hard way, to assemble early. More analysts beamed in from the National Counterterrorism Center in suburban Virginia, linked by secure video to 61-in. plasma displays on three walls. Said Mueller: "We'll spend 15, 20 minutes going through what happened overnight."

As he nears the end of a 10-year term, Mueller, 66, is easily the longest-serving of his peers atop the national-security establishment. His anonymity in the role is almost a parlor trick. He remade the bureau in his image, pushed out the old guard and hired more than half its present cohort. Behind the scenes, he fought historic battles with the White House, twice compelling George W. Bush to change course under threat that Mueller would resign. Yet he is so careful to dodge the spotlight, so rigorously bland when caught onstage, that he could drink unrecognized at any bar in America.

It is a revelation to see Mueller in his own domain. There, he is a charismatic figure, level-voiced and seldom profane, who keeps his staff off balance with deadpan remarks that may or may not be jokes. He played ice hockey long past college, until his knees gave out, and he runs operations briefs as a contact sport. "I tend to be impatient," Mueller says. "Sometimes that's good. Sometimes that is not good. A certain degree of impatience is necessary to get decisions made and implemented and to move a group of individuals in a certain way."

Mueller inherited 56 field offices, each a distant fiefdom run by a special agent in charge. Old-school SACs (pronounced S-A-C, never sack) measured progress by arrests, kept their files to themselves and lived by the motto "Real agents don't type." They were accountable to no one but the director, and even those chains were loose.

Then came the searing failure of Sept. 11, 2001, seven days after Mueller's swearing-in. It was the worst hour in the FBI's 93-year history. "You talk about a learning curve," recalls Art Cummings, who worked alongside him. "He's barely been on the job, hasn't met many of his senior executives" and suddenly is faced with "the 'oh, crap' moments." Field offices in Phoenix and Minneapolis had important clues to the plot long before the attacks. Neither knew what the other knew, and no one put the pieces together. Critics began to say the FBI was irreparably broken, ill equipped to collect intelligence and disinclined to share it anyway. The labor force — heavily white and male, with a blue collar culture that prized physical courage over book smarts — lacked the language and technical skills to adapt. Other agencies took their lumps after 9/11, not least the CIA, but the FBI was on the chopping block when Congress began carving up government agencies.

To avoid dismemberment, Mueller made bold promises to cure what ailed the FBI from within — rebuilding it into a modern, intelligence-driven enterprise. His departure in September will mark the end of an era and another big change to an Obama team that will soon see Leon Panetta heading to the Pentagon and General David Petraeus succeeding him at the CIA.

Mueller put his money where his mouth was, doubling the agent force on national security and tripling the number of analysts. The FBI built a trip-wire system of early warnings that pre-empted some serious plots. But even a decade's reform has not changed J. Edgar Hoover's gangbusters into a 21st century counterterrorist force. The FBI lumps together in one superagency domestic law-enforcement tasks (such as fighting kidnapping, bank fraud and organized crime) with domestic intelligence roles (such as countering terror and espionage plots). But nearly every U.S. ally — the U.K., for instance, with Scotland Yard and MI5 — keeps them separate. It is far from clear that any agency can do a good job at both. "The problem with the FBI is that it has a fundamental institutional culture that does not mesh well with the needs of intelligence," says Judge Richard Posner of the Seventh Circuit Court of Appeals. Police do their work in a world of known crimes and criminals, while an intelligence service must devote years to "looking assiduously and competently for something that may not exist."

www.time.com/


Anna Bandettini
Gramsci a Turi, uno spettacolo interessante che a partire dagli ultimi giorni di vita di Antonio Gramsci in carcere, costruisce un velenoso e cupo ritratto dell’Italia. Lo spettacolo diretto da Daniele Salvo, che si potrebbe definire un allievo di Ronconi, già presentato con sucsesso al Napoli Teatro Festival, è tratto da un testo dolente di Antonio Tarantino, raccolto in un volume Ubulibri “Gramsci a Turi e alri testi”. Il testo contrappone la lucidità di un Gramsci malato ma indomito, le sue profonde riflessioni politiche, la forza delle sue idee con un’Italietta asfittica e cinica, attaccata al potere nin al bene pubblico, non tropppo diversa da quella attuale.

Lo spettacolo si chiude con la morte di Gramsci, solo e isolato, esattamente come è accaduto nella storia reale. La regia di Daniele Salvo, molto ronconiana, ambienta con pochi mezzi la misera cella dove Antonio Gramsci fu rinchiuso nel 28, il tribunale, gli uffici dei gerarchi fascisti, e dà volto a ventisei personaggi vestendo i sei attori (Michele Maccagno, Marco Bonadei, Pasquale Di Filippo, Gianluigi Fogacci,Melania Giglio, Daniele Sala, Giuliano Scarpinato) con maschere di lattice che danno ai loro caratteri un che di mostruoso e insieme beffardo. Perchè quell’Italietta odiosa e volgare che inneggia al duce mentre un uomo della statura intellettuale di Gramsci muore, allora come oggi, ha più i toni della farsa che della tragedia.

http://www.larepubblica.it/


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Martin Amis: “Envejecer es una experiencia aterradora”


El “enfant terrible” de la literatura británica es un hombre con miedo. A los 62 años, acaba de publicar en español “La viuda embarazada”, una novela sobre la revolución sexual que empezó siendo autobiográfica.


Diego Salazar


Son las seis de la tarde de un jueves lluvioso y Martin Amis atiende a la prensa en Barcelona. El “niño terrible de la literatura británica” es ahora un hombre mayor, de 62 años, al que una vida agitada ha dejado marcas visibles del paso del tiempo. Las sienes canas, unas profundas entradas, la vista cansada, la voz tenue y pausada.

El tiempo se acorta, Amis lo sabe, y la sola idea lo aterroriza. Al punto de que el paso del tiempo, la vejez y la construcción del propio pasado se han convertido casi en sus únicos temas en los últimos años. Sin ir más lejos, La viuda embarazada , su última novela nació como una autobiografía velada pero rápidamente se convirtió en un agridulce retrato generacional que narra los sinsabores de la llamada revolución sexual. A la que recuerda con una nostalgia crítica, algo desapasionada, pero que se manifiesta en el temor o, quizá, falta de comprensión que Amis siente hacia el tipo de relaciones paridas cincuenta años después por esa misma revolución, las relaciones sexuales/amorosas que mantienen los jóvenes de nuestros días. Eso y, claro, el miedo a la muerte.

El miedo de Amis, que empezará esta charla con una cerveza y terminará con una copa de chardonnay, tiene además una causa concreta. Su gran amigo, el ensayista Christopher Hitchens, se encuentra aquejado de un severo cáncer de esófago. “He perdido una hermana, una madre y un padre. Pero no he perdido todavía un mejor amigo”, dirá Amis, tragándose alguna lágrima.

Hace unos años dijo que no volvería a leer sus libros. Sin embargo, para “La viuda embarazada” volvió a “El libro de Rachel”.

Bueno, lo intenté. Estaba escribiendo acerca de un hombre de 20 años, así que quería volver a meterme en la cabeza de un hombre de 20. Pero no pude, no fui capaz de leerlo, la lectura fue demasiado angustiante.

¿Fue una cuestión de estilo? Ha pasado demasiado tiempo, ese libro tiene 40 años. Solía gustarme releer mis libros, una velada con una botella de vino y un libro mío era mi idea de pasar un rato fantástico. Sin embargo, ese placer desaparece porque al hacerte mayor no quieres revisitar el pasado, quieres mantenerte concentrado en lo que vendrá, básicamente porque el tiempo se te empieza a acabar.

