Miguel Herráez:

"Cortázar permanece"


El catedrático valenciano publica, en la editorial Alrevés, 'Julio Cortázar, una biografía revisada'


Albert Lladó
22/03/2011

Alguien dijo que los verdaderos clásicos son aquellos autores que copian lo que aún no está escrito. Y, además, siempre vuelven. En el caso de Julio Cortázar eso se convierte en casi literal, después de que su viuda Aurora Bernárdez, y el especialista Carles Álvarez, descubrieran un baúl lleno de textos inéditos.

Primero, de ese tesoro escondido nació Papeles inesperados. Después salió a la luz Cartas a los Jonquières, ambos editados por Alfaguara.

En Julio Cortázar, como en todos los grandes, hay mucho de mito, y más cuando hablamos de un escritor que entendía la realidad como una fantasía maravillosa, de un autor enamorado de la ciudad y sus rincones, o de un intelectual que, sin dejarse llevar por los dogmatismos más evidentes, quiso apoyar y apoyó las revoluciones de su tierra natal. Por ello, para comprender un poco mejor a este enorme "cronopio", entrevistamos al catedrático Miguel Herráez, que acaba de publicar, en la editorial Alrevés, Julio Cortázar, una biografía revisada.


Estamos ante una biografía que ya publicó bajo el nombre de El otro lado de las cosas. ¿Qué nuevos datos encontraremos de la vida de Julio Cortázar?

He incorporado algunas anécdotas, datos, que me han facilitado Aurora Bernárdez, el profesor Joaquín Marco, el escritor Félix Grande o Alejandra H. Birgin, que es la directora del pabellón argentino de la Cité Internationale Universitaire de París, en el que se hospedó Cortázar en el año 51. Como indica el título, es una revisión con todas sus implicaciones, yendo de la primera a la última página. He añadido, además, un prólogo que escribí en mi última estadía en París. Me impresiona lo que me contó Félix Grande, amigo de Cortázar. Tras la muerte de Carol Dunlop, cuando viajaba a Madrid y cenaba en casa de Grande, le pedía que pusiera también cubiertos y plato para Carol.

Una anécdota que nos gusta escuchar a los barceloneses es el recuerdo que le quedó del Parque Güell, y que usted explica en el libro.

Sí, es así. Eso, lo de las mayólicas y toda esa presencia que le quedó de Gaudí en un plano subcortical desde sus paseos de niño por el Parque Güell, se lo explicó Cortázar a Joaquín Soler Serrano en una larga entrevista. Barcelona es una ciudad moderna, nada descubro con esta afirmación. Me consta que a Cortázar le gustaba Barcelona. En cierta ocasión, en pleno franquismo, hizo escala y se le antojó lúgubre, pero no tanto la ciudad cuanto sus gobernantes. No podía ser de otro modo, dado que el franquismo era tremendamente lúgubre.

Su padre se marchó de casa cuando él tenía seis años. Eso hizo que se criara en un mundo de mujeres.

Un auténtico matriarcado compuesto por su madre, su abuela, su tía y su hermana. Eso es observable en relatos suyos, lo que significa la desaparición del padre de familia. Recordemos la rebelión del joven personaje de "El otro cielo", alguien que fuma cigarrillos rubios pese a que su padre le ha vaticinado que por eso se quedará ciego. Es curioso, en ese sentido, como parte de esas mujeres (tía, hermana y madre del escritor) se casaron con los vecinos de la casa pareja de Banfield. Cada una con cada uno de los tres hijos del militar retirado Rudecindo Pereyra Brizuela.

A los nueve años escribió su primera novela.

Él mismo lo contó. Una novela lacrimógena, repleta de lances y de gestos románticos. Por supuesto que no es más que una anécdota. De cualquier modo, los inicios de Cortázar (algo que se mantuvo a lo largo de su vida, si bien con carácter inédito desde finales de los años cuarenta) fueron poéticos. Tuvo un período de arranque "mallarmeano", aunque él sugería que se encontraba más próximo de Rimbaud. Su producción poemática se recoge en Salvo el crepúsculo. Particularmente pienso que el mejor poeta cortazariano se encuentra sumergido en el narrador cortazariano. Sabido es que Cortázar fue muy precoz en el terreno de la creación, pero no en el de la edición.

La temprana muerte, con tan sólo un año de diferencia, de tres seres muy queridos por él (sus amigos Alfredo Mariscal y "Monito", y su cuñado Sadí Pereyra) le impactaron enormemente. ¿Cómo afectó a su obra posterior?

Las muertes de sus dos amigos y de su cuñado Sadí, que era tercer amigo, le produjeron, como no podía ser de otro modo, una gran conmoción. La presencia de la muerte en la obra de Cortázar es recurrente. En algún momento confesó que el descubrimiento de la muerte siendo niño significó la mayor de las angustias. Hay cartas de Cortázar de los años 1941 y 1942 dirigidas a Mercedes Arias, profesora de inglés en San Carlos de Bolívar, en las que da cuenta de su impacto emocional por esas pérdidas.

Julio Cortázar pasó, como maestro, cinco años en Chivilcoy. Poco se conoce de aquella época.

De los períodos de San Carlos de Bolívar y de Chivilcoy sí es cierto que Cortázar, con el tiempo, los dejó caer, quedaron minimizados, pero sí existen testimonios ajenos. Del tiempo que va desde Bolívar a Mendoza, podemos citar a Emilio Fernández Cicco, Nicolás Cócaro, José María Grande, Cecilia Noriega, Jaime Correas y otros más que han realizado aproximaciones. En concreto, además, hay que decir que Cortázar desarrolló importantes participaciones en sucesos culturales, desde conferencias y lecturas poéticas o implicaciones en jurados pictóricos y literarios. El tiempo de Bolívar fue, de otro lado, para él un tiempo de lecturas formidable.

Pese a que no tenía título universitario, recibió la oferta de impartir clases en la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza. Pero allí, seguramente, comienza su recelo con el mundo académico...

Miguel Herráez
Recibió la oferta de la UNC y la aceptó. Llegó con mucha ilusión, pero poco a poco ésta se fue deshilachando. En mi libro incorporo el testimonio que me facilitó una alumna suya, Dolly Lucero Ontiveros. En realidad, cuando Cortázar sale de Chivilcoy hacia Mendoza ya le sigue una cierta crispación por mantenerse en un orden nada proclive al peronismo. Finalmente, regresará a Buenos Aires, tiempo en el que trabajó en la Cámara Argentina del Libro.

No veía con buenos ojos el populismo del peronismo...

No podía ver con buenos ojos el populismo peronista, de ninguna manera. En términos de sensibilidad política, el Cortázar de finales de los cuarenta responde al estereotipo individualista, incluso solipsista. La oratoria filofascista del peronismo, con sus soflamas, sus altavoces, sus manifestaciones y su demagogia, no cabían en su concepción del mundo.

En 1947, publica el cuento "Casa tomada" en la revista Los Anales de Buenos Aires, de la que Jorge Luis Borges era su secretario. Mucho se ha hablado de la relación entre ambos. ¿Cómo era, realmente?

Por parte de Cortázar siempre fue una relación de respeto. También de inicial agradecimiento por la aceptación de su cuento "Casa tomada" (aun con la ilustración que realizó para él la hermana de Borges, Norah), que marca el origen formal de Cortázar como escritor de relatos. Se ha dicho que Cortázar le negó el saludo a Borges en un encuentro en el Museo del Prado, pero Aurora Bernárdez me ha confirmado que no fue así. Borges, sin embargo, si ironizó en alguna ocasión (en una conferencia en la Córdoba austral) sobre la ideología comunista de Cortázar, cosa que era falsa, pues Cortázar no era comunista.