¿Y piensa que la gente de su edad pasa demasiado tiempo mirando hacia atrás? No, la verdad que nunca se me ha ocurrido algo así. Pienso que pensar en el pasado es bastante agradable. Es con respecto a su propio trabajo que uno no quiere mirar atrás. En mi caso, incluso corregir las pruebas de mis libros se convierte en un suplicio, porque ya está, está hecho y quiero pasar al siguiente. El tiempo se acorta.

Al principio del libro, el narrador señala que cuando uno se hace mayor la vida se convierte en una película de terror de serie B. ¿Es el personaje el que está hablando o es usted? Soy yo, sin duda. Aunque también él de alguna forma. Si bien no es una novela escrita en primera persona y no queda del todo claro que sea él, aunque sí está narrada desde su punto de vista. Envejecer es una experiencia bastante aterradora. Yo estoy aterrado. La idea de que este es el último fragmento, el último capítulo... creo que todos aquellos que sobrepasan los 60 sienten algo, tienen dentro algo que antes, con toda certeza, no estaba ahí. Quizá porque lo que viene es inevitable.

¿Y ver a su amigo Christopher Hitchens enfermo ha contribuido a ese temor? Eso ha sido bastante horroroso. Ya ni siquiera verlo, la sola idea de que está enfermo me resulta horrorosa.

¿Porque el primer pensamiento es “podría ser yo”? Sí, claro. Y el cuerpo es bastante despiadado, tu primera reacción es “Yo no”. Pero claro, imagino que uno va asimilándolo según pasa el tiempo y los casos. He perdido una hermana, he perdido una madre y he perdido un padre. Pero no he perdido todavía un mejor amigo, un amigo de hace tanto tiempo. Como dije una vez en la televisión, nuestra relación es algo así como un matrimonio homosexual no consumado. Incluso en lo que a la atracción física respecta. Es el mismo tipo de sensación que uno tiene cuando conoce a una chica maravillosa, cuando piensas “nunca imaginé que existiera alguien así”, cuando piensas que esa persona existe sólo para ti, que tiene la respuesta exacta a todas tus necesidades. Y sabes, no muchos amantes o parejas duran 40 años.

Keith es un álter ego extraño: una especie de Martin Amis que no llegó a convertirse en Martin Amis.

Bueno, él quería ser poeta, no novelista, y terminó trabajando en publicidad y siendo realmente infeliz. Podría haber sido poeta, uno de cierto éxito incluso, si ese verano no hubiera tenido lugar. Porque todo ese torrente de emociones terminó jodiéndolo. Pero querer ser poeta es muy distinto de querer ser novelista. Y en cierto sentido se deja entrever que él es el autor del libro, en cierto sentido, o sea que aunque siguiera escribiendo no llegó a ser un poeta. Los poetas son, ya sabes, unos tipos intensos, fieros a su modo, los novelistas tienen otro tipo de talento. Auden, en un poema llamado “El Novelista”, dice que los poetas “Visten su talento como un uniforme... Pueden maravillarnos como un relámpago, o morir tan jóvenes, vivir solos durante años. Ir hacia adelante como húsares”. El de los novelistas es un oficio completamente distinto. El novelista es una especie de comediante, no un tipo impactante. Por lo que, una vez más, no creo que Keith sea justamente como yo, es un tipo un tanto pasivo, demasiado cauto y que además no cuenta con ninguna de mis ventajas como, por ejemplo, tener a un escritor reconocido como padre. Tuve que retirar por completo cualquier idea de privilegio de su vida, lo que supuso un esfuerzo por mi parte cuando empecé a reescribir el libro para convertirlo en una novela en lugar de una autobiografía encubierta, que era el plan original.

Le he leído hablar de lo difícil que resulta escribir una escena sexual, pese a lo cual escribió una en este libro. ¿Tuvo en algún momento miedo de ser nominado al Bad Sex Award? Mi mujer fue nominada hace unos años. Estoy bastante orgulloso de esa escena, la verdad. Creo que resulta inesperada, y que es bastante fiel y creíble.

¿Existe algún escritor cuyas escenas de sexo le hagan pensar “Ok, sí, esto funciona”? No, creo que no. Me parece que las mujeres son un poco mejores que los hombres en esto. Los hombres están siempre atrapados por esa necesidad de demostrar que son grandes amantes, fanfarroneando. Las mujeres conocen sus limitaciones de una manera que los hombres no. Cuando uno escribe una novela tiene una relación endiosada con aquello que está creando, puede hacer lo que quiera, y eso no casa bien con la prepotencia masculina. Esa prepotencia del creador no puede ir junta a la prepotencia del personaje, tienes que renunciar a tu poder de alguna manera y hacerte vulnerable. Creo que el sexo fallido, el fiasco sexual, es un tema perfectamente válido, pero el sexo exitoso no.

En esa línea, ¿cree que las mujeres deberían ser mejores novelistas que los hombres? Nabokov decía: “Soy exclusivamente homosexual en mi gustos literarios”.

Sartre creía que las mujeres no podían ser novelistas porque no llevaban el peso del mundo sobre sus hombros.

¿El peso del mundo? Bueno, pero eso no es verdad, sí lo llevan. Y el mejor novelista de la historia de la literatura inglesa es una mujer, George Elliot. Con Jane Austen pisándole los talones. Y las hermanas Brontë, claro. Dicho esto, debo decir que no leo tantas escritoras mujeres como hombres, leo mujeres pero no tantas. Estoy seguro de que las mujeres leen más novelistas mujeres que novelistas hombres. Me parece que uno como lector en cierto punto desea tener, desea sentir, cierta identificación con el novelista, no con los personajes. Hay un crítico que hacía la distinción entre “sinceridad real” y “sinceridad literaria”, estaba hablando de Milton y de sus elegías a los muertos, de quien dice que tenía que haber practicado en cada cadáver con el que se cruzó, porque sencillamente quería escribir una buena elegía, lo importante era el cadáver, no la persona. La diferencia está, decía, en que cuando escuchas acerca de la muerte de un amigo puedes estallar en lágrimas pero no entonar un canto. Creo que es una observación brillante. Sin embargo, creo que hay algo más de canto en la escritura de las mujeres, creo que se encuentra más cerca del corazón, que es más sincera. Hay algo más directo, menos autoconsciente. Y no tiene esa insistencia, ese persistente tonillo de macho, ese constante alarde. Las mujeres no van al bar a alardear de su vida sexual. Quizá lo hagan ahora, pero no solían hacerlo.

Usted dijo que, como en el porno, las relaciones sexuales habían sido vaciadas de sentimientos. ¿Lo cree? Creo que esa es la dirección hacia la que nos encaminamos. Todavía estaban atadas a lo sentimental en los años setenta, y ese fue quizá el primer paso tomado por la revolución sexual: hacer del sexo un asunto más recreacional, como una forma de diversión. Eso era imposible antes de la píldora, porque existía siempre esa angustia ante la posibilidad del embarazo.

¿Y no cree que es mejor haber perdido esa angustia y esa idea sacralizada del sexo? No creo que esa clase de sexo haya sido nada buena, pero tampoco creo que el sexo sin componente sentimental sea algo bueno. Es divertido. Pero, ¿y qué más? Mira, había una especie de acuerdo para la gente de mi generación, y ese acuerdo pasaba por dedicarse completamente a la promiscuidad hasta los 32 o así, y a partir de entonces te olvidabas de eso y te hacías monógamo. El fracaso, evidentemente, fue mayúsculo, y de hecho muchos se hicieron adictos a la variedad. Pero no me gustaría haberme hecho adicto a una variedad carente de sentimientos, a una variedad de compañeras de cama de las que no pudiera siquiera imaginar que me enamoraría. De verdad creo que enamorarse es cada vez más difícil, aceptar la idea de enamorarse. Porque no queremos comprometernos, no queremos salir heridos. Incluso las mujeres. Y una vez las mujeres están de acuerdo con esto, significa que de verdad algo ha cambiado. Tengo un par de hijos de veintitantos, dos hijas pequeñas y una hija mayor casada, creo que ellos estarán bien, que sabrán enamorarse, pero algunos de sus coetáneos rehúyen de ello.