Fue en el invierno de 1950 cuando realiza su primer viaje a París. En el barco se encuentra a Edith Arón, mujer que después le serviría de inspiración para el personaje de la Maga. ¿Qué vio en ella?

La Maga es una abstracción, nadie en concreto. Si queremos, por ese deseo que tenemos los lectores de sintonizar ficción con realidad, Edith Aron sería, sí, una presencia causal desde ese encuentro con Cortázar en el barco que lo llevó a París en ese primer viaje y luego espontáneamente en alguien con quien se cruzó azarosamente en las calles parisinas. La Maga es el resultado de muchas mujeres. Si uno se acerca a la tumba de Cortázar en Montparnasse es muy posible que se tope con cartas firmadas por varias "Magas" dirigidas a Cortázar. Cuando Truman Capote publicó Breakfast at Tiffany´s muchas mujeres dijeron que eran Holly Golightly, cuando sabemos que Holly en verdad es el propio Capote.

Sin embargo, poco después se casaría con Aurora Bernárdez. Ahora, ella, junto al especialista catalán Carles Álvarez, está publicando los "papeles inesperados" que Cortázar no quiso editar en vida. ¿Qué le parece que vean la luz los textos que el autor quiso desechar?

Aurora Bernárdez es la albacea universal de la obra de Julio Cortázar, además de que fue su primera mujer (una mujer muy importante en su vida) y quien lo asistió cuando la leucemia empezó a minarlo. Si ella considera oportuno rescatar textos y darlos a la luz, me parece muy bien.

En 1963 inicia su primer viaje a Cuba. ¿Qué pensaba Cortázar de la revolución?

Cortázar no tenía un planteamiento a priori del hecho revolucionario en Cuba. Su toma de posición, todo lo que conllevó la asunción del castrismo con sus implicaciones obedece, es fruto de su contacto con los cubanos desde ese primer viaje. Partamos de la consideración de que Cuba se ha deshecho de la dictadura de Batista y que Cortázar abomina de los regímenes autoritarios, pero recordemos que aún no se ha producido la sovietización al cien por cien del régimen.

Firmó la primera carta en contra de la detención de Heberto Padilla, pero no la segunda, redactada en casa de Vargas Llosa.

No la firmó, es cierto. Debo decir que es algo que no comprendo, aunque sí entiendo. No comprendo, sabiendo quién era Cortázar y sus desvelos a partir de los años sesenta por enjuiciar el siniestro autoritarismo imperante en los países del llamado Cono Sur (los gobiernos de Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia...). Pero entiendo que él buscara dar un margen de reconsideración al régimen de Castro por ver si, desapareciendo el bloqueo estadounidense, el gobierno de la isla abogaba por el sistema democrático.

Volvamos a París. En 1963 se publica Rayuela, y el escritor argentino, muy desconocido en Europa hasta ese momento, en poco tiempo pasa a ser un referente. ¿Cómo transformó ello su carrera?

Julio Cortázar es un referente semisecreto entre los argentinos, especialmente entre los escritores argentinos, a partir de 1951, fecha en la que se publica Bestiario y año en el que se instala en París. A los seis o siete años de esa edición, el libro no le renta prácticamente nada de dinero. La labor - labor extraordinaria, de fino instinto, de gran editor - de Francisco Porrúa es encomiable, pues, pese a que el nombre de Cortázar no se traduce en beneficios para Sudamericana, decide seguir apoyándolo. Ahí hay que enmarcar la publicación de Rayuela. De cualquier modo,Rayuela no sitúa inmediatamente a Cortázar en Europa, mucho menos en España. Habrá que esperar. Cuando cristalice, primero en América Latina y luego acá, eso supondrá un cambio enorme. Se inicia lo que denomino la segunda vida de Cortázar. Se pasa del Cortázar que vive en su kibutz con Aurora y los íntimos amigos, desde Saúl Yurkievich hasta Julio Silva, al Julio Cortázar público, el Cortázar de la fotografía de Sara Facio con el cigarrillo en los labios. Además, a ese período le corresponde su gradual vinculación política, su respaldo del castrismo.

Después de una crisis matrimonial, se une a su agente, Ugné Karvelis.

Así es. Crisis matrimonial que se convirtió en posterior divorcio y en boda, tras alejarse de Karvelis, con Carol Dunlop.

En sus últimos años, Cortázar se quejaba que sus múltiples compromisos con Latinoamérica le dejaban poco tiempo para escribir.

Él se quejaba pero no por su participación en foros, encuentros, sesiones del Tribunal Bertrand Russell, que velaran acerca de la salvaguardia de los derechos humanos, sino por el tiempo libre que sólo tenía para escribir cuentos en un avión, en un hotel o en su casa de la rue Martel. Él interpretaba que una novela posee un nivel de exigencia de trabajo casi diario, aunque nunca aceptó ni siguió la rutina de escritura como mantenían y mantienen, por ejemplo, sus amigos Mario Vargas Llosa o Gabriel García Márquez. Cortázar siempre defendió la desmecanización creativa hasta la fase, esa sí, que requiere unificar, cohesionar, vertebrar el texto. Es verdad que uno de sus compromisos más absorbentes de los últimos años fue Nicaragua.

En 1977 conoce a Carol Dunlop y escriben a cuatro manos Los autonautas de la cosmopista. Pero, pese a que era mucho más joven que él, muere en 1982. ¿Cómo afectó esta pérdida al escrito argentino?

La muerte de ella a causa de una mielitis imposibilitó que llegase a ver el libro impreso. Le afectó, como es lógico, de una manera trágica. No hay más que leer el posfacio de Los autonautas de la cosmopista o la carta que Cortázar le escribe a su madre a raíz de la muerte de Carol, carta en la que le dice "Carol se me fue como un hilito de agua entre los dedos".

Dos años después, es él quien muere por culpa de una leucemia. Su tumba, en el cementerio de Montparnasse, y con una escultura de su amigo Julio Silva, se ha convertido en un centro de peregrinaje de sus lectores.

Eso ya forma parte de las mitomanías. La tumba suya, en cuyo diseño participaron sus amigos Julio Silva y Luis Tomasello, es en efecto una especie de punto de encuentro constante de lectores suyos. Lectores que le escriben en el mármol notas cariñosas, le dejan tickets de metro, billetes de avión, algún poema, florecitas, mate. Pero sobre todo le dejan mensajes de agradecimiento por su obra y por su vida.

Para acabar, ¿cree que Julio Cortázar será releído por las nuevas generaciones?

No tengo ninguna duda. Cortázar permanece. Cuando tradujeron la primera edición de este libro al ruso para la editorial Azbooka de San Peterburgo, su traductora, Alina Borisova, cada semana me mandaba por correo electrónico aquellas palabras o expresiones que le resultaban extrañas (del tipo, por ejemplo, "durazno" o "las locas de la Plaza de Mayo"). En una de las ocasiones, le pregunté si ella sabía qué significaba el término "cronopio" y me respondió que, por supuesto, lo sabía. Me dijo: "Rusia está llena de cronopios". Estoy convencido de que hay quien dice "cronopio" o dice "kafkiano" sin haber leído a Cortázar ni a Kafka, pero saben qué esconden esas palabras. Cuando un autor logra penetrar así en el tejido social, significa que nos hallamos ante un clásico.

www.lavanguardia.es/
A civilised approach to
the question of humanity



Towards the end of his life, Ryszard Kapuscinski, who always combined a journalist's curiosity with a novelist's ability to pick out the broad trends of his era, tried to answer some of the questions his life of voyages had posed. His greatest interest was in identity, specifically in the definition of the 'Other'. In 2003-04 he gave a series of lectures exploring this theme and it is appropriate that they took place in Krakow, in his native Poland, and Vienna, cities in the heart of Mitteleuropa, central locations in the great drama of hatred, creation and destruction that was European history in the 19th and 20th centuries.