¿De alguna manera se siente feliz de no tener que lidiar con ese cambio? Sí, me siento bastante aliviado. Me gusta el hecho de poder recordar cómo era antes, porque ninguno de ustedes puede, ustedes no lo han vivido.

Hace unos meses, con el historiador Philip Blom decíamos que la lucha por la igualdad de los sexos y la revolución sexual habían llegado a su fin, al menos en Europa. ¿Está de acuerdo? No lo creo. Creo que la igualdad tardará en llegar todavía un siglo. Resulta que es bastante difícil conseguir un acuerdo decente entre hombres y mujeres. Los viejos paradigmas no han terminado de desaparecer y los nuevos paradigmas resultan todavía algo confusos. Y tenemos la cuestión tecnológica, no sabemos todavía lo que significa tener un cerebro digitalizado. La gente parece no poder concentrarse, por ejemplo, no puede detenerse un momento para leer un libro.

Bueno, se puede. Quizá tome algo más de esfuerzo.

Sí, pero hay un número considerable de gente diciendo que ya no puede hacerlo. No el tipo literario, claro, sino la gente que decía leer unos doce libros al año. Esta gente se ha acostumbrado a picotear de uno y otro lado...

¿Y cree que eso es malo? ¿No es quizá sólo diferente? No, creo que es malo. Creo que la incapacidad para comprometerse en una experiencia lectora es una pérdida gigantesca. Me horrorizaría que mis hijos no fueran capaces de leer de esa forma.

¿Todas estas quejas no son excusas para esconder pereza? Creo que está ocurriendo un cambio real. Quiero decir, el cerebro alfabetizado es físicamente distinto al cerebro analfabeto. Y el cerebro educado digitalmente es diferente del cerebro alfabetizado. Ese es un cambio real.

Puede ser, pero tenemos que esperar a ver qué nos dicen los estudios acerca de ello. No existen conclusiones todavía.

Tenemos que esperar los estudios, pero el cambio no va a disminuir.

Volviendo al libro, la novela es bastante divertida, pero al final se va haciendo más triste. Así lo vieron personas de su generación, ¿usted lo ve así? Creo que es gracioso, como todos mis libros. Incluso el que transcurre en un gulag. Si bien hay cosas que no son tan graciosas, creo que en conjunto La viuda embarazada es un libro bastante gracioso. Agridulce quizá.

Normalmente, según uno va haciéndose mayor, el interés por la ficción parece decrecer y uno como lector prefiere otras lecturas, ensayo, historia. ¿Le ha pasado esto? En cierta forma. Me encanta la historia, leo muchos libros de historia. Todavía leo mucho ficción, pero no leo demasiadas novelas. En realidad, hay muy pocos novelistas a los que todavía leo, la mayoría de los que todavía me interesan son autores que ya he leído. A partir de cierta edad lo que uno hace es releer.

Bret Easton Ellis decía en una entrevista que, a diferencia de lo que le ocurría antes, ya no leía novelas para entender el mundo, para eso leía no ficción. ¿Está de acuerdo? Pienso que las novelas tienen un lugar a la hora de buscar comprender el mundo, y esa es la razón por la que uno termina leyendo no ya a sus contemporáneos sino a la generación anterior, para de esa manera enriquecer nuestro mundo. Creo que eso es lo que hacen las novelas. Como sabes, mis dos referentes principales son Bellow y Nabokov. La obra de Nabokov es enorme, mucho más que la de Bellow, y contiene por lo tanto excesos bastante más obvios. Sin embargo, Nabokov no se interesó ni por un segundo en la modernidad, en el mundo moderno, mientras que Bellow sí estaba interesado en él, su obra está mucho más relacionada con el mundo moderno, tiene esta especie de autoconciencia acerca de la cultura de masas. Pero en todo caso, no creo que eso sea lo importante en ninguno de los dos: lo importante es el disfrute artístico.

¿Espera pasar el resto de su vida en Estados Unidos? No creo. Mantendremos el piso de Londres, imagino que mis hijos pasarán mucho tiempo en Inglaterra, lo mismo que nuestros amigos.

Entiendo que el traslado está relacionado con la salud de los padres de su mujer, ¿pero es esa la principal razón o tiene ganas de dejar Inglaterra? Sí, es una cuestión de necesidad. Los padres de mi mujer están mal. Y aunque a veces parezca lo contrario, le tengo mucho cariño a la gente de Inglaterra, disfruto de esa mezcla de excentricidad y tolerancia. Por supuesto, depende del barrio y el nivel económico. Pero, vamos, es el país de Shakespeare del que estamos hablando.

¿Podría contarnos algo de su próxima novela? Está terminada. Es muy cruda, violenta, centrada en los bajos fondos y en la que un joven criminal, Lionel Asbo, gana mucho dinero en la lotería. Asbo es un acrónimo de Anti-Social Behaviour Order , que es la orden judicial que se extiende para controlar a personas violentas. Es una sátira bastante dura sobre la sociedad inglesa actual. Creo que no se lo van a tomar muy bien.
La psique kafkiana en el trazo de Robert Crumb


Crumb, el controvertido autor del cómic contracultural hizo una adaptación de la vida del escritor checo.


Según algunos, Kafka no era especialmente religioso ni apegado a las tradiciones judías. En realidad, no lo era para nada. Su padre, el intimidante Hermann Kafka, era un judío estilo Tío Tom que renegaba de su propia condición y se presentaba a sí mismo como un checo de pura estirpe. La familia iba poco y nada a la sinagoga, y aprovechaba la sonoridad “poco hebrea” del apellido Kafka para difuminar la pertenencia a su comunidad.

Pero ocultar la condición judía en la Praga de comienzos del siglo XX tampoco era cosa fácil. En la Europa Central de aquellos tiempos los judíos solían ser acusados de beberse la sangre de los niños, de especular con el hambre ajeno y todo un abanico de otras cosas, casi todas malas. El gueto de Praga, probablemente el barrio judío más referenciado de la literatura, era un agujero negro –geográfico y emocional– del que no era sencillo salirse, por más checo que uno pareciera. Y por eso, el joven Kafka convivía con la dualidad de intentar ser otro en un contexto poco propicio para ese tipo de metamorfosis.

En la tortuosidad psicológica de la obra kafkiana está presente, sin duda, esta presión identitaria impulsada por Kafka padre, un tipo de gran contextura y carácter furibundo. Y ese poderoso conflicto interior es una de las grandes líneas argumentales sobre las que transita Kafka , una biografía gráfica realizada por el mítico autor de cómics Robert Crumb y el escritor neoyorkino David Zane Mairowitz, que editó el sello español La Cúpula.

El trazo expresionista y onírico de Robert Crumb, que no por nada es considerado como uno de los grandes cronistas de la lisergia hippie de los 60, le sienta como un guante al universo kafkiano. Tras sorprender con una monumental relectura del Génesis , publicada el año pasado, Crumb se lanza ahora a unir los cabos sueltos entre la vida y la obra del escritor checo, con un estilo en el que se mezclan la investigación histórica, las interpretaciones freudianas y fragmentos de relatos de Kafka, vistos desde el lenguaje de la novela gráfica. El libro pretende ser una introducción al mundo kafkiano y por eso comienza exponiendo el contexto de la vida de un judío en la vieja Praga, donde aparecen –naturalmente– la leyenda del Golem y el relato de las constantes persecuciones que sufrían los habitantes del mítico barrio de Josefov. Allí, en el inicio, Crumb y Mairowitz ponen en juego la hipótesis central de su trabajo sobre el gran escritor checo: buena parte de los elementos opresivos que dominan su obra tienen que ver con la incapacidad de vivir con naturalidad su condición de judío y con las humillaciones a las que lo sometía su padre, que lo ninguneaba por ser un “ratón de biblioteca”, enfermizo y sin talento para los negocios.