In this short, simple, extraordinarily intelligent book, Kapuscinksi explores what it is to be European, to be non-European, to be colonised, to be the coloniser, to have or to impose an identity.

It is tempting to say these issues have never been so important. That would be wrong. Identity was as crucial during the Thirty Years War as it was in the 20th century and as essential to the peoples of sub-Saharan Africa 1,000 years ago as it is in 21st-century America. After sustenance and reproduction, society is the most basic of human needs. And with a group comes a definition of who is in and who is out.

Kapuscinski recognises this. Every person we 'meet along the road and across the world' is 'in a way twofold', he says. First, there is 'a person like the rest of us', who has 'his joys and sorrows, does not like to be hungry or ... cold, feels pain as suffering and good fortune as satisfying and fulfilling'. But there is the second person, 'who overlaps with the first'. He is 'a bearer of racial features and ... a culture, beliefs and conviction'. These two entities co-exist and incessantly interact. Anyone who has travelled through our supposedly 'flattened' world in recent years can confirm this. Few can deny the emotional pull of the tribe, the nation, the linguistic community, or the difference of peoples, races, languages, cuisines, traditions and histories. This has proved the great flaw in the doctrines of liberal interventionism and neoconservatism. Much of development theory clings to an economic vision of growth, underplaying the emotional. But the two beings outlined here are frequently in conflict and the second often wins.

The lectures are as erudite as they are profound. Kapuscinski relies heavily on Emmanuel Lévinas, the Jewish-French philosopher who insisted that we are defined as individuals by our attitude to the Other. But he also cites the Swiss traveller, thinker and scientist Albrecht von Haller, Goethe, the Upanishads, Montesquieu, Conrad and scores of others. He delves deeply into Polish religious and secular philosophical and literary traditions too, reminding us of his origins. Critical of Eurocentrism, Kapuscinski comments drily that 'all civilisations have a tendency towards narcissism and the stronger the civilisation the more clearly this tendency will appear'. The point is a good one - as is the sideswipe at journalists (particularly TV reporters) who have never read a book on the countries they are talking about.

The final lecture is 'On Multiculturalism'. Kapusinscki delivered it less than three years before he died in 2007. It is an astonishingly fresh and perceptive discussion of what identity means today. Sketching a rapid history of European visions of the rest of the world, Kapuscinski points out that 'the idea of equality with the Other only occurs to the human mind very late on, many thousands of years after man first left traces of his presence on Earth.' In the networked 21st century, he says, we will encounter the Other in ways and with a frequency that could never have previously been imagined. Will this result in a coming together in mutual respect or an unleashing of base prejudice? Kapuscinski, an optimist and a humanist, does not know.

Early on, he cites an adage of the Polish-born social anthropologist Bronislaw Malinowksi: 'To judge something, you have to be there.' This is a quote that should hang above the doors of every newsroom and faculty. Kapuscinski was there. As a judge he is fair, humane and sensible - and as important now as ever.

http://www.guardian.uk/
Polémica

“Kapuscinksi usaba la memoria, y la memoria es creativa”


El biógrafo cuestionó al gran periodista y abrió una polémica sobre cuánta ficción tiene el periodismo


POR HECTOR PAVON

Fue su colega en el diario polaco Gazeta Wyborcza, su discípulo, su biógrafo... ¿Traicionó a Riszard Kapuscinski (foto ) ? Artur Domoslawski publicó en 2010 la biografía de uno de los periodistas más respetados, valorados y mitificados en todos los idiomas.

El libro llega en estos días con el sugestivo título Kapuscinski non fiction . La polémica se ha aplacado, a pocos importa si Kapuscinski mintió, exageró o dijo la verdad que se esperaba que dijera. En todo caso sus trabajos hablaban de mundos desconocidos que asomaban por primera vez. Ya otros podrán construir otras verdades. Este viernes, el autor lo presenta en la Librería Eterna Cadencia junto al periodista Gabriel Pasquini.

Ha escrito un libro que generó una primera polémica porque muestra “otro” Kapuscinski....
Es otra cosa, está escrita con simpatía. Lo explico con matices, no oculto cosas polémicas, desfavorables. Pero es un libro que lo trata con justicia. Aunque hago ciertas preguntas sobre su vida política, personal, sobre la porosidad de las fronteras entre periodismo y literatura.

En cuanto a la recepción…
Artur Domoslawski
Por primera vez mucha gente se preguntó públicamente sobre el contenido de su obra, que merece una reflexión crítica. Creo que la mayor decepción fue que hubo quienes dijeron que este libro era contra Kapuscinski. Obviamente que no es así.

Hay un capítulo del libro que se titula “¿Por qué en Polonia no se critica a Kapuscinski?”. ¿Es un prócer al cual usted puso en duda?
Sí, bueno creo que cada país, tiene sus mitos, sus santos entre comillas, sus intocables. Por muchos años a Kapuscinski no se lo criticó. No se pensaba muy profundamente el contenido de la obra, se lo admiraba como a nuestro gran escritor, que se hizo famoso en el mundo, conocido en todas partes. El problema fue cuando di ejemplos del contenido político de su pensamiento y de su obra, especialmente en un país que es de derecha. Falta de crítica también significa que la obra no era bien pensada, simplemente era: “¡Ah, qué bonito escribe!”

Para describir la forma en que Kapuscinski trabaja usted usa el verbo “fabular”. ¿En polaco, también lo escribió así, con ese peso?
Yo intencionalmente uso esta palabra “fabular” y no “mentir” o “inventar”. Hay un matiz, una diferencia importante entre mentir, inventar y fabular. En primer lugar, “fabulación” es mucho más suave, más sutil. A la vez, la fabulación puede ser intencional y a veces, no. Por ejemplo, Kapuscinski usaba una fuente muy importante de su obra que es su memoria. Sabemos muy bien que la memoria también es creativa, complementa cosas que faltan, a veces lo hace intencionalmente y a veces no. Pero había también casos en los cuales él alimentaba su lengua intencionalmente, hay varias razones que trato de explicar del libro. Una razón es que venía de un país lejano cuyo idioma nadie entendía fuera de Polonia... Antes de que su obra estuviera reconocida como obra literaria o de periodismo, llega el mensaje de que era sobre todo “testigo del siglo XX”. Entonces sobre esta leyenda, yo diría que el 99 por ciento es verdadero, pero tiene también puntos ficticios. Cuando el personaje ya se hizo muy famoso en todas partes, es muy difícil corregir, desmentir ciertos elementos de la leyenda.

¿Por qué Kapuscinski se dedicó en los últimos tiempos a escribir más ensayos. ¿Quería ser reconocido por los intelectuales? ¿Se sentía inferior ante la academia?
Es posible que fuera así... El trabajo de reportero tiene sus límites y uno es la edad. Ya no tenía más fuerzas para viajar. Había peligros y riesgos de salud. Entonces debe usar otros recursos como el ensayo. El escribía cosas mucho más interesantes que muchos intelectuales. Por ejemplo, dice “¿Saben cuál fue la mayor revolución en África en el siglo XX?: el bidón de agua”. Bueno ningún Fukuyama podría llegar a esta conclusión. El vivía en África y sabía que para muchos lugares remotos en África, eso era una revolución. No tenía ningún motivo para tener complejos.

Hay una leyenda, fomentada por Kapuscinski, que dice que estuvo a punto de ser fusilado cuatro veces. ¿Cuántas fueron para usted?
Creo que pudo estar a punto de morir cuando tuvo malaria cerebral, tuberculosis. O en Angola cuando tomó el fusil y disparaba. Pero no necesariamente en las situaciones sobre las cuales hay leyendas y que él contaba. No sabemos sobre ciertas situaciones que nos contó, pero hay una en particular sobre la cual yo conseguí otro testimonio que es muy distinto a lo que él escribió.


Antecedentes
En marzo de 2010, el libro se publicó en Polonia, provocando gran revuelo dado que revelaba que Kapuscinski inventaba parte de lo que presentaba como “la realidad”. Allí, el libro fue cuestionado duramente porque Domoslawski puso en evidencia las convicciones comunistas y la colaboración con el Partido durante la Guerra Fría. Meses después se editó en España, pero la polémica ya estaba aplacada. De todos modos, a Alicja, la viuda de Kapuscinski no le gustó nada el libro y no hubo reconciliación.

Ñ
Romain Gary: el otro hombre


Roman Kacew fue el verdadero nombre de Romain Gary y de Emile Ajar, heterónimos de un mismo autor francés que tuvo una de las vidas más apasionantes de la historia.


POR ERNESTO MALLO

Ser otro. Abandonar la identidad que tenemos para asumir otra completamente diferente. Quedar libre de todas las cargas y compromisos que contrajimos a lo largo de los años. Dejar para siempre la rutina y las obligaciones para vivir la vida como se debe: una aventura. Muchos escritores adoptan seudónimos más o menos secretos. Isak Dinesen era Karen Blixen; Silvina Bullrich firmaba Sir John Woolrich los cómics que escribía para “El Tony”; Antonio Machado firmó también Juan de Mairena y Abel Martín; Bustos Domecq era la dupla Borges y Bioy Casares; el reverendo Charles Lutwidge Dogson rubricaba como Lewis Carroll... y siguen las firmas. Pero quien llevó la impostura al extremo fue Roman Kacew.

De familia judía, nació en Lituania en 1914 de Arieh, estrella del cine ruso de la época, y Mina Owczynska. A los 14 años, luego de la separación de sus padres y de peregrinar con su madre por distintas ciudades polacas, se fueron a vivir a Niza. Allí se le despertó la vocación por las letras. Mina lo aconsejó: “Un gran escritor francés no puede tener nombre ruso. Si fueses un virtuoso violinista estaría muy bien, pero para un titán de la literatura francesa no funciona”. Obediente, adoptó el seudónimo de Romain Gary que en ruso significa “arde novela”. La madre murió de cáncer en 1941, su padre y buena parte de su familia fueron asesinados en Auschwitz, hecho del que se enteró finalizada la guerra. Naturalizado francés, cumplió el servicio militar en la aviación.

Con la invasión nazi se incorporó a las Fuerzas Aéreas Libres de Francia. De los doscientos franceses que se enlistaron en la RAF para combatir a las tropas alemanas sólo sobrevivieron cinco al terminar la guerra, Gary fue uno de ellos. Una cicatriz que le cruzaba el rostro fue el recordatorio que le quedaría de por vida. Todo un héroe, por sus acciones le concedieron la Cruz de Guerra, la Legión de Honor y lo hicieron Compañero de la Liberación.

Basado en su experiencia bélica, en 1945 publicó su primera novela, Una educación europea . Su asombrosa carrera literaria lo convirtió en uno de los escritores de mayor reputación de Francia. Incansable, escribía tanto en francés como en inglés, ruso, polaco o alemán y utilizaba diversos seudónimos: Shetan Bogat, Fosco Sunibaldi y el más célebre de todos, Emile Ajar. Fue director, guionista, gaullista, vocero de Francia en la ONU y cónsul en Los Angeles (o sea embajador francés en Hollywood). Anaïs Nin lo describió así: “Frágil, con grandes ojos verdes azulados, piel bronceada de meridional y una boca aquejada de un rictus que estropeaba sus rasgos. Sin esa boca, que le daba aire de rufián, habría sido guapo”. Se dice que cuando lo conoció, Sartre le comentó con un dejo de envidia a Simone de Beauvoir que Gary era una “mina de experiencias”.

El padre del existencialismo sabía que una vida intensa forja mejores escritores que la Sorbona. Con la Las raíces del cielo , considerada la primera novela ecologista de la historia, ganó en 1956 el Goncourt, el premio literario francés más importante. A los 60, con más de treinta libros publicados, películas e innumerables premios, harto de ser el famoso, Romain Gary decidió inventar a Emile Ajar. Dijo: “Quería ser espectador de mi segunda vida. Fue como volver a nacer. Todo me fue dado de nuevo”. Para ello recurrió a un amigo quien, desde Río de Janeiro envió a Gallimard el manuscrito de Gros-Câlin , que se convirtió rápidamente en best-séller.

La segunda novela firmada por Ajar, La vida ante sí , tuvo aún mayor éxito. En 1975 se le concedió el Goncourt. Unico caso en la historia del premio que un escritor lo gana dos veces. Con el título de Madame Rosa fue llevada al cine por Moshe Mizrahi y obtuvo el Oscar de 1977 a la mejor película extranjera, con guión del propio Gary/Ajar. Ante la trascendencia de la obra, alguien debía dar la cara. Gary subió la apuesta, le pidió a su primo Paul Pavlowitch que asumiera la personalidad del autor y éste lo hizo encantado. Todo lo que se requería era presentarse ante la prensa simulando ser Ajar valiéndose para ello de guiones que escribía el propio Gary. Pero los periodistas comenzaron a acorralarlo y él nuevamente subió la apuesta. Escribió una carta firmada por Pavlowitch en la que decía estar internado en un asilo a causa de sus alucinaciones. Pero algunos críticos comenzaron a señalar a Quenau y otros a Aragón como los verdaderos Ajar, mientras denostaban a Gary acusándolo de copiar a Ajar.

Su primera mujer, la escritora Lesley Blanch, toleró su agitada vida sentimental hasta que Gary se enamoró de la espléndida Jean Seberg, la actriz, 24 años menor que él. Lesley no se la hizo fácil, el divorcio lo llevó prácticamente a la ruina. Con Jean, nacida en una familia burguesa y puritana de Iowa, tuvo su único hijo, Diego. Tan bella como inestable se enredó, entre otros, con Carlos Fuentes y Clint Eastwood, a quien Gary retó a duelo. El actor prefirió pasar, el retador era hombre de armas de verdad. Además de sus aventuras eróticas, Jean se sintió atraída por el movimiento de los Panteras Negras, quienes la explotaron sin piedad, económica y sexualmente. El abstemio Gary, que detestaba “el alcohol, los alcohólicos... y al mariscal Petain”, tuvo que soportar la dipsomanía, la adicción a las drogas y las ideas políticas de su esposa.