Una vez presentado este marco conceptual, el relato de esta imponente biografía gráfica transita por los distintos momentos de la vida del escritor, intercalando referencias a la efervescente situación política de la Europa de entreguerras. Y ofrece deliciosas escenas de aquella Praga bohemia y literaria, previa al desastre nazi, en la que los cafés eran centros de debates filosóficos, estéticos y políticos, y convocaban a tertulianos de la talla de Einstein, Max Brod, Franz Werfel y el propio Kafka.

De todas maneras, los momentos más interesantes del libro llegan cuando Crumb se despega de las pretensiones historicistas y suelta su lápiz para interpretar, bajo su inconfundible estilo, algunos retazos de las obras emblemáticas de Kafka. Así, las páginas dedicadas a La metamorfosis , El proceso y, muy especialmente, “Un artista del hambre”, están impregnadas de un dramatismo que supera incluso el de los textos originales, lo que es mucho decir. Los diálogos que se establecen entre el registro afiebrado de Crumb (autor de cómics esenciales de la contracultura como Fritz el gato e ilustrador de tapas de discos de Janis Joplin y otros notables del rock psicodélico) y el universo retorcido de Kafka son sencillamente formidables, encajan con una naturalidad pasmosa, como dos mundos destinados inevitablemente a encontrarse.

Como si se tratara de una minuciosa autopsia de la psique kafkiana, el libro va revelando los diferentes “demonios” que atormentaban al autor. Robert Crumb, un venerador compulsivo de las mujeres (por llamarlo de alguna manera), decide hacer especial hincapié en la relación de Kafka con ellas y en el “terror sexual” que le producían. Así, aparece narrada de forma magistral la relación con su “primer amor” Felice Bauer, con quien Kafka mantuvo un vínculo puramente epistolar, mucho más basado en el regodeo que le producía escribir cartas de pasión sobreactuada que en el interés que la pobre Felice le despertaba. Su madre, casi invisible, sometida a la figura avasallante del padre; su hermana Ottla, paciente y protectora, la carnal Milena Jesenska, con la que vive, finalmente, un verdadero arrebato carnal, son los otros hitos que jalonan la conflictiva relación de Kafka con las mujeres. Y el hito final es Dora Diamant, la joven con la que comparte sus días finales, ya sentenciado por la enfermedad, en un Berlín en el que se deja entrever el fantasma del nazismo que, años más tarde, iba a acabar con toda la familia Kafka.

“Kafka escribe sobre el poder, la sumisión, la humillación”, dicen Crumb y Mairowitz. “Es un poder del que se escabulle transformándose en algo pequeño y se arrastra para no ser visto”. Si hay algo que este libro logra transmitir es esa sensación agobiante de sentirse atrapado por un poder superior, que asfixia y no deja vías de escape. El karma de estar atrapado en un cuerpo, un tiempo y un lugar equivocado, una pesadilla que sólo es posible conjurar con la literatura. En palabras de Kafka: “todos los días necesito escribir, al menos, una línea en mi contra”.

Ñ
EVENTI


Fiesole, tra De Chirico e Nunziant
il quadro ossessione di Hitler


Nel Palazzo Comunale, per la prima volta in Italia "L'Isola dei morti" di Böcklin, quadro-icona del romanticismo, amatissimo fino all'ossessione da Hitler. Protagonista di un nuovo percorso metafisico che tocca i grandi maestri



di LAURA LARCAN


FIESOLE - E' passata alla storia come l'opera amata fino all'ossessione da Adolf Hitler. Addirittura, in una foto del 1939, la si vede appesa al muro alle spalle del dittatore tedesco mentre è a colloquio nel suo studio con il ministro sovietico Molotov e quello tedesco Ribbentrop, durante le fasi di definizione degli accordi per il patto di non aggressione. Talmente adorata che se la portò con sé nel bunker di Berlino, dove venne poi sequestrata dai russi. E' "L'isola dei morti" del pittore svizzero di Basilea Arnold Böcklin, la cui prima versione risale al 1880 (oggi conservata al Kunstmuseum della natia Basilea), capolavoro di romanticismo sublime, nel suo essere crogiuolo di scenari misteriosi e atmosfere inquiete. Eccezionalmente, per la prima volta in Italia, andrà in mostra (l'arrivo è previsto tra due settimane circa dall'inaugurazione per motivi tecnici) nella sua Fiesole, dove visse e morì nel 1901 a settantasei anni, nell'evento "Isole del pensiero. Böcklin, De Chirico, Nunziante", dal 16 aprile al 19 giugno nella Sala del Basolato del Palazzo Comunale, sotto la cura di Giovanni Faccenda.

L'enigmatica "Isola dei Morti" è famosa per quella minuta barca dove si scorge una figura bianca in piedi al cospetto di una bara sempre bianca, si avvicina ad un possente gruppo di alte rocce a strapiombo sul mare, inondate dall'oscurità di cipressi tra cui emergono a fatica lampi di architetture classiche (secondo lo studioso Hans Holenweg, per questo luogo Böcklin si sarebbe ispirato al castello aragonese a Ischia). E sarà lei protagonista assoluta (notoriamente replicata in cinque versioni dall'artista, di cui Hitler acquistò la terza, mentre la quarta andò distrutta in un bombardamento nella Seconda guerra mondiale) accanto ad altre quattro opere di Böcklin, "Villa am Meer - Villa sul mare" (1892-93), "Flötender Pan - Pan che suona lo zufolo" (1897), "Die Kapelle - La cappella", 1898, e l'ultima, incompiuta, "Pan im Kinderreigen - Pan fra i bambini in girotondo", dipinta dal grande svizzero, poco prima di morire, nella sua Villa Bellagio.

Cuore pulsante e suggestivo di una rassegna che vuole setacciare una nuova strada metafisica, che dal portentoso svizzero, sempre ammantato di un'estetica simbolica infarcita di allegorie nell'ossessivo richiamo alla morte, tocca De Chirico, presente con cinque tele, fino ad Antonio Nunziante, con venti lavori. A ricostruire una fascinazione per "L'isola dei morti" nutrita indiscutibilmente da tanti artisti, da Edvard Munch a René Magritte, da Max Ernst a Salvador Dalí. E non solo. Basti pensare che divenne prestissimo un'opera feticcio. Lenin ne volle una copia così come d'Annunzio e Freud. Quanto sia grande il debito verso Böcklin lo testimonia De Chirico, con il suo massimo capolavoro "La passeggiata-Il tempio di Apollo a Delfi" del 1910, così come opere che risalgono a tutto il periodo romantico, tra l'inizio degli anni Quaranta e la prima metà del decennio successivo, dal "Castello di Rapallo" (1947-48), al "Cavaliere con cane" (1948), "Vita silente con marina" (1950), "I romani in Britannia" (1953).