En agosto de 1979, la Seberg se arrojó a las vías del metro en la estación Montparnasse. Los reflejos del conductor la salvaron. Algunos días más tarde, su cuerpo atiborrado de bebida y barbitúricos fue encontrado en el asiento trasero de un Renault estacionado en la Rue Appert. Un año después, Gary se puso su pijama, colocó un toalla roja sobre la almohada y se disparó en la boca con su Smith & Wesson 38. De tal modo puso fin a una vida modelada por la guerra, el bombardeo a baja altura, la revolución, la emigración, el antisemitismo, el éxito y la derrota, el amor y el desamor.

Pavlowitch apareció en “Apostrophes”, el famoso programa literario de la televisión. Reveló que Emile Ajar era un seudónimo de Romain Gary. Gallimard publicó 1981 L’homme que l’on croyait , en el que Pavlowitch contó todo levantando una enorme polvareda en el ambiente. Ninguno de los críticos que habían despreciado a Gary y ensalzado a Ajar tuvo el valor de reconocer su mezquindad y su ceguera. Pavlowitch comentó que Gary le había dicho: “¡Bravo Paul! Emile Ajar ha puesto en su sitio a todos esos charlatanes de mierda”. La burla póstuma de Gary fue la tercera novela de Ajar, Pseudo , en la que reivindicó su identidad.

Sus novelas han despertado ahora un repetino interés y su publicación ya se anuncia en España. Es de esperar que tenga traductores a su altura y que no tarden en llegar a estas costas, para fortuna de los amantes de buenas historias.

Con un solo disparo Romain liquidó a Gary, Ajar, Bogat y Sunibaldi. Queda por saber cuál de ellos fue quien apretó el gatillo. La nota suicida finaliza: “Me divertí muchísimo".
Au revoir et merci

Ñ

E = mc²


Biografía de la más famosa ecuación del mundo


por Ricardo Bada


Foto - Albert Einstein dando una conferencia ante la American Association for the Advancement of Science 1934/ Bettmann- CORBIS


Uno de los libros que más golosamente he leído en mi vida se titula E = mc². Una biografía de la más famosa ecuación del mundo. Su autor (el del libro, no el de la ecuación) es el estadounidense David Bodanis, tan inteligente que reside en Gran Bretaña. Ya saben ustedes lo que dijo Oscar Wilde cuando le preguntaron en la aduana de Nueva York si tenía algo que declarar: "Sí" contestó, "mi talento". Con lo cual dejaba en claro que el talento, en Estados Unidos, es un producto de importación. Pero al mismo tiempo le abría las puertas a la exportación del propio, que en ese país parece que no tiene mucho campo para desarrollarse.

Sabido es que el genio de Albert Einstein formuló esa ecuación en 1905, estableciendo que la energía (E) es igual a la masa (m) multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz (c²). Menos sabido es que la primera vez que Einstein la expuso en público fue el 21 de septiembre de 1909, hace ahora cien años, en la Andräschule de Salzburgo, ante los más de mil participantes en el 81° Congreso de la Sociedad de Investigadores y Médicos alemanes. Su ponencia versaba Sobre el desarrollo de nuestras ideas acerca de la esencia y la constitución de la radiación.

Pero regresemos al libro mencionado al principio. David Bodanis nos cuenta en él la historia de la gestación de la teoría de la relatividad y de los conceptos que la componen. Desde la energía, concebida como tal por el físico inglés Michael Faraday, hasta la velocidad de la luz, medida por vez primera en 1675 por el astrónomo danés Olaus Rømer. Dicho sea de paso, la c que designa a esa velocidad viene del latín: de celeritas, celeridad en castellano.

Y al contarnos Bodanis la historia de la ecuación nos está contando al mismo tiempo la historia de la fisión nuclear y de la bomba atómica, pero también la del universo y dentro de ella la del planeta azul en el que viviremos mientras haya energía solar que lo caliente y mientras no sea tan grande el agujero de ozono que esa misma energía termine por achicharrarnos. Ni que decir tiene que este libro es mejor leerlo teniendo unos mínimos conocimientos de conceptos elementales de Física y Química, pero me atrevo a pensar que incluso sin ellos resulta apasionante.

Otto Hahn y Lise Meitner
También por las servidumbres humanas que pone al descubierto. Por ejemplo, el ninguneo histórico de tres mujeres cuyos trabajos fueron esenciales para el progreso en esta materia específica: la francesa Emilie du Châtelet (una aristócrata apasionada por la investigación científica, además de amante y compañera de trabajos de nadie menos que Voltaire), y junto a ella, lejana ya en el tiempo, dos contemporáneas: la austríaca Lise Meitner (a quien en realidad corresponden la gloria de que disfruta, y el premio Nobel que recibió, Otto Hahn) y la inglesa Cecilia Helena Payne-Gaposchkin, la primera en desentrañar el misterio de la composición química del sol.

Este libro también nos muestra al desnudo el entusiasmo nazi de científicos alemanes como Geiger (el inventor de los contadores radioactivos que llevan su nombre) y Heisenberg, quien siempre se vanaglorió de haber podido inventar la bomba atómica antes que Oppenheimer en el desierto de Nevada, pero que no lo hizo para no ponerla en manos de Hitler: una mentira que puso en circulación después de perdida la guerra, para salvar su prestigio, sin saber que los ingleses habían grabado ocultamente todas las conversaciones que mantuvo mientras estuvo internado... y que demuestran todo lo contrario.

Claro está que Heisenberg, una vez ya inventada la bomba atómica, no podía aspirar a la suerte del criminal de guerra Wernher von Braun, llevado con todos los honores a los Estados Unidos para que allí desarrollara sus proyectos balísticos: los mismos que había ensayado durante la guerra haciendo bombardear Londres con los mortíferos cohetes V1 y V2. (Para quienes no sepan alemán, esa V es la inicial de Vergeltung, que significa "venganza", y era como una réplica irónica de los nazis a la V de la victoria, gesto emblemático de Churchill... quien se lo copió, dicho sea de paso, a Leslie Howard en la versión cinematográfica de Pygmalion, la obra maestra de Bernard Shaw de donde luego saldría el musical My Fair Lady).

Para terminar, quiero contarles el origen del malentendido según el cual la teoría de la relatividad –cuya clave es la ecuación de marras– sólo se encuentra al alcance de un par de científicos bastante cualificados. Nada de eso. La teoría de la relatividad la puede entender cualquiera que tenga los mínimos conocimientos exigibles de Física, y que decida invertir un poquito de tiempo en la comprensión de sus fundamentos. ¿De dónde proviene entonces la noción de su impenetrabilidad? Es muy sencillo, y Bodanis lo cuenta donosamente en su libro.

El 6 de noviembre de 1919, la Real Sociedad Astronómica de Londres celebró una sesión extraordinaria para dar a conocer al mundo la comprobación rigurosa de que la teoría de la relatividad había sido certificada por las observaciones de unos equipos enviados a África y a Brasil. Unos equipos que se dedicaron a seguir la luz del sol en su recorrido por el sistema del astro rey, y las desviaciones en que incurría. La medición de esas desviaciones era el marchamo de veracidad que ratificaba de una vez para siempre la genial intuición de Einstein.

Pensemos que estaba recién terminada la Primera Guerra Mundial, y que eran científicos británicos quienes le daban el espaldarazo, con su gesto, a un físico alemán. O sea que, para abusar una vez más del adjetivo hasta volverlo obsoleto, esa sesión de la Real Sociedad Astronómica londinense puede calificarse de histórica, sobre todo porque venía a rectificar la concepción del mundo válida hasta entonces, la de sir Isaac Newton, un inglés que ni mandado hacer de encargo.

Por supuesto, la expectación del mundo científico, y no solo científico, era grande, de manera que el gran diario estadounidense The New York Times se sintió en la obligación de cubrir el evento. Pero resulta que sus redactores especializados en tales temas estaban todos ocupados con otras tareas, y entonces el periódico neoyorquino destacó como corresponsal, a la reunión de la Royal Astronomical Society, a uno de los miembros de su redacción en Londres, Henry Crouch, un excelente reportero... nada más que su especialidad era el golf. Sí, el golf, ese deporte inventado por topógrafos indolentes.

Como es lógico, el buen Henry Crouch no se enteró de nada, aunque –buen periodista– no se amilanó con el desafío. Y publicó unas crónicas en el New York Times después de las cuales el público lego quedó convencido de que en su maldita vida iba a entender una jota de la teoría de la relatividad. Entre otras cosas escribió que se trataba de "un libro para doce sabios. Nadie más en todo el mundo lo va a entender, dijo Einstein cuando sus arriesgados editores lo aceptaron" (son palabras textuales de Henry Crouch). Sólo que, 1°, Einstein no había escrito ningún libro; 2°, no había pues ningún editor del mismo, ni arriesgado ni pusilánime; y 3°, todos los presentes en la sesión solemne de la Real Sociedad Astronómica de Londres habían entendido de qué iba la cosa... todos ellos menos, claro está, el corresponsal del New York Times. Y así es como se escribe la Historia. ¿Se imaginan que el director de FronteraD enviase a informar sobre un congreso mundial acerca de la teoría de los colores... a un redactor daltónico? Aunque, desde luego, como diría el propio Einstein, todo, todo es relativo.

Last but not least: Este libro de David Bodanis es una de las lecturas más atrayentes que pueden proponerse a quienes aspiren a conocer cómo funciona el mundo de los científicos y cómo lo manejan los políticos para sus fines. Y ya ha sido traducido al idioma de Ramón y Cajal, Severo Ochoa, Bernardo Alberto Houssay, Luis Federico Leloir, César Milstein, Baruj Benacerraf y Mario J. Molina, los escasos siete Premios Nobel hispanoamericanos de Física, Química y Biología. No se lo pierdan.

fronterad

THE DECONSTRUCTIVE IMPULSE



WOMEN ARTISTS RECONFIGURE THE
SIGNS OF POWER, 1973-1991


above - S arah Charlesworth
"Figures" from Objects of Desire I, 1983-84
Cibachrome with lacquered wood frame
42 x 62 inches
Courtesy Susan Inglett Gallery, NYC



This survey of leading women artists examines the crucial feminist contribution to the development of deconstructivism in the 1970s and ’80s.

As the term suggests, deconstructivism involved taking apart and examining source material, generally borrowed from the mass media, to expose the ways commercial images reveal the mechanisms of power.

Women had a particularly high stake in this kind of examination and were disproportionately represented among artists who practiced it.

The exhibition includes 68 photographs, prints, paintings, videos, and installations by 22 artists and one artist’s collaborative.

The artists include:
dith BarryDara Birnbaum
Barbara Bloom
Sarah Charlesworth
The Guerrilla Girls
Lynn Hershman
Susan Hiller
Jenny Holzer
Deborah Kass
Mary Kelly
Silvia Kolbowski
Barbara Kruger
Louise Lawler
Sherrie Levine
Adrian Piper
Martha Rosler
Cindy Sherman
Laurie Simmons
Lorna Simpson
Sturtevant
Carrie Mae Weems
Hannah Wilke

The Deconstructive Impulse will be accompanied by a fully-illustrated, 176-page, hardcover book that surveys the work of the artists included and places them in cultural and historical context. Co-published by the Neuberger Museum of Art and DelMonico Books•Prestel, it features essays by the exhibition’s curators Helaine Posner and Nancy Princenthal followed by texts by art historians Tom McDonough, Griselda Pollock, and Kristine Stiles.

The exhibition is co-curated by Helaine Posner, Chief Curator and Deputy Director for Curatorial Affairs at the Neuberger Museum of Art, Purchase, New York and Nancy Princenthal, art critic and former Senior Editor at Art in America.





Above left:
Dara Birnbaum
still from Technology/Transformation: Wonder Woman, 1978-79
Video, color, sound, 5 min., 50 sec.
Courtesy Electronic Arts Intermix (EAI), New York

Above right:
Laurie Simmons
First Bathroom, Woman Standing from
"Interiors," 1978
Cibachrome print, 3 1/2 x 5 inches
Courtesy of the artist


THE DECONSTRUCTIVE IMPULSE

Neuberger Museum of Art


www.neuberger.org/
Inside Seized Drug-Smuggling Submarines


Colombian narco-traffickers use underwater crafts to sink to new depths getting their products to market


Photographs by Luca Zanetti



Silent Runner
This submarine constructed by narco-traffickers in the mangrove swamps of the Colombian Pacific coast was found by the Naval Infantry on February 12 near Timbuiqui. Made with three-centimeter-thick fiberglass, the submarine has a 346-horse power engine, space for a crew of four, a range of about 900 miles and the capacity to transport 8 tons of cocaine.



New and Improved
A Colombian soldier looks around the interior of the captured submarine. The homemade submarines represent "a quantum-leap in technology," says Jay Bergman, who heads the DEA's Andean division, about traffickers' advancement from semi-subs. "It's the difference between building a motor-scooter and building a car."


Work Horse
A basic steering wheel inside one of the semi-submersibles. Experts estimate that 70% of the cocaine leaving Colombia's Pacific coast in 2009 was packed aboard semi-subs.



Ship to Shore
The 70-footer captured in February is a fascinating hybrid of high and low technology. The boat was equipped with GPS, electronic charts and two types of radios


High Tech
The sub's periscope utilizes two cameras, one for daylight and one for night vision to monitor the sea surface while submerged




Go Slow
Transporting cocaine from the Colombian jungle to drop-off points in Central America and Mexico takes about two weeks aboard the semi-subs



Expendable
The semi-subs are also relatively cheap to build, like this one confiscated in a 2006 raid, and are often scuttled after drug deliveries.



Expendable
The semi-subs are also relatively cheap to build, like this one confiscated in a 2006 raid, and are often scuttled after drug deliveries.


Trophies
Semi-submergible vessels seized in raids are lined up at the Bahia Malaga Naval Base.

http://www.time.com/



ESPAÑA

33 años después de que lo compusiera para Pink Floyd


El Muro de Roger Waters deja impresionadas a
13.000 personas en Madrid

Francisco Chacón, Madrid
25/03/2011
Foto - El músico y compositor británico, Roger Waters, durante su actuación. | Diego Sinova


Suenan trompetas militares. Misiles de luz. 'El Muro' se alza de nuevo, 33 años después de que Roger Waters lo compusiera para Pink Floyd. Y esta noche el músico británico abrió sus cuatro conciertos en España con un macroespectáculo que impresiona por su grandilocuencia desorbitada.

Ladrillos blancos con rostros de víctimas de distintas guerras. Clamor contra los excesos del capitalismo en clave de ópera-rock, la más estremecedora de la Historia.