Fino a Nunziante, che ha rincorso Böcklin fino a Villa Bellagio, estrema dimora del pittore svizzero sul crinale tra Fiesole e San Domenico dove ha fatto visita la scorsa primavera. Lo evocano opere magiche e sognanti come "Laggiù dove tutto è possibile", "Accadde un mattino", "Attesa", "Il volo di Pindaro", "L'alba vinceva l'ora mattutina...". "Questa mostra _ racconta Faccenda - nel centodecimo anniversario della morte di Böcklin, lungi dal voler costituire un confronto fra coloro che ne sono protagonisti, intende piuttosto documentare, attraverso le opere ordinate al suo interno, l'ideale convergenza intellettuale dei tre autori, in una linea di continuità, del tutto estranea a qualunque forma di discepolato, nella quale scopriremo affinità e divergenze assortite, restando, in fondo, ciascuno di loro - Bocklin, de Chirico e Nunziante - , viaggiatore isolato, in epoche diverse, nel misterioso ed intrigante universo della metafisica".
"Isole del pensiero. Böcklin, de Chirico, Nunziante", dal 16 aprile al 19 giugno 2011. Fiesole, Palazzo Comunale, Sala del Basolato.
Orario: 10 - 19 tutti i giorni.

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LIBRO

Quanti misteri sulle "Due Dame"
un libro sul capolavoro del Carpaccio



Il critico John Ruskin lo definì "il più bel quadro del mondo". Ma l'opera è anche uno dei grandi enigmi del Rinascimento. Giandomenico Romanelli ne svela i segreti

di LAURA LARCAN


Collezionisti senza scrupoli e laidi usurai, falsari ed expertise alla mercé del miglior offerente, traffici illegali e committenti di furti d'arte. Non è certo lo sfondo di un thriller di fantasia, ma lo scenario reale che ha fatto dello straordinario quadro "Due Dame" di Vittore Carpaccio, una delle opere più enigmatiche della pittura rinascimentale. Ed è con vivida meticolosità, come un'autentica e certosina indagine poliziesca, che Giandomenico Romanelli, sommo studioso di storia dell'arte con una lunga carriera alla guida dei Musei civici della sua città Venezia, ricostruisce la rocambolesca esistenza dell'opera nel suo libro "Il mistero delle Due Dame" dal 20 aprile in libreria edito da Skira. Carpaccio, di origini venete (1465 circa-1525/1526) è già di per sè un personaggio suggestivo. Nelle opere cui è legata la sua fama (soprattutto i cicli di tele per le scuole veneziane) lascia cogliere la sua attitudine alla ricchezza di invenzioni narrative e formali, con una predilezione per gli scenari esotici e favolosi, costruiti con vituosistica intensità cromatica.

E le "Due Dame" non furono certo estranee ad una seduzione di un pubblico sensibile e accorto. Romanelli parte proprio dal giudizio "romantico" che ne diede il famoso critico ottocentesco John Ruskin, attento studioso dell'arte italiana, mentore come fu della confraternita dei Preraffaelliti. Scriveva: "Il più bel quadro del mondo", per poi aggiungere nella citazione del "St. Mark's Rest" (1884), "Tutta la potenza di De Hooghe in fatto d'ombre, del Van Eyck nei particolari, di Giorgione nelle masse, di Tiziano nel colore, del Bewick e del Landseer nella rappresentazione animale, è qui riunita". Bello, ma completamente misterioso. Tutto è un enigma, ci dice Romanelli, "qual è il soggetto dipinto, chi sono le donne raffigurate, che cosa fanno, dove si trovano, perché il cane davanti a una di loro è tagliato, perché il gambo del fiore nel vaso poggiato alla balaustra è interrotto?".

Romanelli prospetta, così, un "caso" scottante apparentemente inafferrabile e irrisolvibile, ma che gradualmente svela una sua logica. La chiave di uno studioso arguto come Romanelli è chiaramente quella di passare al setaccio documenti storici, ma la sua dote da romanziere poliziesco è quella di associarli e ricomporli offrendone una lettura intrigante. Non senza una vena di elegante ironia, con cui accompagna la sequenza di scoperte. Già perché per le "Due Dame" le notizie vanno dal 1830 (la prima documentazione dell'opera si trova infatti negli inventari manoscritti delle collezioni che il "nobil homo Teodoro Correr lasciava a beneficio della città di Venezia perché venisse istituito un Museo civico") ai più "originali" contributi critici sull'enigma delle Dame del 2005 e 2008 (Simona Cohen). Svelando, addirittura, che nel 2009, dal Giappone è stato partorito un fumetto manga "ben disegnato e intelligentemente costruito in cui la vicenda viene narrata".

Due secoli quasi di intrighi che Romanelli "azzeccagarbugli" dipana. Innanzitutto fa capolino nella vita privata del Correr (le "imbarazzanti modalità" con cui da collezionista si procurava le risorse, "in un cumulo di estorsioni frodolente e di usure"). Poi vivisezione le ipotesi interpretative delle "Due Dame", scardinando alla fine i dubbi più persistenti su quella che, come Romanelli ricorda, Ludovico Zorzi ha definito "l'oziosa querelle sullo status sociale delle due figure": dame o maliarde, spose o cortigiane? Ma Romanelli non si ferma solo alla scena dipinta, ma indaga con la lente d'ingrandimento da scena del crimine anche tutta la materia della tela, svelandone tacche sul bordo e sul retro: forse in origine si trattava di un pezzo decorativo?

Assai gustosa è la ricostruzione della svolta nella indagini, "con la fortuita scoperta di un enigmatico capolavoro che un giovane brillante e sfaccendato architetto in giro per Roma 'città apertà e neorealista fa inconsapevolmente nella bottega d'un antiquario". Si tratta di Andrea Busiri Vici, e Romanelli svela nei dettagli tutta la storia di sessant'anni fa del ritrovamento della "Cacciata in valle", attribuito al Carpaccio, considerato il frammento superiore delle "Due Dame", tra sequestri, vendite clandestine all'estero, dibattiti parlamentari. Fino al suo riapparire dal 1972 al Getty Museum di Los Angeles. A parte lo scoramento per la perdita di un capolavoro italiano, "La Cacciata in valle" diventa il deus ex machina per decriptare il codice segreto: un trionfo di allegorie moraleggianti. A questo punto, non rimane che scoprire l'origine del quadro, a partire dal suo committente. E Romanelli sa giocarsi anche questa carta.

"Il mistero delle Due Dame", Skira Editore, pp. 72, € 9
NUTRICIÓN


Las 'tribus' del intestino


José Mª Ordovás,* Madrid

Que el sobrepeso y la obesidad se transmiten genéticamente es un hecho observable y demostrado científicamente y lo mismo ocurre con la contribución de los factores ambientales.

La investigación nos va poco a poco desvelando el mapa genético de la obesidad. También vamos conociendo la multitud de factores, tanto obvios (dieta, actividad física), como sutiles (sueño, educación) que nos predisponen a añadir esos kilos de más. Sin embargo, uno de estos factores recientemente descubiertos, la microbiota, resulta difícil de clasificar: ¿Es genético o es ambiental? Pero no nos empecinemos en clasificaciones y utilicemos nuestro tiempo en entender lo que supone este descubrimiento para ampliar nuestro arsenal anti-obesidad.

Justo antes de nacer somos totalmente asépticos; sin embargo, simultáneamente con nuestro primer encuentro con la luz, tenemos también otro encuentro vital con un mundo microbiano, la microbiota a la que nos referíamos anteriormente, aportado principalmente durante el parto por nuestra madre. Esta microbiota nos va a acompañar durante toda nuestra existencia y va a ser esencial para la misma.

Éste ha sido un mundo arcano y misterioso para los investigadores ya que, por sus características anaeróbicas (sólo funciona y subsiste en la ausencia de aire), no podía ser estudiado fácilmente en el laboratorio.

Sin embargo, gracias a las modernas técnicas de secuenciación genómica, por fin podemos tener un censo de los cientos de 'tribus' que lo componen y de su variabilidad en la población humana.

Colonos del intestino

Al principio, esta microbiota que sienta base y coloniza mayoritariamente nuestro intestino -pero también nuestra boca y nuestra piel- demuestra una gran inestabilidad. Sus diferentes 'tribus' pugnan por la hegemonía del territorio y al final, de forma semejante a lo que ocurre en la macrosociedad humana, dos 'tribus' (los 'Bacteroidetes' y los 'Firmicutes') acaban repartiéndose el 90% del territorio intestinal.

Haciendo de nuevo un paralelismo con la sociedad humana, durante nuestra vida ocurren 'invasiones' con resultados que son, en el mejor de los casos, temporalmente muy desagradables y en el peor de los casos pueden llegar a ser fatales (piensen, por ejemplo, en la Salmonela). Esto nos sirve como demostración de la importancia de ese mundo dentro de nuestro mundo.

Otra indicación de su relevancia fisiológica viene dada por unas cifras que suelen sorprender la primera vez que se conocen: el número de estos organismos en nuestro intestino es 10 veces mayor que el número total de células humanas, y todos sus genes son cien veces más que los de nuestro propio genoma. Todo esto ha llevado a incorporar el término 'metagenoma' para definir la combinación de los genomas bacterianos y del genoma humano que los alberga.

Sinergias con el humano

Pero, ¿por qué estos organismos están presentes y qué es lo que hacen por nosotros? Y, específicamente en este caso, ¿qué tiene que ver todo esto con la obesidad? La respuesta a las primeras preguntas es compleja, pero la tecnología actual nos está permitiendo responderla.

Obviamente, ya que estamos hablando de bacterias, su presencia juega un papel muy importante en el desarrollo de la inmunidad innata. También protegen, en la medida de lo que pueden, de las invasiones de 'tribus' patógenas externas y mantienen a raya a aquellas internas que no colaboran en el bien común (incluyendo por supuesto el nuestro).

Pero, además, esta multitud de genomas bacterianos contiene genes que complementan los de nuestro propio genoma, permitiéndonos así interaccionar con el ambiente exterior de una manera mucho más eficiente.

Para simplificar, y concentrándonos en el aspecto nutricional, estos organismos ayudan a la digestión de alimentos y transformación de nutrientes que el organismo humano no puede llevar a cabo por sí mismo, como es el caso de los hidratos de carbono complejos que se encuentran en cereales, frutas y vegetales, permitiéndonos así el extraer y asimilar nutrientes y calorías que de otra manera serían inaccesibles para nosotros.

Esto último nos lleva de manera lógica a la conexión entre la 'microbiota' y la obesidad. Un hallazgo reciente.

La relación entre la flora bacteriana intestinal y la obesidad no aparece de manera específica en la literatura científica hasta el año 2004 de la mano de Jeffrey Gordon y su grupo en San Luis (EEUU). Sus hallazgos, ahora confirmados por otros, sugieren que la distribución relativa de nuestras 'tribus' bacterianas intestinales pueden ser marcadores de obesidad. Lo que hemos aprendido es que los sujetos obesos tienen una representación mayor de 'Firmicutes' en comparación con la de 'Bacteroidetes'.

Este hallazgo estimula otras preguntas relevantes: ¿Está nuestra obesidad adulta predefinida desde el nacimiento si comenzamos con menos 'Bacteroidetes' y más 'Firmicutes' en nuestro intestino? ¿Sería posible utilizar la relación entre estas especies de bacterias como un marcador de riesgo de obesidad? Y, finalmente, ¿podríamos manipular externamente estas comunidades bacterianas de manera segura y controlada, por ejemplo con probióticos y prebióticos, para regular nuestro peso?

Curiosamente, en relación con este último punto, es algo que hemos estado practicando de una manera no intencionada, y con resultados desconocidos, con el uso y abuso de antibióticos.

Ahora sabemos que estos provocan cambios muy significativos en la distribución de nuestras tribus bacterianas, llegando en algunos casos a dar el poder a minorías poco amistosas.

Si todo esto se va confirmando, las posibilidades de influir sobre la obesidad a largo plazo son enormes. Con respecto al medio plazo, quizá pronto oigamos conversaciones como esta: "¡Claro, con unos 'Bacteriodites' como los tuyos cualquiera puede mantener la línea. Ya me gustaría verte a ti con mis 'Firmicutes'!".


* José Mª Ordovás es director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts (EEUU), profesor de Nutrición y Genética e investigador colaborador senior en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (Madrid).

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MÚSICA - Ocho años después


'Lady Soul' regresa con un nuevo disco


La reina del Soul, tras superar una grave enfermedad, volverá a subirse a los escenarios después de más de ocho años en la sombra. La vuelta al mundo de la música será con su nuevo disco 'A woman falling out of love', que saldrá a la venta el próximo día 3 de mayo.

Después de una cirugía y una recuperación que la mantuvieron alejada de los escenarios, Aretha Franklin regresa para hacerse un hueco en las listas de ventas.

Según informó el sitio Antimusic.com, el disco ha sido producido por sus dos hijos Kecalf y Eddie. Además, incluye el tema que cantó cuando el presidente Barack Obama alcanzó la presidencia de EEUU: 'My country tis if thee'. En el nuevo disco se podrán encontrar dos temas compuestos por ella, incluyendo el single 'How long I’ve waited'.

Franklin nunca realizó declaraciones sobre su cirugía de emergencia. El 1 de diciembre pasado, la revista 'Billboard' anunció que la cantante había sido operada de un cáncer de páncreas.

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FOTOGRAFÍA - Thurston Hopkins


La fiera de la Leica


Thurston Hopkins, uno de los fotoperiodistas británicos más reconocidos del siglo XX, ordena a través de una exposición en Londres su memoria de la Europa de los años cincuenta, que comprende desde escenas de la vida cotidiana en los suburbios hasta imágenes memorables de estrellas de cine.

A los 98 años, Hopkins ha seleccionado junto a su mujer, la también fotógrafa Grace Robertson, las imágenes más relevantes que tomó en torno a aquella década, el final de una época dorada para el fotoperiodismo en la que las revistas ilustradas de gran tirada mostraron por vez primera al público aspectos desconocidos de su realidad más cercana.

La mayoría de las imágenes reunidas en la Getty Images Gallery londinense, reveladas a partir de los negativos originales, fueron publicadas por la legendaria revista británica 'Picture Post'.

Publicaciones como la francesa 'Paris Match', la estadounidense 'Life', y 'Picture Post' hicieron célebre el trabajo de otros fotógrafos como Robert Capa, Bill Brandt, Erich Salomon, Margaret Bourke-White y el propio Hopkins.

A través de la lente de su cámara Leica, Hopkins capta escenas de pobreza en ciudades inglesas que se convirtieron en iconos de una época, como la del niño jugando con una pistola en la calle, con medio cuerpo metido en el agujero de un depósito de carbón, o la de la niña durmiendo tapada sólo con periódicos.

Imágenes de las tabernas donde los trabajadores se reunían al final de su jornada para beber vino conviven con instantáneas de la vida burguesa en Londres y París, jardines ornamentados para tomar el té de las cinco en la campiña inglesa y fotografías de los primeros turistas en las playas del sur del Reino Unido.

Estrellas de cine como la actriz estadounidense Joan Crawford y la sueca Ingrid Bergman posan también para el fotógrafo, que impone como condición para sus retratos la naturalidad del personaje.

El británico cuenta con la complicidad de Alfred Hitchcock ( foto )  en una de las imágenes expuestas, en la que el realizador cinematográfico, con gesto inquieto, mira a uno de los leones en el exterior del Museo Británico.