'In the flesh' y 'The thin ice' dan paso al 'leit motiv' de la arrebatadora velada, 'Another brick in the Wall'. Más de 13.000 personas en el abarrotado Pabellón de los Deportes de la Comunidad de Madrid, que vuelve a llenarse también este sábado, igual que sucederá el martes y el miércoles en el Palau Sant Jordi de Barcelona.

Ya que es imposible una reunificación de Pink Floyd, se encarga Roger Waters de mantener viva la llama antibelicista. Un 'show' que cobra vigencia política al hilo de la intervención internacional en Libia.
www.elmundo.es/




ARGENTINA


Música libre por los que hicieron algo


Aristimuño, Flopa y Grinjot son apenas tres de los nombres listados en “Por algo será”, un disco colectivo homenaje a los 30 mil desaparecidos que se descarga gratis de la web

Foto - Organismos de derechos humanos marchan por el 35° aniversario del golpe militar de 1976.(Lucia Merle)
“Por algo será. Música por los derechos humanos” se llama el disco que un seleccionado de artistas representativos de la escena independiente acaba de grabar en coincidencia con el 35 aniversario del golpe de estado del 76. Esa frase, vinculada a una sociedad silenciada y cómplice de la tortura viene siendo resignificada en un cálido “claro que por algo fue”, estandarte de Madres, Abuelas y distintos organismos de Derechos Humanos.

Producido por el Instituto Espacio para la Memoria (IEM), curado por el Área de Música del Centro Cultural de la Cooperación y el Club del Disco, Por algo será “pretende ser un humilde aporte al trabajo de recuperación llevado a cabo en los Ex Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio de la Ciudad de Buenos Aires y un sentido acto de memoria por los 30 mil detenidos desaparecidos durante el terrorismo de estado… entendiendo siempre a la música y al arte como agentes políticos activos en la construcción de la memoria”.

A la consigna se sumaron los músicos Lisandro Aristimuño, Pablo Grinjot, Darío Jalfin, Páramo, Pata Kramer (Uruguay), Gastón Nakazato, Julieta Rimoldi y Cecilia Zabala, entre otros. Con recital en vivo, “Por algo será”, el disco, se presenta el domingo 27 a las 17 en la plazoleta 30 mil compañeros, frente al ex Centro de exterminio Club Atlético (Paseo Colón y Cochabamba). Además, puede bajarse gratis de Internet en www.arrobamusic.com/poralgosera (Clave: musicaddhh)

Participan del CD (por orden alfabético):
Lisandro Aristimuño, Pablo Dacal, Gabo Ferro, Flopa, Gepe (Chile), Pablo Grinjot, Seba Ibarra (Chaco), Dario Jalfin, Juanito el cantor, Pata Kramer (Uruguay), Tomi Lebrero, Lucio Mantel, Gastón Nakazato (Misiones), Páramo (Viedma, Río Negro), Juan Ravioli, Julieta Rimoldi, Andrés Ruiz, Valle de Muñecas y Cecilia Zabala.

Ñ
Rihanna: 'Me gusta que me azoten y me aten'


· La cantante confiesa que es masoquista y sumisa en el dormitorio

· Asegura en 'Rolling Stone' que fue testigo de malos tratos en su infancia



La cantante Rihanna protagoniza la portada del próximo número de la edición estadounidense de la revista 'Rolling Stone', con unas declaraciones que prometen sembrar la polémica. Y es que la solista de Barbados afirma, entre otras cosas: "Me gusta que me azoten y me aten".

Tales afirmaciones, de por sí controvertidas, se tornan especialmente inoportunas, ya que Chris Brown, el ex marido de Rihanna, fue condenado por maltratar a la joven en 2009.

"Me gusta que me azoten. Y es divertido que me aten. Pero prefiero que sea espontáneo. A veces, usar látigos y cadenas es demasiado planeado... Tienes que parar e ir a buscar el látigo al último cajón de la planta de abajo. Prefiero que ellos usen sus manos", explica la cantante en la entrevista.

Además, añade que, aunque le gusta "llevar las riendas de su vida", le divierte ser sumisa en el dormitorio. "Allí dentro puedo ser una pequeña dama y tener a un macho que se responsabilice de la situación. Eso es sexy. En mi vida normal trabajo mucho y tomo un montón de decisiones ejecutivas diarias, así que en la intimidad prefiero sentirme como la chica de alguien", relata.

Rihanna justifica esas preferencias aludiendo a su infancia, compartida con un padre drogodependiente y alcohólico. "Creo que soy un poco masoquista. No es algo de lo que esté orgullosa, y no me di cuenta hasta hace poco. Creo que es común en la gente que fue testigo de maltratos en su infancia", explica.

http://www.elmundo.es/
Philip Roth: LLega  "Némesis”, una dura novela con
la polio como metáfora


El 1° de abril llega a la Argentina su último libro, en el que retoma el tema del destino.


El primer caso de polio de aquel verano se produjo a comienzos de junio, poco después del Día de los Caídos, en un barrio italiano pobre que estaba en el otro extremo de la población donde nosotros vivíamos. En el ángulo sudoeste de la ciudad, en el barrio judío de Weequahic, apenas nos enteramos, como tampoco oímos hablar de la siguiente serie de casos desperdigados por casi todos los barrios de Newark excepto el nuestro.

Hubo que esperar a la festividad del Cuatro de Julio, cuando ya se habían registrado cuarenta casos en la ciudad, para que en la primera plana del periódico vespertino apareciera una noticia titulada “Las autoridades sanitarias alertan a los padres sobre la polio”, donde se citaba al doctor William Kittell, inspector del Consejo de Sanidad, quien había prevenido a los padres para que observaran detenidamente a sus hijos y, en caso de que un niño mostrara síntomas como dolor de cabeza, garganta irritada, náuseas, rigidez de cuello, dolor en las articulaciones o fiebre se pusieran en contacto con el médico.

Aunque el doctor Kittell reconocía que cuarenta casos de polio eran más del doble de los que solían producirse al comienzo de la temporada, quería dejar claro que aquella ciudad de 429.000 habitantes en modo alguno sufría lo que podría considerarse una epidemia de poliomielitis.

Aquel verano, como todos, había motivos de preocupación, y era necesario adoptar las medidas higiénicas apropiadas, pero aún no había razones para que cundiera la alarma que, veintiocho años atrás, habían mostrado los padres durante el brote más largo de la enfermedad jamás producido: la epidemia de polio de 1916 en el nordeste de Estados Unidos, cuando se habían dado más de 27.000 casos y 6.000 fallecimientos. En Newark había habido 1.360 casos y 363 muertes.

Ahora bien, incluso en un año en que el número de casos era el habitual, cuando los riesgos de contraerla eran mucho menores que en 1916, la polio, una enfermedad paralizante que dejaba al niño permanentemente impedido y deforme o incapaz de respirar fuera de un recipiente metálico cilíndrico –un respirador artificial llamado “pulmón de acero”–, o que podía conducir desde la parálisis de los músculos respiratorios hasta la muerte, causaba a los padres de nuestro barrio una considerable aprensión y alteraba la tranquilidad de los niños que gozaban de vacaciones veraniegas y podían pasarse el día, hasta bien entrado el largo crepúsculo, jugando al aire libre.

La preocupación por las funestas consecuencias de enfermar gravemente de polio se acrecentaba al no existir ningún medicamento que tratara la enfermedad, y ninguna vacuna que proporcionara inmunidad. La polio, o parálisis infantil –como la llamaban cuando se creía que la enfermedad infectaba sobre todo a niños de corta edad–, podía atacar a cualquiera y sininguna razón aparente. Aunque quienes la padecían eran generalmente niños o adolescentes hasta los dieciséis años, también los adultos podían resultar gravemente infectados, como le había ocurrido al entonces presidente de Estados Unidos.

Franklin Delano Roosevelt, la víctima más famosa de la polio, contrajo la enfermedad cuando era un vigoroso hombre de treinta y nueve años; a partir de entonces tuvieron que sostenerle para que pudiera caminar y, aun así, debía llevar unas pesadas abrazaderas de acero y cuero desde las caderas hasta los pies sin las que no hubiera podido mantenerse erguido. La institución benéfica que Roosevelt fundó cuando estaba en la Casa Blanca, la March of Dimes, obtenía dinero para la investigación y la ayuda económica a las familias de los afectados, pues, aunque era posible una recuperación parcial o incluso total, con frecuencia esto solo ocurría al cabo de meses o años de costosa terapia y de rehabilitación en el hospital.

Durante la recogida anual de fondos, los jóvenes norteamericanos donaban sus monedas de diez centavos a la escuela para ayudar a la lucha contra la enfermedad e introducían el dinero en las huchas que pasaban los acomodadores en los cines, y tanto en las paredes de tiendas y oficinas como en los pasillos de las escuelas del país entero aparecieron carteles con las frases «¡También tú puedes ayudar!» y «¡Ayuda a combatir la polio!» bajo imágenes de niños en silla de ruedas, una guapa chiquilla con abrazaderas en las piernas que se chupaba el pulgar o un niño acicalado con abrazaderas en las piernas, que sonreía heroicamente lleno de esperanza … Aquellos carteles hacían que la posibilidad de contraer la enfermedad les pareciera incluso más terriblemente real a unos niños por lo demás sanos.

Los veranos eran húmedos en Newark, una ciudad que se halla al nivel del mar, y como estaba parcialmente rodeada de extensas marismas –un gran foco de malaria, que en aquel entonces también era una enfermedad incontenible–, había nubes de mosquitos que era preciso liquidar con el matamoscas o con la palma de la mano cada vez que, por la noche, colocábamos sillas de playa en los callejones y en los senderos de acceso a las viviendas y nos sentábamos para ponernos a salvo del tórrido calor (...).

Qué se dijo
J.M. Coetzee, en The New York Times: El autor utiliza una epidemia como metáfora de la condición mortal del ser humano y de la debilidad de sus instituciones. “Es una novela construida con astucia y suspenso, cuyo inesperado giro final encierra una consigna moral: sigan a la mayoría. No es el Roth que conocemos, ni en poder expresivo ni en la agudeza intelectual”.

Ñ
Cuestionar la representación de las
mujeres en el arte


Un impulso artístico que dio marco a cuestiones feministas


POR SUSAN HODARA - The New York Times
25.03.2011
Foto - DECONSTRUCTIVE IMPULSE - Pone de relieve el papel que desempeñaron las mujeres arrojando luz sobre los mensajes de los medios.

Cerca de la entrada a "The Deconstructive Impulse" (El impulso deconstructivo) en el Museo de Arte Neuberger de Nueva York, se encuentra la fotografía en blanco y negro "Seduction" de Lynn Hershman del año 1988. En ésta, una mujer posa frente a la cámara recostada en una cama. Lleva puesto un vestido negro corto y zapatos de tacos altos, pero en el lugar de la cabeza, hay un aparato de televisión que encuadra sus ojos enormes cerrados y cargados de rimmel. La fotografía es una de 68 obras de 22 artistas estadounidenses que sostienen la premisa de la muestra, enunciada con audacia en su subtítulo: "Mujeres artistas reconfiguran los signos del poder, 1973-1991".


El deconstructivismo en el arte busca desmontar y re-contextualizar materiales de los medios convencionales para poner al descubierto mensajes potencialmente nocivos. Hasta ahora, la interpretación establecida era que los hombres dirigían el deconstructivismo. Al organizar "El impulso deconstructivo", las curadoras, Helaine Posner y Nancy Princenthal, tuvieron la intención de poner las cosas en su lugar.

"Es la primera muestra que hace una reseña de los aportes de las mujeres al deconstructivismo", dijo Posner, curadora principal del Neuberger, quien describe la muestra como "una exposición revisionista" sobre la base de 25 años de perspectiva.

Temas relacionados con la autoría y la autenticidad, los peligros del estereotipo, y el racismo, el clasicismo y el sexismo en los medios son abordados en grabados, afiches, pinturas, fotos, videos e instalaciones. La muestra, que ocupa tres grandes espacios de sala, está organizada en seis secciones ­"Experiencia femenina", "Mascarada", "Apropiación", "Medios masivos", "Moda" y "Crítica de las Instituciones Culturales"­ que ilustran diferentes abordajes del deconstructivismo.

"No sólo nos dimos cuenta de que las mujeres estaban a la vanguardia de este movimiento sino que también muchos de los temas abordados habían surgido del feminismo", dijo Princenthal, que anteriormente fue jefa de edición de Art in America.

En "Experiencia femenina", seis fotos de la serie "Early Color Interiors" de Laurie Simmons, de 1978 y 1979, presentan montajes elaborados de casas de muñecas donde la muñeca ama de casa suburbana lleva a cabo rituales cotidianos.

En "Semiotics of the Kitchen", un video de seis minutos realizado en 1975, Martha Rosler muestra el uso de utensilios de cocina conocidos con un tipo de humor particularmente agresivo. En la sección "Apropiación", los trabajos de Sherrie Levine, usan la fotografía y la pintura para copiar obras de artistas masculinos destacados como Stuart Davis, Kasimir Malevich y Walker Evans. Otras artistas utilizan la apropiación para criticar las industrias de la información y el entretenimiento. En su video "Technology/Transformation: Wonder Woman", realizado en 1979, Dara Birnbaum reorganizó clips de series de televisión para dirigir la atención de los espectadores hacia la descripción sesgada de su superhéroe vestido con un atuendo mínimo. En "Verbs", Sarah Charlesworth reprodujo una primera plana de The New York Times de 1978, pero extrajo todo excepto sus verbos e imágenes. "Al hacer cambios selectivos, dijo Posner, está hablando de cómo podrían los diarios manipular nuestra comprensión de la información". "Estas artistas fueron muy visionarias", dijo Posner.


"Hablamos de la saturación de los medios en los años 80, pero los medios ahora han invadido nuestras vidas de una manera absolutamente generalizada".

Probablemente el comentario más categórico en la muestra se refiera al arte propiamente dicho ­en tres afiches de Guerrilla Girls, un colectivo de artistas feministas formado en 1985. En uno de éstos, "Do Women Have to be Naked to Get into the Met.

Museum?" (¿Las mujeres tienen que estar desnudas para entrar en el Metropolitan?), un desnudo recostado en una pose clásica sostiene con fuerza un plumero y lleva una máscara de gorila. El texto en el afiche responde a la pregunta del título: "Menos de 3% de los artistas en las secciones de Arte Moderno son mujeres, pero 83% de los desnudos son femeninos". "Las generaciones más jóvenes de artistas mujeres han sido beneficiarias de todo el trabajo realizado previamente", dijo Posner. "El feminismo abrió muchas posibilidades para ellas, de modo que quizá su conciencia de ser mujeres no necesite ser tan central como lo fue varias décadas atrás. El feminismo de verdad cambió al mundo".

Ñ