"Hopkins tenía una capacidad extraordinaria para lograr que la gente confiara en él y se dejara fotografiar. Accedía a sitios donde muy pocos podían entrar", comentó a Efe la directora de la galería, Louise Garczewska.

El fotoperiodista, que cubrió el frente italiano durante la Segunda Guerra Mundial, defendió una aproximación artística a la fotografía de reportaje, por encima de la búsqueda de la perfección técnica.

En algunas sus imágenes, el británico no pretende ir más allá de la contemplación estética de la vida cotidiana.

Es el caso del famoso retrato de un gato reposando sobre el capó de un elegante automóvil o la instantánea en la que un conductor comparte asiento con su perro lanudo.

Hopkins fue también un férreo defensor del estrecho vínculo que une el texto y las fotografías en una pieza periodística, una manera de entender la profesión que marcó la línea editorial de la revista Picture Post.

Tras el declive de las publicaciones ilustradas, vencidas por la televisión y el cine, Hopkins siguió los pasos de muchos de sus colegas y comenzó una exitosa carrera en el floreciente mundo de la publicidad a la que puso fin a finales de los sesenta.

Con 98 años, Hopkins ha elegido sus imágenes preferidas y las ha vuelto a revelar.
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Un profesor de Harvard, nuevo líder politico del exilio tibetano
Lobsang Sangay se ha impuesto con el 55% de los votos en las elecciones a primer ministro del Gobierno tibetano en el exilio. El Dalai Lama seguirá siendo el líder religioso


Jaime León, Nova Delhi

El profesor de Derecho de Harvard Lobsang Sangay ( foto ) es el hombre elegido para enfrentarse a la difícil misión de sustituir al Dalai Lama como líder político del exilio tibetano en Dharamsala, en el norte de la India. A sus 42 años, Sangay se ha impuesto con el 55% de los votos en las elecciones para primer ministro del Gobierno tibetano en el exilio celebradas el pasado 20 de marzo. Su victoria en las elecciones es, probablemente, la parte más fácil del intrincado camino que tiene por delante.

El Dalai Lama puso fin el pasado mes a una tradición teocrática de 369 años. El líder político y religioso anunció que abandonada el poder terrenal que ostentaba desde los 15 años, cuando las tropas chinas entraron en Tíbet en 1950. Exigió a su pueblo la desaparición definitiva entre política y religión ante la posibilidad de la existencia de dos Dalai Lama, uno elegido por Pekín y otro por el exilio, tras su muerte.

Hasta ahora el Dalai Lama, de 75 años, ocupaba la Jefatura de Estado del Gobierno tibetano en el exilio con amplios poderes sobre el Gobierno. La figura del primer ministro, elegido democráticamente desde 2001, era casi simbólica. Mientras el Dalai Lama continuará ejerciendo de líder religioso, Sangay recoge el testigo político.

Pekín calificado a Sangay de terrorista

Una ardua tarea. El Gobierno tibetano en el exilio no está reconocido por ningún país. Si el Dalai Lama es recibido por líderes políticos en todo el mundo, es poco probable que Sangay disfrute del mismo privilegio. Más aún en las conversaciones entre el exilio y China: el régimen de Pekín sólo reconoce como interlocutor al Dalai Lama y no al Gobierno en el exilio. Pekín ya ha calificado a Sangay de terrorista. Y la juventud tibetana se impacienta ante la falta de progreso.

Sangay nació en el asentamiento tibetano de Darjeeling, en el norte de la India. Nunca ha pisado Tíbet. Su padre se exilió a la India en 1959, el mismo año que el Dalai Lama. De origen humilde, en 1995 obtuvo una beca Fulbright para estudiar en la Escuela de Derecho de Harvard.

En su época de estudiante en la India fue presidente del Congreso de la Juventud Tibetana, quizás la organización en el exilio más radical que pide la independencia total del Tíbet y rechaza la vía intermedia propuesta por el Dalai Lama, es decir, autonomía real dentro de China. En los últimos tiempos ha moderado su discurso y ha organizado encuentros entre académicos chinos y tibetanos en Estados Unidos.

Pero el mayor reto de Sangay será mantener con vida la causa tibetana en la arena internacional mientras el Dalai Lama, el mejor representante de esta lucha, se retira de la luz pública.

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Google muestra a las prostitutas en las carreteras de Barcelona


El buscador ha abierto la caja de los truenos en un momento en el que el Gobierno autonómico quieren poner freno a esta práctica en calles y carreteras


Google maps, el buscador más usado de internet para localizar puntos concretos de cualquier rincón de España ha abierto la caja de los truenos en un momento en el que los principales mandatarios catalanes quieren poner freno a la prostitución en las carreteras de Cataluña.

Google ofrece las imágenes con la presencia de estas mujeres en numerosos puntos de las vías lo que según los vecinos tan solo demuestra la realidad de la prostitución en la comunidad. Los comentarios van todos en la misma dirección uno de ellos dice que «la realidad es la que es y hay que mostrarla» mientras que otra ciudadana comenta «la gente que viene por aquí ya conoce esto porque dura muchos años» y otra añade «a ver si con esto las quitan de una vez».

Los vecinos, aunque acostumbrados a la presencia de las prostitutas en calles y carreteras, reconocen la mala imagen que ofrecen mientras que a estas mujeres no les hace gracia convertirse en las protagonistas sin buscarlo.

Por su parte, el consejero de Interior de Cataluña, Felip Puig, señaló ayer la intención del Gobierno autonómico de homogeneizar las ordenanzas de civismo que han impulsado varios ayuntamientos catalanes sobre prostitución.

El consejero explicó que para regular la prostitución en carreteras y calles, pese a no tener suficiente soberanía para modificar el Código Penal, incidirán en otros ámbitos en que sí tienen competencias como las políticas de seguridad vial y revisar el decreto de 2002 que regula los locales donde se ejerce la prostitución.
Puig admite que no será fácil conseguir abordar esta problemática aunque, según él, "no puede ser que en las carreteras y calles se vea este espectáculo" porque no forma parte del sistema de valores ni de civismo de la sociedad catalana.

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filippomaria_battaglia

In un bel libro di qualche anno fa, Luciano Canfora raccontava l’equivoco, spesso virtuoso, che si celava dietro all’atto basilare che sta dietro la filologia, il copiare. Il pamphlet, edito da Sellerio, si intitolaIl copista come autore e, a chi lo ha letto, tornerà alla mente in tempo di tablet ed e-book.

Il perché è piuttosto semplice: la tecnologia, anche nel campo dell’editoria virtuale, sta infatti facendo nascere numerosi altri mestieri.

La dimostrazione? Il successo di Bookscan, un servizio messo in piedi l’anno scorso da un giovanotto di Tokio, Yusuke Ohki, che permette di digitalizzare un’intera biblioteca, con enormi vantaggi in termini di spazio (oltremodo prezioso nelle grandi metropoli).

Ohki è partito da un’esperienza personale diretta, riuscendo a scannerizzare e a inserire in un iPad i duemila volumi della sua biblioteca.

Il passo successivo è stato più rapido di quanto si potesse immaginare: la sua azienda, che ora fa questo di professione, ha già 120 dipendenti che lavorano a tempo pieno per digitalizzare i volumi inviati dai clienti a partire da un euro al volume (circa 100 yen nel Sol levante).

E’ in buona compagnia: solo in Giappone sono già una sessantina le ditte impegnate nell’attività. Un business bene avviato se si pensa soprattutto che – a parte i nuovi titoli – gran parte dei vecchi libri non saranno mai disponibili in e-book.

E, in fin dei conti, un modo definitivo per decretare ormai trascorsa l’era (virtuosa) del copista come autore raccontata qualche anno fa da Luciano Canfora.

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Del ordenador de la empresa al de casa, un 'salto' en cuarenta años


La ciberdelincuencia se sofistica pero cada vez hay menos impunidad


Javier Ricou

Año 1973. Un trabajador de una delegación de trabajo de Baviera logró transferir a cuentas bancarias propias y de familiares 250.000 marcos de la época. Y lo hizo a través del ordenador de su empresa. Ese funcionario alemán, que robó ese dinero de los fondos destinados al subsidio infantil, ha pasado a la historia como uno de los primeros piratas informáticos. Ramon Arnó, abogado e implusor -junto con el ingeniero de Telecomunicaciones, Jaume Guasch- de la página La Familia Digital, recuerda este caso, documentado en el libro del profesor Mir Puig. Es el ejemplo perfecto, afirmá Arnó, para constatar la evolución de la delincuencia informática en las últimas cuatro décadas. El caso de Baviera sólo podía ejecutarse desde el ordenador de la empresa, “cuando hoy en día esos fraudes, estafas, calumnias o incitaciones a delitos pueden perpetrarse sin salir de casa”, añade este abogado de Lleida.

Fue también a inicios de la década de los setenta cuando aparecieron los primeros virus informáticos. Creeper fue uno de los pioneros y atacaba a las entonces famosas IBM 360. Emitía un mensaje: “I'm a creeper... catch me if you can” (soy una enredadera, agárrenme si pueden). Para combatir esa plaga, que dañaba los ordenadores, se creó el primer programa antivirus denominado Reaper (segadora).

Hoy en día el mundo de la piratería informática es mucho más sofisticado. Los delitos por la red se multiplican y cada día aparecen nuevos virus y antivirus, creados casi al mismo tiempo. Pero ahora hay también muchas más armas para cazar a esos delincuentes que navegan por la red.

Jaume Guasch alerta de que la impunidad que años atrás proporcionaba el teclado de un ordenador “es ya historia”. Los agentes especializados en perseguir los delitos informáticos encuentran los rastros dejados, desde la propia máquina, por ese delincuente. Nunca hay que olvidar, añade este ingeniero en Telecomunicaciones de Lleida, que toda la actividad en la red “queda registrada en una dirección conocida como IP”. Es como si se dejara el DNI en el escenario de un crimen.

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Un estudio demuestra que los pájaros más "sexis" son también los más listos


Un equipo del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona y el CSIC así lo defiende

Barcelona (Efe).- De momento la investigación se ha hecho sólo con lúganos, una pequeña ave común en Europa y Asia, pero la conclusión puede que moleste algún que otro ego humano: los machos de esta especie más atractivos por su plumaje para las hembras son también los más espabilados a la hora de resolver problemas.

Este estudio, elaborado por un equipo del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona y el CSIC, comprobó que los macho lúgano más llamativos por su plumas, habitualmente elegidos por las hembras para reproducirse, son, además, los más hábiles cuando se les enfrenta a situaciones en las que deben encontrar alimento.

El lúgano (Carduelis spinus) es un pajarillo parecido al jilguero que vive en zonas boscosas, aunque también se cría en cautividad. Estudios previos habían demostrado que la franja de color amarillo en las alas de los machos era uno de los elementos utilizados por las hembras para evaluar y escoger pareja, por lo que se consideraba un ornamento de tipo sexual.

El equipo de investigadores formado por Fernando Mateo-González, Javier Quesada y Joan Carles Senar, quiso saber si además de la "belleza" había otros factores para que las hembras de esta especie se decanten por los machos con las franjas amarillas más grandes en su alas, que posiblemente fueran resultado de una selección natural.

Para ello, colocaron a varios ejemplares de lúgano frente a una cajita con alimento en su interior, bloqueada por unos palillos entrecruzados e insertados en unos agujeros de lado a lado de la parte superior de la caja, explica a Efe el científico Joan Carles Senar, jefe de investigación del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona. La única manera para que las aves pudieran acceder al alimento, una semillas de pino, era descorrer hacia un lado los palillos que bloqueaban la caja, no tirando de ellos.

El resultado fue que los lúganos más ornamentados fueron más listos a la hora de solventar este problema en la búsqueda de alimentos, que aquellos ejemplares con las franjas amarillas más cortas. "Por lo tanto, una hembra que escoge a un macho 'guapo' está escogiendo también a un macho listo", explica Senar.

Los resultados de este interesante trabajo, publicado en la revista británica Biology Letters (Royal Society of London), ha merecido incluso una reseña en el último número de la prestigiosa revista Nature como uno de los artículos científicos que vale la pena leer.

Los autores han comprobado que, además del tamaño de la franja amarilla, ni la edad, ni el tamaño ni la dominante social de las aves son factores que influyan en la resolución de estos "ejercicios".

La investigación demuestra que el uso por parte de las especies de aves de los carotenoides (unos pigmentos orgánicos que se encuentran de forma natural en plantas) para colorear sus ornamentos sexuales, no es sólo una cuestión de disponibilidad e ingestión de los mismos, sino también de la habilidad para conseguirlos.

Senar asegura que aunque el problema al que se enfrentó a los lúganos machos -la caja con los palillos entrecruzados- pueda parecer "muy artificioso", recuerda que en la naturaleza, las aves también resuelven algunos "pasatiempos" raros de este tipo.

Uno de los más conocidos es el de los carboneros de Inglaterra, unos pájaros que aprendieron a quitar la tapa de papel de plata de las botellas de leche que el repartidor dejaba cada día en la puerta de las casas, para comerse su nata.

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Don Vito. Le relazioni segrete tra Stato e mafia nel racconto di un testimone d’eccezione


Questo libro è un viaggio senza ritorno nei gironi infernali della storia italiana più recente. Racconta infatti quarant’anni di relazioni segrete, occulte e inconfessabili, tra politica e criminalità mafiosa, tra Stato e Cosa nostra.


Francesco La Licata La Stampa

Perno della narrazione è la vicenda di Vito Ciancimino, “don Vito da Corleone”, uno dei protagonisti assoluti della vita pubblica siciliana e nazionale del secondo dopoguerra, personaggio discutibile e discusso, amico personale di Bernardo Provenzano, già potentissimo assessore ai Lavori pubblici di Palermo, per una breve stagione sindaco della città, per decenni snodo cruciale di tutte le trame nascoste a cavallo tra mafia, istituzioni, affari e servizi segreti.

A squarciare il velo sui misteri di “don Vito” è oggi un testimone d’eccezione: Massimo ( foto ), il penultimo dei suoi cinque figli, quello che per anni gli è stato più vicino e lo ha accompagnato attraverso innumerevoli traversie e situazioni pericolose.

Il suo racconto – che il libro riporta per la prima volta in presa diretta, senza mediazioni, arricchito dalla riproduzione di documenti originali e fotografie – riscrive pagine fondamentali della nostra storia: il “sacco di Palermo”, la nascita di Milano 2, Calvi e lo Ior, Salvo Lima e la corrente andreottiana in Sicilia, le stragi del ’92, la “Trattativa” tra pezzi dello Stato e Cosa nostra, la cattura di Totò Riina, le protezioni godute da Provenzano, la fondazione di Forza Italia e il ruolo di Marcello Dell’Utri, la perenne e inquietante presenza dei servizi segreti in ogni passaggio importante della storia del nostro paese.

Attualmente la testimonianza di Massimo Ciancimino è vagliata con la massima attenzione da cinque Procure italiane e non è possibile anticipare sentenze. Non c’è dubbio però che i fatti e i misfatti qui raccontati arrivino dritti al “cuore marcio” del nostro Stato, accompagnandoci in una vera e propria epopea politico-criminale che per troppo tempo le ipocrisie e le compromissioni hanno mantenuto nascosta.